Arquitecto Carrazza: La tierra es la cuestión urbana más álgida
Gustavo Carbone y Marcelo Lorenzo > Necesidad de planificar: “El planeamiento en realidad es natural de cada uno. Lo hacemos en nuestro hogar. Sin embargo en la función pública o en el Estado eso se hace un poco más complicado porque los ciclos de acción son muy cortos. Y la planificación aparece siempre como algo de mediano y largo plazo. Con lo cual la política de Estado a veces se deja de lado por la política de la coyuntura (...) En realidad trabajar sobre la ciudad trasciende un periodo de gobierno, dos, tres”. > Preservar lo hecho: “Cuando me tocó ser Secretario de Planeamiento (1991-1994) supe que venía ya un proceso en la municipalidad, iniciado por otros colegas en la gestión de Manuel Alarcón, algo que era muy productivo. Entonces mi primera condición fue que por lo menos una de las dos personas que habían estado a cargo del área, quedara en la función. Es decir, la idea era no empezar de cero. Y yo creo que ése es el gran déficit. No solamente del político que le toca gobernar sino también a veces de los técnicos a quienes les toca asesorar a los políticos: todos creen que la ciudad empieza cuando ellos llegan. Quizá porque hay una necesidad de demostrar que no pasamos en vano en la función pública. Pero la ciudad no empieza cuando uno llega”. > Que los cuadros profesionales no tengan estabilidad: “Con lo que voy a decir sé que me voy a ganar tal vez muchos enemigos. Pero tengo que ser franco. Recuerdo la elección en que nosotros le ganamos con Luis Leissa a Gustavo Rivas por 1.500 votos. En aquel momento, Gustavo era vecinalista, y proponía que los agentes municipales no tuvieran estabilidad. Una de las cosas que decía es que había que reformar la Constitución Provincial en este punto. Pues bien, con el correr del tiempo, y después de estar dentro y fuera del Estado, reconozco que algo de eso debería haber. ¿Por qué?. Porque un profesional sea del área que sea, de la disciplina que sea, debería ser naturalmente eficiente para lo que se lo pone. Y a veces no es así. Hablo en general. Entonces creo que la estabilidad de los profesionales en el Estado a veces le hace bastante mal al accionar de gobierno. Porque conocen más que el intendente que llega o el funcionario político que llega. Saben donde está la información y a veces la ocultan. A veces la ponen en el tapete, de acuerdo a la cara del que entra. Manejan -entre comillas- las herramientas de la ciudad. Y eso a veces es positivo y a veces es negativo (...) Por lo general se anquilosan en la función. Hay entes provinciales que tienen más de 100 profesionales, que ganan buen dinero. Y yo preguntaría qué producen por mes. El desempeño de ellos mejoraría sin estabilidad laboral. Tienen que demostrar eficiencia en lo suyo; sino se tienen que ir. Que solamente tengan la posibilidad de estar un período y que de acuerdo al costo-beneficio de lo que hayan producido puedan ser recontratados (...) Ojo, estoy hablando de los cuadros profesionales, no del administrativo o del operario estatal”. > Tradición estratégica: “En los últimos 40 años Gualeguaychú tiene ejemplos de acuerdos básicos. Algo que tiene que ver más con la comunidad que con el Estado. Por ejemplo: la creación de la Corporación y el Parque Industrial es un acuerdo surgido de gente que se preguntó qué hacer, vio más allá, y acometió una empresa. Obviamente que todo se dio en un contexto histórico determinado (...) Esto de Corporación, curiosamente, es más reconocido fuera que dentro de Gualeguaychú. El otro logro de Gualeguaychú está protagonizado por la dirigencia de los clubes que hacen el Carnaval. Se trata de una experiencia única de impacto artístico, social, turístico y económico. Uno se jacta, en este sentido, de haber sido el ideólogo inicial del Corsódromo. Otro elemento es la reacción de toda una comunidad frente a la cuestión ambiental. Uno podrá estar de acuerdo o no con los métodos que emplea la Asamblea Ambiental, pero nunca discutir la lucha detrás de un solo objetivo en este caso. El Diálogo de Gualeguaychú, además, fue una cosa muy importante como experiencia comunitaria. En suma, todo esto nos da un sentido positivo sobre lo que hay que hacer pensando en la ciudad. Ha habido algunos intentos. Debo acordarme, por ejemplo, de tantas horas aportadas por tanta gente en el famoso Plan Estratégico, que como intendente dio inicio Emilio Martínez Garbino. Ha habido otros intentos en la anterior generación de Daniel Irigoyen, quien trajo un arquitecto de Montevideo para llevar adelante un plan con criterio más social. Pero creo que con una visión insuficiente de lo que es la ciudad. Porque la ciudad es mucho más compleja que resolver una cuestión barrial o una cuestión social. Tiene que ver con la economía. Y la economía tiene que ver con lo social”.
> Condiciones para un plan de desarrollo local: “Ese plan significa sentar a la mesa los distintos intereses de una ciudad. Por eso es que el Estado es tan importante en lo que es planeamiento y urbanismo. El Estado cumple el rol insoslayable de equilibrar la balanza entre mucha gente que decide poco y poca gente que decide mucho. Ésa es la ciudad. Es decir, los sectores que tienen incidencia en el accionar económico de la ciudad normalmente son los que desarrollan la ciudad, deciden estrategias propias. No quiero decir que aquí no haya interés por la ciudad. Lo que digo es que así como hay una franja muy pequeña de la ciudad que hace cosas, un gran porcentaje de la sociedad está dependiendo del buen criterio y de la participación que le generó el Estado para poder opinar. En base a esto podemos construir (...) La ciudad es una sumatoria de intereses, a veces encontrados, que el Estado tiene la obligación de armonizar, para lo cual tiene que tener bien en claro el rumbo de la ciudad. Por eso la planificación es esencial”. > Distinción: “No es lo mismo crecimiento que desarrollo. Desarrollo implica valor agregado, mejor calidad de vida, armonía social. Mientras que el crecimiento a veces puede ser desordenado, despótico o sin ninguna intencionalidad. Hay que decir que quien construye cosas en un área lo puede hacer sin criterio. A su modo son urbanistas, porque desarrollan la ciudad (...) Creo que Gualeguaychú, sin necesidad de traer gente de afuera, puede encarar inteligentemente un plan de desarrollo local. Hay mucha gente idónea interesada en servir a la ciudad”. > Los nuevos grupos habitacionales de interés social: “El hacer genera aspectos positivos y negativos. Lo positivo de este emprendimiento es que si hablás con una familia que vivía precariamente o hacinadamente en una casa y ahora tiene su casa propia, está re-contenta. Y eso es muy bueno. Ahora, el no haber hecho un análisis de que la casa genera ciudad, de que uno está generando urbanidad, es un problema. Ahí saltan, entonces, los problemas ligados a la infraestructura básica, al transporte, a la accesibilidad. Ahí, creo, es donde estamos flacos”.
> El problema de la tierra: “En todos los lugares donde se trabaja sobre urbanismo, el gran punto de discusión es la tierra. Es lo más álgido. Hablo de la tenencia y el valor de la tierra. El Estado era rico en tierras cuando empezó la democracia. A raíz del desmantelamiento del ferrocarril, de distintas áreas que tenían que ver con el Estado nacional, habían quedado tierras en desuso. Sin embargo, en términos generales, se hizo un malgasto de esa tierra. Por no haber planificado qué se hacía con esa tierra. En la mayoría de los casos se regaló la tierra. Se ocupó mal, se usó mal, se generaron nuevos conflictos urbanos. Nosotros, en Gualeguaychú, podemos jactarnos de haber podido recuperar el corredor ferroviario con la Avda. Parque y la Vieja Estación con el Corsódromo. Creo que eso fue un buen uso de las tierras fiscales transferidas al municipio. Porque se logró urbanísticamente, social y económicamente un gran paso. Pero esto no se dio en todos los lugares. Más bien se malversó el sentido de la tierra pública. Enajenar tierra pública, es enajenar la tierra de todos. Y hay mucha gente que no tiene un metro cuadrado de tierra de propiedad. Sin embargo es parte de la tierra pública. Es dueño proporcionalmente de la tierra pública. Entonces cuando un funcionario regala un lote o transfiere un lote, está transfiriendo un patrimonio que no es propiedad del Estado solamente sino propiedad de todos los que tampoco tienen tierra. > El Estado frente a la especulación privada de la tierra: “La especulación siempre existió. Con plata cualquiera tiene tierras. Pero el Estado tiene otras herramientas, que no necesariamente pasan por la plata, para promover, planificar, proyectar, generar escenarios propicios para la inversión privada. Y dentro de