A FAVOR DEL MEDIO AMBIENTE
Vinos orgánicos: El poder de la naturaleza
Productos de una agricultura respetuosa del medio ambiente, de procesos que dan continuidad al equilibrio natural y de prácticas culturales que garantizan su calidad, los vinos orgánicos comienzan a encontrar su espacio dentro del abanico de posibilidades que tienen los consumidores en la actualidad a la hora de elegir un tinto, un blanco o un espumante nacional.
Ante la sola mención de la palabra “orgánico” seguida de “vino” surge entre los consumidores habituales un sinfín de dudas y, a la vez, un creciente interés por saber qué es, cómo se produce, si tiene o no diferencias con uno tradicional y un largo etcétera.
Para despejar estas inquietudes sobre qué es en realidad un vino orgánico, lo primero que hay que saber es que todo el proceso (desde el viñedo hasta la elaboración) está basado en un sistema de producción sustentable en el tiempo. Esto significa que se aplica un conjunto de técnicas respetuosas con el medio ambiente que, a través del uso racional de los recursos naturales y sin el empleo de sustancias provenientes de la industria química u otras que puedan provocar efectos tóxicos, mantenga o incremente la diversidad biológica y la fertilidad del suelo en el que crecerán las vides. Por ejemplo, para producir las uvas se suele intensificar el equilibrio del ecosistema en cada una de las fincas favoreciendo la presencia de microorganismos propios de la fauna y del medio, que serán los principales abonos para aumentar la riqueza de los suelos. Además, los cepajes están elegidos en función de su adaptación al entorno y a la resistencia a plagas y enfermedades.
Todo el ciclo está controlado por una institución que certifica el origen, la naturaleza y la cantidad de los insumos, aditivos y otras sustancias que intervienen en la elaboración hasta su embotellado. Su intervención es como tercera parte no involucrada.
El resultado es un vino absolutamente puro, claramente identificable gracias a este sistema de certificación internacional que garantiza su carácter. Según los viticultores orgánicos, la idea primordial es cuidar las condiciones ambientales, tanto es así que las fincas suelen estar aisladas de cualquier posible fuente de contaminación y son fundamentales la calidad del agua de riego y el manejo del suelo, recursos complejos y vivientes que se deben proteger y alimentar para asegurar su estabilidad a largo plazo.
Algunos productores, también, mejoran las condiciones de la tierra en la que crecerán los viñedos con materia orgánica y abonos verdes, como las leguminosas (alfalfa en mayor proporción), con las cuales protegen a las vides con sus malezas que, en muchas oportunidades, funcionan de hábitat de pequeños insectos (las simpáticas vaquitas de San Antonio, por ejemplo) que se alimentan de larvas que son nocivas para las plantas.
La clave está en la elaboración
Ecológico, orgánico y biológico son tres términos que hacen referencia al mismo significado: vinos provenientes de un cuidadoso proceso artesanal que integra de manera equilibrada los requerimientos de calidad y la protección del medio ambiente.
Entre una vinificación orgánica y una tradicional no hay grandes diferencias. La enología orgánica es un retorno al antiguo arte de hacer vino, pero con los conocimientos del siglo XXI. De hecho, está autorizado el empleo de levaduras no modificadas genéticamente, el empleo de frío, la clarificación mediante proteínas naturales y la filtración con tierras, entre otras metodologías empleadas en la elaboración.
Lo que sí tiene de diferente es un estricto control en la cantidad de sulfitos que se añaden al vino. Estos componentes químicos tienen un efecto conservante y/o antioxidante −que inhibe la formación de bacterias y mohos− y son utilizados con frecuencia. Ingeridos en grandes cantidades, los sulfitos son nocivos porque pueden provocar lesiones en el aparato digestivo; no obstante, el mayor riesgo para la salud humana radica en las fuertes reacciones alérgicas que pueden provocar en individuos predispuestos, especialmente en las personas asmáticas, incluso cuando se trate de niveles bajos de ingestión.
Otro aspecto importante que conlleva una vigilancia extrema, una vez que las uvas ya se encuentran en la bodega, es el cumplimiento de las normas de higiene en todas las instalaciones.
En esta instancia, los cuidados se extreman para que en ninguna etapa existan compuestos indeseables e incluso tóxicos, tanto en los mostos como en los vinos.
En busca de su lugar
La calidad gustativa entre un vino orgánico y uno convencional es similar y dependerá del paladar y gusto de cada uno; la diferencia, como queda claro, está en el proceso productivo. Y a pesar de que el desarrollo sustentable y el cuidado responsable del medio ambiente forman parte de una corriente de pensamiento cada vez más fuerte en la sociedad (más aún en los sectores compuestos por jóvenes), en nuestro país a los vinos orgánicos les cuesta ocupar un lugar en las preferencias de los consumidores.
La realidad del mercado interno es totalmente diferente a la del externo. Aún no hay mucho conocimiento por parte de los argentinos de este tipo de vinos, mientras que fronteras afuera la demanda es permanente ya que el mundo tiende a consumir alimentos más sanos.
Los amantes del vino locales deberían aprovechar las condiciones de extrema naturaleza que poseen nuestros diferentes terruños y sumarse a esa tendencia dado que es una de esas ventajas comparativas muy difíciles de igualar por los europeos, ya que ellos tienen su tierra, además de agotada, saturada de fertilizantes y herbicidas. Hay que darles una oportunidad a los orgánicos, vinos totalmente naturales.
Entre la variedad que se elaboran en Argentina, cada uno reflejando el compromiso de los productores con la sostenibilidad y la calidad, algunas recomendaciones interesantes:
Zuccardi Serie A Malbec: Elaborado por Bodega Zuccardi, este Malbec orgánico es un excelente ejemplo de la expresión varietal de la uva emblemática de Argentina. Presenta notas intensas de frutas rojas y negras, taninos suaves y un final persistente.
Colomé Torrontés: Proveniente de la bodega más alta del mundo, Bodega Colomé, este Torrontés orgánico es un vino blanco fresco y aromático, con notas florales y cítricas, y una acidez refrescante.
Bodegas Santa Ana Organic Malbec: Elaborado por Bodegas Santa Ana, ofrece una expresión frutal y especiada, con notas de ciruela, cereza y pimienta negra, y un final suave y equilibrado.
Domaine Bousquet Gaia Red Blend: De Domaine Bousquet, este blend orgánico combina Malbec, Cabernet Sauvignon, Syrah y Merlot. Presenta aromas a frutas maduras, especias y notas florales, con taninos suaves y una acidez equilibrada.
Alpamanta Estate Malbec: Proveniente de viñedos orgánicos y biodinámicos de Mendoza, ofrece una expresión elegante y compleja, con notas de frutas rojas y negras, especias y hierbas, y una estructura firme y persistente.
Familia Cecchin Malbec Orgánico: Elaborado por Bodega Cecchin, presenta una expresión frutal y especiada, con notas de moras, ciruelas y especias, y un final suave y aterciopelado.
Pulenta Estate Malbec: Elaborado por Bodega Pulenta Estate, este Malbec orgánico regala una expresión frutal y floral, con notas de ciruela, violeta y vainilla, y una estructura elegante y equilibrada.
Familia Schroeder Saurus Select Malbec: Un Malbec orgánico de la Patagonia argentina con una expresión fresca y frutal, notas de moras, cerezas y especias, y un final largo y aterciopelado.
Altos Las Hormigas Malbec Clásico: Elaborado por Bodega Altos Las Hormigas, este ejemplar ofrece una expresión vibrante y jugosa, con notas a frutas rojas y negras, y una acidez refrescante.
Lo que hay que saber
• Que un viñedo sea orgánico no implica que el vino lo sea.
• La certificación de las uvas y de la elaboración del vino en la bodega es necesaria para poder comercializarlo como orgánico.
• La fermentación alcohólica se realiza a través de las levaduras presentes en el mosto.
• Se lleva un estricto control de la cantidad de sulfitos que se agregan en el proceso de elaboración.
• Sólo se permite el empleo de botellas de vidrio para el envasado y el uso de tapones de corcho natural entero o aglomerado con resinas de alta pureza, sin contenido de solventes ni formol.
• Sólo se permite el encapsulado de las botellas con cera o cápsulas de plásticos biodegradable o aluminio con baja proporción de estaño.
10 tips para comprar un vino orgánico
Certificación orgánica: Buscá vinos que estén certificados como orgánicos por una entidad reconocida. Esto garantiza que el vino ha sido producido siguiendo estándares.
Investiga la bodega: El compromiso con la producción orgánica es fundamental. Las bodegas con una larga historia de prácticas sostenibles suelen ofrecer vinos de alta calidad.
Lee la etiqueta: Prestale atención a la etiqueta del vino para buscar información sobre su producción orgánica, como el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos.
Busca vinos biodinámicos: Van un paso más allá que los orgánicos, utilizando prácticas agrícolas que buscan equilibrar el ecosistema del viñedo.
Considera el tipo de uva: Algunas variedades son más propensas a los pesticidas y químicos, por lo que elegir las orgánicas puede ser especialmente beneficioso en estos casos.
Consulta con los que saben: Si no estás seguro, consulta a un experto que pueda recomendarte opciones basadas en tus preferencias.
Proba diferentes estilos: La mayoría puede tener perfiles de sabor únicos debido a las prácticas de cultivo, así que experimentá.
Tené en cuenta el precio: A menudo tienen un precio ligeramente más alto debido a los costos adicionales asociados con la producción y elaboración.
Apoya a productores locales: Pensá en la posibilidad de comprar vinos orgánicos de productores locales para apoyar la agricultura sostenible en tu región.
Experimenta y disfruta: La compra de vinos orgánicos es una oportunidad para explorar nuevos sabores y apoyar prácticas sostenibles, así que disfruta del proceso y del vino que elijas.