
El médico cirujano y candidato a concejal por el oficialismo señaló que lo importante "es ver a los chicos jugando con su abuela", luego del feroz incendio que sufrió la familia el martes por la tarde. "Fue una desgracia con suerte" y valoró el apoyo de vecinos y la solidaridad de todo Gualeguaychú.
Lleno de hollín, calzado con botas de goma, Juan miraba una y otra vez su casa en Churruarín 1225, ubicada a pocos metros del polideportivo y del ex Frigorífico Gualeguaychú. Observaba sin poder creer que las llamas consumieron su dormitorio y afectaron al resto de la construcción, en un hecho que pudo haberse cobrado la vida de sus tres hijos.
Hoy, más tranquilo, Boari atendió, casi sin cesar, su teléfono. Agradecía a cada uno de los que lo llamó para solidarizarse y a las personas que ofrecían una mano para lo que fuera necesario. "Si bien lamento las pérdidas materiales, lo más importante que mis hijos están bien", contó a ElDía. Los menores de 15, 6 y 2 años se encontraban solos en el inmueble en el momento en que se desató el incendio, mientras el matrimonio se encontraba trabajando, casi por emprender el regreso a casa.

Uno de sus chicos, mientras jugaba, y sin querer, encendió el colchón de la pieza. Bruno, el mayor de 15 años, se encontraba en el living, cuando el de 6 años le dijo "se prende fuego el colchón de la cama de mamá". Bruno, a quien Boari definió como "un chico fantástico y que me llena de orgullo", salió corriendo a levantar al hermano menor y junto al del medio pidieron auxilio a los gritos.
El vecindario, alertado por los gritos y la densa humareda, socorrió a los menores. El médico destacó "el trabajo y la valentía de sus vecinos", particularmente dos chicos de 16 años que ingresaron a la casa a tratar de apagar el incendio. "Pese a su corta edad, rompieron los vidrios y empezaron a tirar agua como pudieron", en una actitud digna de elogio y reconocimiento.
De todas maneras se "prendió fuego todo, perdí la cama, la ropa de mi mujer, la mía, fotos de Haití y España, mi documentación de médico, los sanitarios de uno de los baños, aires acondicionados". "En un momento me puse mal, pero ahora que veo a mis hijos jugando con su abuela, que están bien, que no les pasó nada, lo material pasa un tercer plano", comentó. "No sé si lo recuperaré en lo inmediato o en dos o tres años, pero es algo que tiene solución, pero si Bruno hubiese entrado en un estado de pánico, que no le hubiese permitido actuar, no estaría contando esta historia. Sin embargo, bajo una cortina de humo, sacó a sus hermanitos y los puso a salvo", agregó.

Al momento del incendio, Juan estaba atendiendo pacientes en su consultorio, pero debió abandonarlos rápidamente cuando recibió el llamado de su esposa alertándolo: "La casa se prende fuego". Cuando llegó se encontró con una nube de humo y llamas de tres metros. Observó que sus hijos estaban fuera de la casa, cuidados por los vecinos y se metió a la casa a "salvar lo que pudiera". Dijo que se sacó la chaqueta, pero "las llamas avanzaban y me di cuenta de que era imposible hacer algo". Es así que se sentó en una silla, viendo cómo se prendía fuego todo y esperando que llegaran los bomberos que "actuaron de manera fantástica".
Dos pequeños héroes
Luciano Tarragona y Mariano Bredle, adolescentes de 16 años, vecinos de la familia, contaron a ElDía lo sucedido. "Escuchamos los gritos de Bruno y corrimos a ver qué pasaba", y fue allí cuando se encontraron con el incendio. "Pedimos a los vecinos agua y matafuegos para combatir las llamas", indicó Luciano, que a pesar de su corta edad sabía muy bien cómo actuar ante un caso así: "templamos el fuego, y no abrimos nada para que no genere una corriente de aire y expanda las llamas".
Los chicos entraron una y otra vez. Uno de ellos calzado con unas ojotas y el otro con zapatillas. "Nos tapamos la cara con las remeras y pudimos aguantar el incendio hasta que llegaron los bomberos".