A jardín con guardapolvo blanco almidonado
El jardín de infantes de la ENOVA se crea el 29 de mayo de 1939. La iniciativa corrió por cuenta de las maestras de la misma escuela debido a las dificultades que tenían los alumnos al ingresar a 1° grado.Lic. Marcos HenchozColaboración Entonces, se pensó en abrir el Jardín de Infantes para avanzar en la enseñanza de las primeras nociones escolares. Desde 1972, por resolución del Ministerio de Cultura y Educación, el Jardín de Infantes lleva el nombre de Rita Latallada de Victoria[1].Rita Latallada cursó la escuela primaria en Gualeguaychú. Se recibió de maestra normal en Paraná y cursó en forma simultánea los profesorados de Ciencias y Letras y el de Kindergarten. Ejerció la docencia en el nivel preescolar, entre 1888 a 1893. Luego continuó con tarea docente en otros niveles mientras que funda varios establecimientos educativos[2].En esta ocasión compartimos la entrevista a Enrique Elgue, ex alumno de jardín de infantes y nivel primario, realizada por Sonia Dunat, alumna del Profesorado de Enseñanza Primaria."Cursé el jardín de infantes y la primaria en la Escuela Normal. Los primeros años del jardín estaban divididos por colores: jardín azul, rosado. El uniforme que llevábamos era un guardapolvo blanco almidonado con un moño azul en el cuello. Acompañados con el pelo engominado y zapatos bien lustrados. Era obligación concurrir con agua, una servilleta, una banana y el infaltable portafolios con útiles. Recuerdo que en la escuela había un sótano donde estaban los materiales didácticos a utilizar (mapas, tinta Pelikan, etc). Como había sido nombrado secretario del grado tenía que ir a retirar todos los días la tinta allí. Una vez que llegaba al aula debía pasar banco por banco a colocarla en el tintero de cada compañero. Para pintar utilizábamos rodillos realizados con papel secante, al cual embebíamos de tinta y luego lo desparramábamos por el dibujo (...) Sin embargo, lo que tengo aún hoy, muy presente, es al profesor Dasso junto el gran piano haciéndonos entonar las marchas patrióticas y escolares (...) Rescato el respeto de los docentes y de los alumnos. Pero en caso de que no estudiáramos las tareas nos paraban en una esquina con las orejas de burro; y cuando teníamos mala conducta nos dejaban 15 minutos después de hora con la maestra. Los grados estaban compuestos entre 25 a 28 alumnos en su mayoría varones. Estaba muy marcada la diferencia de géneros ya que no podíamos jugar con las niñas, ni siquiera tocarlas pues éramos sancionados". 1- Archivo de la ENOVA2- AAVV (2010) Mujeres de Gualeguychú, Grupo Itén, LibrosEnRed, pág. 213/215.
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