Aburrimiento: un “estado” con mala prensa

Aunque la frase "estoy aburrido" despierte preocupación y hasta angustia en buena parte de los padres, los expertos destacan sus virtudes; el papel de la tecnología y la actitud de los adultos.Florencia Carbone*Un amigo dice que el otoño es la mejor estación del año, sólo que tiene mal marketing. Con el aburrimiento pasa lo mismo.Muchos padres estarán pensando que se trata de un estado mental peligroso y perturbador que afecta la salud -principalmente la de ellos mismos- a partir del estado de frustración de los chicos y el efecto directo que eso tiene en el clima familiar.Muy por el contrario, lo primero que destacan los especialistas es que sin aburrimiento difícilmente haya creatividad. Que si algo no puede imaginarse primero, no existirá o que el aburrimiento es la madre de la inventiva, son sólo algunos de los argumentos en los que se basa esa "teoría".¿Es una moda actual el "estoy aburrido"? ¿Se aburrían tanto "los chicos de antes" como lo hacen (o expresan) los de ahora? "El aburrimiento siempre estuvo presente. Lo que ocurre hoy es que con el acceso a toda la tecnología disponible, los chicos tienen una posición más pasiva frente al juego y eso los sume en una actividad estímulo-respuesta que viene dada fundamentalmente por las pantallas. Es una dinámica mecánica más que un procesamiento de lo que pasa. Por lo tanto, cuando falta la máquina -la computadora, una consola de juegos o el celular-, sienten que se aburren", dice Enrique Novelli, psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).El "me aburro" es, según el experto, un llamado de atención, una necesidad de contacto. "El aburrimiento no siempre es negativo, hay que saber distinguir. Hay veces que hay que relativizarlo y los mayores tienen que evitar resolver/sacar de ese estado de forma inmediata al chico porque es, sin dudas, un generador de creatividad. Es bueno que los niños se pongan de modo activo a ver cómo salir de ese estado. Se vuelve algo negativo cuando alguien está en un estado casi permanente de aburrimiento. Entonces tiene la sensación de que no puede elaborar los contenidos mentales para desplegar herramientas que transformen eso en algo positivo", agrega.AGENDA RECARGADAMatías Basualdo, psicólogo infantil, coincide en el papel de la tecnología. "El aburrimiento siempre existió, pero hoy los juegos virtuales y la necesidad de estar siempre activo hacen que se magnifique un estado que es natural".Luego señala que la mayoría de los niños asisten a escuelas de jornada completa, y después de estar 8 horas afuera de su casa, siguen con actividades optativas u obligatorias que recargan sus agendas. "Les queda muy poco tiempo libre y así como es muy importante que tengan algún momentos de ocio, sin estimulación, desestructurado, es fundamental que los padres distingan si cuando su hijo plantea que está aburrido, es verdaderamente eso, o es que está cansado. Es una generación que no tolera estar sin hacer algo".De todas formas, Basualdo está convencido de que la tecnología no "restó creatividad" a los chicos de hoy sino que cambió la forma de ejercerla. "No es que no tengan capacidad para producir algo, sólo que cuando nosotros éramos chicos armábamos una carpa de indios con una sábana; ellos aplican su creatividad en otras cosas, como el Minecraft (un videojuego de construcción)".ALGUIEN QUE NOS ENTRETENGASilvia Wolodarsky, psicopedagoga, especialista en niños, adolescentes y familia, dispara: "Aburrirse y sentirse solo es lo mismo". Y también se refiere al papel de la tecnología. "En este mundo de multipantallas se encontró "alguien" que nos entretenga. Antes, frente a la queja del chico, la madre enumeraba las opciones de juguetes, los amiguitos para invitar, había posibilidad de hacer. Los juegos de mesa eran un momento lúdico y de interacción de la familia, así como cuando se comía no se veía la tele. Hoy todo eso se evaporó. Muchos chicos se duermen acompañados por las pantallas, eso es el chupete actual. Si ni siquiera las vacaciones son tiempo de ocio real."Wolodarsky aclara que no es sólo un problema de los chicos, que el "marketing escolar que impone una carga horaria brutal y la agenda sobrecargada de múltiples actividades" conspiran contra el espacio para el aburrimiento."Los chicos no tienen sensación de vacío salvo cuando, por alguna penitencia, se les quita chupete electrónico por un tiempo. Ahí asoman, por ejemplo, potenciales lectores. Y no hay dudas: para que haya un proceso creador tiene que aparecer el deseo. Espinoza dice que el deseo de hacer, las ganas de obrar, vienen de la mano de la alegría, y las de no hacer, de la tristeza. Si no tengo vacío es como estar comiendo todo el tiempo, nunca se siente el deseo del apetito que es el que te hace pensar qué podrías comer. A partir de ahí, el ocio da lugar a procesos creadores. Ese sentimiento de vacío moviliza las ganas de hacer, de obrar".Por eso, entre otras tantas razones, Wolodarsky cree que "el ocio puede ser un muy buen negocio". Sin embargo, está convencida de que esa situación angustia muchas veces más a los padres que a los propios chicos. "Piensan que sus hijos inventarán algo, pero si no pueden arreglárselas solos, surge el problema. El tema es que antes no había animadores de cumpleaños, se jugaba con los vecinos, existían "juegos para los días de lluvia". Hoy los chicos están sumergidos en la corrida de la agenda y cuando no tienen algo pautado, no saben muy bien qué hacer.¿QUÉ HACER?¿Qué debería hacer un padre frente a la letanía del "estoy aburrido"? ¿Sugerir actividades o dejar que los chicos "se las arreglen solos?Novelli opina que si bien debe haber contención, también debe incitarse a los niños para que ellos busquen la solución "porque eso también estimula la creatividad y con más creatividad hay una vida interior más rica. Así se lo pone en una situación de actividad frente a la vida: desplegar acciones psíquicas y comportamentales que le permitirán obtener un grado de satisfacción".En general, la opinión es que no está mal que los padres o el entorno del chico piense o proponga actividades, pero lo ideal es guiarlo de manera tal que el niño pueda apropiarse de modo activo de lo que hará.Algunos expertos hablan de "kit de emergencias anti aburrimiento". El variado listado de opciones para ejecutar ante la tan temida frase "estoy aburrido" contempla desde pasear a la mascota, ordenar el cuarto, cocinar algo, pintar, leer un libro, hasta escuchar música, salir a dar una vuelta en bici o desafiar a un amigo/pariente en algún juego de mesa."Cuando un chico está aburrido está en un estado afectivo complicado para él. Antes de darle cualquier actividad es importante que el adulto trate de sondear qué siente porque eso generará una corriente por la que el chico sentirá que el otro entiende qué le pasa. Después de limpiar ese campo, ¡adelante con las propuestas", dice Novelli.Como se dijo alguna vez, el aburrimiento puede ser freno o acelerador. Y parece que más allá de la queja de los chicos, la decisión está en manos de los padres. QUÉ DICEN LAS MAMISEstela Ortiz, mamá de Teo (12) y Juan Ignacio (5), admite, resignada, que "cuando se corta la luz, aflora la creatividad" de sus hijos. Cuando no hay compu, tele ni jueguitos, pintan, leen y hasta juegan entre ellos, comenta riendo."Son edades muy diferentes. Teo se entretiene con la computadora o la televisión pero también busca actividades propias: lee, mira videos, le gusta escribir cuentos. Juanito no se entretiene solo: demanda atención permanente y aunque le tires ideas él reclama que participes del juego", agrega.* Publicada en Revista Convivimos, de Tarjeta Naranja
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios