Batalla en el Munilla: el origen, abordaje y posible solución a un problema de más de 50 años

El conflicto vecinal en uno de los barrios más populares de la ciudad viene de larga data. El jefe policial Cristian Hormachea señaló a ElDía que “es un serio problema no lograr una sana convivencia entre vecinos que tienen disputas entre sí hace largos años, acorde a lo manifestado por gente que vive en el barrio hace décadas”. Inclusive algunos “hablan de un conflicto que lleva más de 50 años”, marcó quien estuvo a cargo del operativo de contención en la tarde de ayer. "Caminando el barrio se puede observar a criaturas de 10 años que tienen problemas con otros de la misma edad por lo que vienen absorbiendo desde muy pequeños de padres y abuelos; lo que hace difícil encontrar una solución definitiva”, afirmó. Los conflictos se han ido agravando y suelen terminar con agresiones físicas y delitos contra la propiedad Hormachea contó que los conflictos se han ido agravando y suelen terminar con agresiones físicas hacia las personas y delitos contra la propiedad (autos y las propias viviendas). Indicó que es tan grande la rivalidad que hay, que incluso se la toman contra la policía. "Cuando intervenimos, depende de que lugar entramos al barrio lo interpretan como que estamos beneficiando a un bando, no entendiendo que vamos a reestablecer el orden y generar tranquilidad. Esto provoca que quien esté del lado contrario al que ingresamos al barrio genere agresiones contra el personal policial, lo que habla de la poca posibilidad de discernir que tiene esta gente”, desarrolló el jefe. LA GOTA QUE REBALSÓ EL VASO Luego de un viernes bastante agitado y tras un fin de semana de relativa calma, en la tarde del lunes se encontraron dos jóvenes que se desafiaron a pelear, sumándose a la gresca familiares de las dos partes, provocando el intercambio de piedras, palos y botellas de ambos lados, situación que es un permanente deja vu para los vecinos. "En esa situación es que un chiquito de 10 años termina herido en el antebrazo izquierdo, con una herida cortante producto de una botella”, detalló el jefe, que catalogó el episodio como "la gota que rebalsó el vaso". "Motivó que todos los vecinos se manifestaran en repudio a un grupo para que se vayan del barrio, aunque esto no pasa por una familia, dado que se trata de una situación que agrupa a un montón de personas y a más de una familia”, describió. Para apaciguar los ánimos, relató que los oficiales hicieron de nexo con las autoridades judiciales para que cuatro vecinos dialoguen con los fiscales Mauricio Guerrero y Carolina Costa, quienes escucharon los reclamos de los ciudadanos. Además, “entrada la noche hablé nuevamente con habitantes del barrio para pedirles que colaboren y lograr un poco de armonía”, mencionó. LA POSIBLE SOLUCIÓN Hormaechea entiende que no se resuelve el inconveniente solo con una condena judicial. "Habría que hace un abordaje territorial mucho más profundo con la intervención de todas las áreas del estado provincial, municipal, poder judicial y la policía”, propuso. Sostuvo que “hay que conformar un equipo interdisciplinario para ver cuál es el el eje de todo esto, y visualizar el contenido de las denuncias”. Por otra parte, el jefe destacó que la “inmensa mayoría del barrio son personas trabajadoras que no pueden vivir en paz debido a que los disturbios son permanentes en un radio de cinco cuadras”. Finalizó planteando que un conflicto "tan puntual y profundo" como el del Munilla no se repite en otro zona de la ciudad. "En los últimos tiempos no se ha vivido un solo día de paz absoluta”, lamentó. Noticia relacionada: Crudos testimonios de las víctimas de Los Catamanos: "uno de ellos violó a mi hija"