EL ENFOQUE HIGIENISTA DE FINES DEL SIGLO XIX
Las pestes que hicieron historia en la patria chica
El coronavirus primero y luego el dengue han generado las últimas crisis sanitarias. Pero vale recordar que Gualeguaychú sufrió en el pasado terribles epidemias, circunstancias que obligaron a realizar intervenciones urbanas.
La coyuntura marcada en el pasado reciente por la Covid-19 y la última emergencia sanitaria asociada al dengue, más allá de sus características propias, no son una excepcionalidad local.
Se inscriben en realidad como episodios colectivos en el marco de una historia epidemiológica doméstica. Y esto porque nuestros antepasados también vivieron el mismo miedo a la muerte ante la aparición de distintas pestes, enfrentando con entereza y solidaridad cada emergencia sanitaria.
Se pueden trazar algunas analogías entre estos eventos, más allá de su temporalidad. Como el hecho de lo inesperado de la situación -la peste no se anuncia- y el miedo y el estrés subsecuentes ante el mal desconocido.
Se repiten en algunos casos las aprensiones ante las medidas dispuestas por las autoridades para enfrentar la emergencia –como el miedo de las personas a vacunarse– al tiempo que afloran gestos individuales y colectivos cargados de altruismo para vencer el peligro.
Pero cada evento es único, tiene particularidades específicas. Y si se trata de comparaciones históricas, tienen lugar en sociedades y contextos mentales y científicos muy diversos, aspectos que marcan diferencias cualitativas
La Covid-19 es una enfermedad de la sociedad globalizada del siglo XXI, que ha venido recibiendo una respuesta igualmente global de una comunidad científica consolidada y de Estados organizados.
Nada parecido entonces al contexto de precariedad material y de aislamiento en medio del cual los pobladores locales –ellos mismos dotados de esquemas mentales premodernos–, debieron hacer frente, allá por el 1800, a un brote de viruela, la primera epidemia de que se tenga registro aquí.
Es interesante observar cómo las enfermedades infecciosas hicieron que la sociedad nativa, en tránsito a la modernidad, en la segunda mitad del siglo XIX, adoptara una política urbana que se inspiró en el higienismo de la Ilustración, importada desde Europa.
Eso hace constar la historiadora local Elisa María Fernández, en el capítulo “Hacia la urbanización del paisaje”, que integra el libro “Historia de San José de Gualeguaychú. Desde sus orígenes hasta 1883”.
Allí relata cómo las autoridades de Gualeguaychú, junto con integrantes de la sociedad civil, debieron hacer múltiples intervenciones urbanísticas –como la relocalización del cementerio y la disposición de códigos y ordenanzas específicas– frente a las crisis epidemiológicas.
Fue un momento en que la crisis sanitaria orientó el quehacer urbanístico con una fuerte intervención ligada a los avances científicos de la época sobre la propagación de enfermedades en el espacio urbano.
Al introducirse a la modernidad, Gualeguaychú fue incorporando un modelo de higiene que, según explicó Elisa Fernández a Ahora ElDía, impactó en diferentes esferas de la vida individual y social.
“En el Hospital Centenario –inaugurado en 1913– la importancia de la asepsia como defensa de las enfermedades infecciosas; en el mundo hogareño, la limpieza y ventilación de las viviendas; en los ambientes de trabajo y en la calle, los cuidados por los riesgos de contacto. En el aspecto individual, los rituales del aseo personal. En la esfera estatal, la instalación de cloacas y agua corriente, produjeron un cambio significativo”, destacó la entrevistada.
El terrible cólera
La más impactante de las epidemias fue la del cólera en los meses de verano de 1868, que ocasionó centenares de muertos y que se experimentó colectivamente como una verdadera maldición apocalíptica.
“Tal como lo ocurrido en Buenos Aires, la ciudad de Gualeguaychú –que contaba con una población urbana de 9.553 habitantes en 1869–, y varias poblaciones del litoral argentino y uruguayo, se vieron afectadas por la epidemia de cólera morbus un año antes”, refiere Fernández.
