Actividad física a gusto y voluntad

Llega el verano y se presenta la preocupación por no saber elegir qué rutina de ejercicios conviene para cada cuerpo y cada interés. Fomentar la voluntad y seleccionar la actividad adecuada son las claves para un resultado exitoso. Guillermo Wilhelm*Colaboración Hace pocos días, conversando con un alumno-cliente en nuestro gimnasio, salió a la luz nuevamente uno de los temas que a mi juicio es central al momento de encauzar nuestras conductas, respecto a la actividad física: La Voluntad.Esta persona me planteaba que, si bien él reconocía como muy positivos los cambios experimentados a lo largo de su concurrencia a las diferentes sesiones, había días en los que tenía que "obligarse" a concurrir. Su pregunta concretamente era, que hacía en esos días, ya que era justamente entonces cuando sentía que su entrenamiento no rendía, se cansaba demasiado y lo peor de todo, al terminar su rutina sentía la sensación de no haber logrado nada de lo que había venido a buscar (ese día contra su voluntad).Este es, a mi modesto entender es un punto central a desentrañar. Más allá de cuál sea la actividad física que hemos elegido desarrollar, más allá de cuán moderno o promocionado sea el método que practiquemos, lo que debemos descubrir por nuestro propio bien es: ¿Me gusta lo que hago?, ¿Me siento bien haciéndolo?, ¿Cuál es mi objetivo?, ¿Por qué lo hago?Estas siempre fueron para mí cuestiones centrales al pensar un espacio o instancias en las que las personas comprendan y puedan vivenciar el disfrute del cuerpo en movimiento. Creo que una posible respuesta a todas estas cuestiones es encontrar el equilibrio.Hallar el equilibrio entre nuestro cuerpo y nuestro espíritu, que traducido al ámbito que me interesa sería algo así como establecer un puente entre nuestras ganas o necesidad de hacer con nuestro cuerpo y el placer que esta actividad nos genere.He decidido pasar a un segundo plano (sino desterrar) una afirmación que en nuestro medio se ha hecho muy popular: "No pain, no gain" o sea, "Si no duele, no sirve". Esta afirmación lleva implícita una carga de exitismo que no todas las personas están dispuestas o en condiciones de aceptar o soportar.En cambio, propongo: "Si no te da satisfacciones, si no te gusta, si no te da placer realizarlo, entonces no sirve".Para quien esté guiando a una persona en un gimnasio o en cualquier lugar donde se haya decidido a realizar la actividad física de su agrado, es bastante sencillo lograr que un ejercicio o serie de los mismos 'duela'. Bastará sobredimensionar intensidad y volumen de los mismos o acotar los tiempos de descanso y lo lograremos.Lo complejo de esta actividad y el desafío planteado por la ciencia del entrenamiento es encontrar el punto justo (máximo) de esfuerzo al cual se someterá el individuo que ha caído en nuestro poder. Lograr que una persona saque de si mismo su máximo potencial sin que aparezca el displacer del dolor pero sí la satisfacción del cansancio o agotamiento físico y la placentera sensación de "deber cumplido" o "meta alcanzada".Por obvio que parezca, debemos aclarar algo: No todas las actividades que se proponen para el bienestar de las personas, por novedosas o promocionadas (¡mágicas!) que sean, lograrán acaparar la atención y el gusto de todos. Tampoco es obligatorio que a todas las personas les guste tal o cual actividad. Buscan lo satisfactorioPor más que la lógica del mercado lo diga, los súper esbeltos modelos del consumismo irracional de hoy lo griten como premisa única e irrefutable, mal que me pese y contra mis propios intereses comerciales: no se debe ir al gimnasio, si éste no es el ámbito en el que uno está cómodo.Poco sentido tendrá correr como un loco al rayo del sol del mediodía (¡ Porque así es mejor"!!!) sino es lo que me satisface. De nada me servirá perder 5 litros de agua montando una bicicleta siguiendo el ritmo atronador que va marcando el pulso electrónico de la música, si odio andar en bicicleta y jamás he salido ni siquiera a dar una vuelta por el barrio. Será inútil mover toneladas de discos de hierro y sus barras, si al final de la extenuante jornada, tengo la sensación de haber perdido lastimosamente el tiempo.Por el contrario sería realmente muy interesante e importante para la comprensión plena del concepto de salud por el movimiento, contar con la guía y aportes de profesionales responsables que acompañen y ayuden a descubrir la actividad deportiva o de movimiento en la que las personas se sientan cómodas y en la cual puedan desarrollar todo el potencial físico que cada uno de nosotros tiene a disposición, además de crear conciencia y de estar realizando un significativo y positivo aporte a nuestra salud. *Profesor Nacional de Educación Física
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