- Sobre la democracia, los minaretes y los contenidos sustantivos
La Confederación Suiza se formó en un lento proceso que se inició en 1291, con el acuerdo de tres cantones para protegerse mutuamente y promover el libre comercio. En 1979 se produjo la adhesión del cuarto y último cantón. Modelo de convivencia religiosa (entre católicos y diversos credos protestantes) y lingüística (entre la mayoría germano parlante y los que hablan francés, italiano y romanche), el original sistema incluye el gobierno colegiado, formado por siete miembros pertenecientes a los cuatro partidos políticos con mayor caudal electoral (la presidencia es rotativa, algo único en el mundo).Tiene a su vez un sistema confederal, en el que cada cantón ejerce competencias sobre un amplio espectro de temas tales como educación, salud o inmigración. Solo por dar un ejemplo, mientras los extranjeros residentes tienen derecho al voto en el cantón de Neuchatel, no lo tienen en el cantón de Argovia. La democracia directa suiza El federalismo y la democracia directa tienen raíces comunes, lo que marca una profunda diferencia con los estados centralizados que se formaron en los países vecinos. En 1848, la resistencia de los cantones a delegar poderes al gobierno federal desencadenó una guerra civil que se resolvió con la sanción de una constitución aceptada por los ciudadanos en un referéndum. Durante el siglo XIX se fueron introduciendo legalmente los mecanismos que permiten a los ciudadanos u organizaciones de la sociedad civil llamar a referéndum para la reforma constitucional y para vetar o proponer leyes a partir del cumplimiento de unos requisitos: un número de firmas válidas que respalden la solicitud, reunidas en un determinado período de tiempo. Ni los gobiernos ni el Parlamento pueden hacer otra cosa que aceptar la decisión soberana.Estos mecanismos son activados a menudo, con centenares de experiencias anuales en municipios y cantones y varias consultas en el nivel federal, y deciden sobre temas tan importantes como la entrada de Suiza a la Unión Europea, su adhesión a acuerdos internacionales, el rechazo de leyes aprobadas por el parlamento o incluso la aprobación de otras sin requerir de tratamiento parlamentario.La democracia directa explica los altos niveles de cohesión social y satisfacción de los ciudadanos suizos con su sistema político, algo fácil de entender ya que los representantes no pueden ir contra las preferencias de los ciudadanos. Cuando la democracia es excusa para la xenofobia Sin embargo, este también fue el contexto en el que miembros del Partido Popular Suizo (SVP, según sus siglas en alemán) promovieron una insólita consulta contra la construcción de minaretes, alegando que son signo de la islamización del país. Los minaretes o alminares son las torres de las mezquitas desde las que se convoca a los fieles a la oración. En Suiza hay un centenar de centros islámicos, pero sólo cuatro mezquitas cuentan con alminares desde los que, por cierto, no se convoca a la oración. Unos 400 mil musulmanes viven en este país de unos 7 millones y medio de habitantes, que cuenta con una de las tasas de inmigración más altas de Europa y el mundo (22,1%). Los musulmanes, que representan el 5% de la población, provienen mayoritariamente de Turquía, Albania y la ex-Yugoslavia. Según los datos oficiales, solo una minoría practica el culto. ¿Por qué entonces llamar a este referéndum?El SVP es el partido con mayor caudal electoral del país (29% en las elecciones federales de 2007), un partido de derecha con tintes populistas que ha ocupado el centro de la escena política por sus tendencias racistas y xenófobas. Una de sus armas ha sido la llamada a referendos para limitar la presencia y los derechos de los extranjeros en el país, y su oposición a la integración de Suiza a Europa. En esta última ocasión, el SVP llevó adelante una intensa campaña mientras, una vez más, la Comisión Europea y organizaciones defensa de los derechos humanos cuestionaban un polémico afiche de este partido en el que se ve a una mujer cubierta con un burka junto a varios minaretes en forma de misil que superan la altura de la bandera Suiza.Quizá debido a las encuestas previas a la consulta, que aseguraban que la moción no sacaría más del 35% de los votos, a la escasa conflictividad entre comunidades o a la adhesión suiza a la libertad de culto (garantizada constitucionalmente), los políticos opositores no se preocuparon por hacer una campaña activa ni se tomaron demasiado en serio el asunto. El día de la votación, un mes atrás, se despertaron sorprendidos, pero era demasiado tarde. Los votantes apoyaron la solicitud (57,5%) por lo que la prohibición de construir minaretes deberá ser introducida en la Constitución. De los veintiséis cantones, solo cuatro votaron en contra de la propuesta, tres de ellos de habla francesa (Vaud, Ginebra, Neuchatel) y Basilea ciudad. Los titulares de los diarios europeos comentaban el resultado de la consulta mientras los partidos de ultraderecha saludaban la decisión de los suizos en Francia y Dinamarca y los gobernantes se alarmaban ante la posible ola de racismo e intolerancia que este hecho pueda estimular. Ante la crisis económica y la globalización, el SVP fue exitoso en crear un fantasma para alentar los miedos de una sociedad temerosa de los cambios. El resto de los partidos políticos se equivocó al evaluar la situación y perdió una gran batalla.La democracia directa también ha sufrido un golpe mostrando un flanco débil: hay contenidos sustantivos (los derechos humanos) que deberían estar por encima del método (la decisión de las mayorías). Yanina Welp es periodista gualeguaychuense radicada en Suiza.
La palabra minarete proviene del árabe minar o manar y luego, del francés minaret. Significa "faro" y su forma es de altas y esbeltas torres, generalmente de forma circular, con balcones. Su función primordial es convocar, facilitar que la mayor cantidad de gente escuche las cinco llamadas diarias a la oración. Desde los balcones se hace el llamado con altavoz. La tradición data del año 665 y comenzó en Basora. Analógicamente, podríamos decir que cumple la función de los campanarios cristianos.
La palabra minarete proviene del árabe minar o manar y luego, del francés minaret. Significa "faro" y su forma es de altas y esbeltas torres, generalmente de forma circular, con balcones. Su función primordial es convocar, facilitar que la mayor cantidad de gente escuche las cinco llamadas diarias a la oración. Desde los balcones se hace el llamado con altavoz. La tradición data del año 665 y comenzó en Basora. Analógicamente, podríamos decir que cumple la función de los campanarios cristianos.
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