ese esquema puede quedarse con tierras. Entonces yo creo que lo que falta es una política de largo plazo. Necesitamos un “programa de tierras”, donde los tenedores de tierra vean esto como un negocio más, y no como que el Estado los viene a perjudicar. Esto lo estamos tratando de practicar en un pueblo cercano. Porque el tenedor de la tierra la utiliza para fines varios, ya sea para tener una reserva de valor, o para dejarle un patrimonio a sus hijos. Esto no es reprobable. El tema pasa por proponerle negocios al privado, que a su vez sean negocios sociales para el Estado. El negocio social de tener tierras públicas es poder construir viviendas mejor ubicadas. Es un tema de economía urbana. Porque se ha reconocido que el valor de la infraestructura urbana y el valor de la tierra hay que prorratearlo a más gente. Entonces, el hacer ciudad no significa solamente disgregar gente. Significa usar mejor los recursos que se tienen. Para eso sirve planificar. Lo que falta lo tiene que conseguir la gestión. Hay que tener buenos gestores. Las cosas no vienen del cielo. Hay que aplicarse para llevar adelante un buen plan de desarrollo genere actividad, inversión, interés. Así, haríamos un buen uso de lo que tenemos y una proyección a futuro de lo que no tenemos”. > Inversiones mal ubicadas por falta de un plan: “Si tuviéramos proyectos para adelante acá no veríamos a privados que no saben por qué invirtieron en un lugar. Podría dar ejemplo de esto. Pero en definitiva hay inversiones mal ubicadas, que no le han sido rentables al señor que vino a invertir con la mejor voluntad. Porque nadie le dijo: no invierta ahí, porque capaz esa zona se inunda. En eso sí estamos flacos. Creo que tendríamos que tener ejes de proyecto. En el año ‘92-‘93 generamos 2 o 3 ejes. Uno de ellos era la recuperación del cordón ferroviario con la construcción de la Avda. Parque y la relocalización de la estación. Eso se complementaba con la unión de la ruta 136, que hoy está cortada, con la ruta 14 que era el acceso norte a la ciudad. Eso se complementaba con un centro de transferencia de carga, para lo cual teníamos la tierra, que iba a ser donada por un empresario local. Entonces está en la gestión del Estado valorar la tierra. La tierra se puede conseguir si hay una política permanente del Estado y si hay propuestas para desarrollar ciudad (...) Hoy Gualeguaychú no puede dejar de hablar, discutir, conservar y planificar sobre su río y sus efluentes. Tenemos que discutir cuál es el desarrollo que tenemos que producir en toda la cuenca del río Gualeguaychú”. > Desarrollo compartido con Pueblo Belgrano: “Creo que necesitamos un desarrollo integrado con Pueblo Belgrano. Ahora es mucho más fácil porque esa comunidad tienen ya una estructura municipal. No nos podemos dar el lujo de apuntar a estrategias diferentes. Hay un desarrollo urbanístico en Pueblo Belgrano que no puede ser ajeno a Gualeguaychú. Y Pueblo Belgrano no puede ignorar el desarrollo y en definitiva su destino de conjunto que tiene con Gualeguaychú. Sobre la base de esta estrategia tendríamos que ver cuál es la mejor ubicación de un nuevo puente sobre el río Gualeguaychú”. > Conocer la ciudad: “Para opinar sobre la ciudad hay que conocerla. Podría asegurar que el 99 % de la comunidad de Gualeguaychú no conoce la planta de tratamientos de efluentes cloacales. Que el 95 % no conoce el complejo “Las Piedras”. Y así podríamos seguir recorriendo lugares que no conocemos. Que al Bº Zabalet lo conoce el 10-15 % de la gente. Que el Country de Gualeguaychú de Urquiza al Oeste lo conoce el 15 % de la gente. En el año 92-93 vino un señor Jorge Delfino que decía que veía al turismo como una idea municipalista. Y decía que el primer turista era el habitante. Lo primero que tenemos que promover es que la gente conozca su propia ciudad. Para apropiarse de la misma y mejorarla”.
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