DOS PAPÁS QUE MARCAN EL CAMINO
Adoptar por triplicado: “Hay muchos niños y adolescentes esperando el amor de una familia”
La felicidad no puede ser mayor. La Justicia les dio la adopción plena de Alma (13), José Luis (11) y Florencia (10) a Víctor Hugo Lapido y a Juan Urbini, sus papás. “Somos un caso testigo de un Estado presente, funcionando como debe funcionar”, expresó el primero.
Luciano Peralta
En junio del año pasado, para el Día del Padre, desde este medio dimos a conocer la historia de Víctor Hugo Lapido y Juan Urbini, a quienes la justicia les había otorgado la guarda de Alma, José Luis y Florencia, hoy de 13, 11 y 10 años.
El martes pasado recibieron de la mejor manera, en una sala de audiencias con globos y chupetines, la adopción plena de sus hijos: Alma, José Luis y Florencia Lapido Urbini.
“Si bien nosotros nos percibimos como familia hace mucho tiempo, la legalidad nos brinda cierta seguridad. Pudimos cerrar un ciclo de cinco años, somos un caso testigo de un Estado presente, funcionando como debe funcionar”, expresó, en diálogo con Ahora ElDía, Víctor Hugo Lapido, el mayor de los nuevos papás.
En este sentido, describió los pasos y agradeció a cada una de las personas que fueron parte del derrotero que los trajo al presente: “La sensibilidad de un barrio que hizo visible la vulnerabilidad de la situación de esos niños; un centro de salud que atendió esa demanda y se comunicó con el Copnaf (Concejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia), desde donde se tomó la decisión de poner en guarda a esos niños; una jueza que decidió integrarlos al Ruader (Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines de Adopción); un Ruader que nos convocó y nos garantizó a nosotros el derecho a conformar nuestra familia, y una defensoría que estuvo a la altura de las circunstancias y nos acompañó todos este tiempo”.
El camino no fue corto y tampoco comienza con la llegada de los niños. En 2018, después de muchos años de relación, ya con la Ley de Matrimonio Igualitario en funcionamiento, Víctor Hugo y Juan se casaron con la intención de conformar su familia. “Si bien no es un requisito para adoptar, te da cierta formalidad que nos parecía importante”, contó, en su momento, Víctor Hugo (VH).
Se trata de padres que no se pudieron pensar como tales hasta adultos, porque hasta hace un puñado de años las personas homosexuales no tenían los mismos derechos que las heterosexuales. Entonces, no se casaban, no tenían hijos y no podían adoptarlos.
En este sentido, el papá entrevistado destacó que, en la audiencia del martes, en los Tribunales, “se notó un gran cambio de perspectiva: Antes, era un acto solemne en el que solamente participaban la jueza, los padres adoptantes y los adoptados. Ahora pudieron estar los compañeritos de escuela de los nenes, padres, amigos, el grupo artístico de Abuelos Divertidos donde actúan los guríses. Pudo estar todo el mundo que lo sintió, y está genial poder compartir en comunidad nuestra familia, eso es algo hermoso”.
Pero, no todos los momentos fueron lindos en esta historia. Antes de los tres hermanitos, vivieron una primera experiencia con un hijo adoptivo, quien no pudo continuar con ellos por la complejidad de su situación. “Hay que desmitificar esa idea romántica de que los niños que están en un hogar llegaron allí en un moisés, una noche de lluvia. La mayoría de esos chicos están ahí porque adultos los vulneraron en sus derechos, y por eso debió intervenir el Estado, para sacárselos”, explicó VH en la primera de las entrevistas. Y puso sobre la mesa lo realmente importante: qué es ser padre, qué responsabilidades demanda, cuáles son los modelos legitimados y cuáles no.
La historia de la familia Lapido-Urbini pone en jaque a las concepciones más conservadoras respecto a qué es una familia, todavía muy enquistada en las instituciones. Afortunadamente, las sociedades evolucionan y esa evolución se puede disfrutar en el presente. El proceso de adecuación de las escuelas de Gualeguaychú es ejemplo: “En el caso de la escuela secundaria de nuestra hija, se tuvieron que modificar las notificaciones, porque ella no tiene mamá y papá, tampoco tutores, tiene dos papás. Y lo entendieron y lo modificaron con la mejor predisposición”.
Por otra parte, respecto a los cambios que se fueron dando en estos años en la intimidad de la familia, VH contó: “empezamos a conformar una comunidad de gente que ha adoptado, el día de nuestra sentencia, por ejemplo, fueron dos amiguitas de Alma que son adoptadas. Es como que se va formando una hermandad entre quienes adoptan, es algo hermoso”.
“A nosotros se nos abrió un mundo nuevo y desconocido. Ahora, disfrutamos de los grupos de WhatsApp de padres, de llevarlos a los cumpleaños, de compartir con otras familias. Mucha gente hermosa se acercó por nuestra historia y hasta vivimos con gran alegría el pase de ropa, de lo que le queda chico a unos pasarlo a otros, la solidaridad es algo increíble”, remarcó el papá por triplicado. E hizo hincapié en que “no hay una sola forma de ser padres”.
“No sólo existe la forma biológica de ser papá o mamá, la adopción es un proceso totalmente válido. Así que, a la gente que está en duda le digo que se anime, que es algo que te transforma y que el sistema funciona”, expresó el entrevistado. Y sintetizó su mensaje: “Hay muchos niños y adolescentes esperando el amor de una familia”.