La historiadora recuerda que por entonces los médicos desconocían las causas reales de la propagación de esta enfermedad, originada a orillas del Ganges (India), desde donde se expandió por todo el mundo a principios del siglo XIX, llegando a América a mediados del mismo.
Según los testimonios de la época, en Gualeguaychú fueron tantos los muertos que para los enterramientos debieron improvisarse fosas comunes y zanjeos en los campos y suburbios.
Para enfrentar la emergencia, asociada a las deficiencias sanitarias de la ciudad, se creó una comisión de notables, llamada “Salud y Socorro”, pero al mismo tiempo los vecinos apelaron a la Virgen del Rosario para que los liberara del mal.
Por entonces dominaba la “teoría miasmática”, que entendía que el aire podría encontrarse envenenado de sustancias atmosféricas invisibles (miasmas), producidas por la putrefacción de materia orgánica o emanaciones de los cuerpos.
Por esta razón, en el cementerio los cadáveres se cubrían con cal al ser sepultados. A causa de la epidemia del cólera se decidió el traslado hacia el norte del cementerio, que estaba ubicado en el lugar conocido como La Loma, al noreste de la ciudad, en donde se ubica en la actualidad el Hospital Centenario.
“Los cuidados con el agua servida o ‘agua sucia y usada’ fueron más exigentes a partir de ese momento”, afirmó Fernández para quien el cólera marcó un hito en la conciencia de los vecinos sobre la importancia de la salud pública.
Otras crisis sanitarias
Gualeguaychú fue golpeada luego por una epidemia de viruela, una enfermedad que ya había producido estragos durante la época colonial.
El médico municipal Abelardo Rueda informó que desde el 11 de febrero de 1885 hasta octubre del mismo año se habían producido en la ciudad 390 casos de viruela, habiendo fallecido 103 personas.
Este médico salía en coche por las chacras para vacunar a los reacios, gente que no se trasladaba al centro de vacunación instalado en la ciudad.
Los higienistas insistían en los factores ambientales, señalando que el típico rancho de época, el agua, la basura, el aire, los saladeros, entre otros, integraban un abanico de elementos urbanos portadores de amenazas infecciosas.
En 1891, en tanto, aflora la fiebre tifoidea o tifus, una enfermedad que asoló a Gualeguaychú por varios años, también motivada por el agua contaminada y la falta de higiene en la manipulación de los alimentos.
Las calles de la ciudad se cerraban con cuerdas para impedir el paso frente a los domicilios donde había algún enfermo atacado de la fiebre, para así evitar el contagio. En tanto a los pacientes se los sometía a una dieta absoluta y baños fríos.
Fue en esa epidemia en la que el joven Dr. Miguel Clavarino se convirtió en un héroe comunitario al dar su vida intentando aliviar el dolor a sus pacientes.
Más acá en el tiempo
En el siglo XX, una de las epidemias que más preocupó a Gualeguaychú, y que dejó varios muertos y discapacitados, fue la poliomielitis, una enfermedad infecciosa viral muy contagiosa, que ataca al sistema nervioso central.
Desde hace décadas, gracias a la vacuna específica, esta enfermedad se erradicó de la ciudad y del país. Lo mismo sucedió con las otras pestes asociadas al agua contaminada, en virtud de obras de infraestructura sanitaria (agua potable y cloacas) que se fueron haciendo. Al respecto, la planta de Obras Sanitarias fue inaugurada en 1926.
No obstante, el cólera regresó a la ciudad 129 años después, en el verano de 1992, cuando hubo que suspender el Carnaval por precaución. Emergencia que esta vez sólo causó daños al turismo veraniego.
Pero fue en 2009 que la comunidad local tuvo que enfrentar una situación endémica similar al coronavirus (2019-2020) con ocasión del brote de Gripe A. Gualeguaychú tuvo en aquel momento alrededor de 12.000 casos y 8 fallecimientos (entre los acontecidos en efectores privados y el hospital público).
En tanto, desde 2019 cada verano la ciudad viene siendo afectada por el dengue, una infección transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti y que recrudeció en las últimas semanas convirtiéndose en una aguda epidemia.