Boleta única, pluralidad democrática
Parece una contradicción pero se trata de una paradoja; aparenta ser algo ilógico aunque no lo es. Empecemos por explicar esta iniciativa. Hasta ahora, cada partido concurre a elecciones con la boleta oficializada en la que figuran sus candidatos.o El votante, en el cuarto oscuro, debe escoger una de las que compiten y colocarla entera en el sobre, o bien en partes, según los diferentes partidos por los que opta en cada sección del voto (Presidente, Gobernador, Legisladores, Intendente).
La reforma propuesta consiste en lo siguiente: utilizar una boleta única que contenga en sus respectivas casillas, los candidatos oficializados de todos los partidos. Al ingresar al cuarto oscuro, el votante recibe una birome con la boleta y en ella marca con una cruz, los candidatos que quiere votar. La misma boleta podría contener los pliegos necesarios para convertirse luego en un sobre cerrado.
LAS VENTAJAS
Las ventajas son de distinto orden. En primer lugar, la economía de costo para el fisco, porque en lugar de imprimirse en cantidades por cada partido, sólo bastaría confeccionar en una sola tirada, la boleta unificada, en número correspondiente a los empadronados y distribuirlas en cada mesa con algunas más, para los no registrados (votantes nuevos, fiscales generales, etc.) El ahorro sería significativo: los $ 10.000.000 que cuestan actualmente, se reducirían a $ 300.000, es decir 97% menos. Con esa diferencia podría pagarse la implementación del voto electrónico, que no requiere papel. Soñar no cuesta nada.
Mucho se favorecerían los partidos participantes ya que así podrían disponer de más fondos para sus campañas y no necesitarían emboletar las ciudades.
Pero la ventaja pecuniaria no es la principal: se evitaría la sustracción de boletas, ya que el votante que ha recibido la suya, no encontrará en el cuarto oscuro, ninguna para robarse. Y con ello, las demoras que suelen ocasionar las denuncias, reposición, nuevos robos, etc. Esa fue la causa del 83% de las irregularidades registradas en la elección de 2007 y tiende a agravarse.
Por otra parte, se transparentaría la voluntad ciudadana, al asegurar que sea el propio votante quien arma su voto.
Se facilitaría el voto segmentado, al prescindirse de las dificultades del corte y armado con la actual boleta chorizo: sólo bastará con repartir las cruces. Pasarían a la historia las corruptelas inventadas por la picardía electoral, como el voto cadena, la calesita y otras manipulaciones sobre el voto ciudadano.
Desaparecerían los problemas que se les ocasionan a los partidos políticos por impugnaciones de boletas, dificultades de oficialización, nuevas impresiones, todo ello generalmente a horas del acto electoral.
El escrutinio no tendría dificultades prácticas y los presidentes de mesa sólo deberían precaverse de que ningún fiscal tenga biromes al momento de desensobrar. Evidentemente, los más favorecidos serían los partidos chicos, con dificultades logísticas para reponer boletas y afrontar sus costos. Ello explica la paradoja inicial en cuanto a la pluralidad.
El sistema ha sido propuesto en la Ciudad de Bs. Aires y se impulsa otro proyecto en el orden federal. Se podría al menos, hacer un ensayo en Entre Ríos, que en 2009 sólo elige unos pocos legisladores nacionales. En cuanto a las elecciones provinciales, la legislatura entrerriana está facultada para instaurarlo en forma definitiva: ¿querrán?
INCONVENIENTES “DE CONVENIENCIA”
Ahora veamos los inconvenientes que aducen quienes resisten el cambio.
Dicen que en algunas jurisdicciones con 30 o más legisladores, no habría lugar en la boleta, para los de todos los partidos. Es cierto, pero se soluciona consignando sólo las cabezas de lista y el resto puede estar a la vista del elector en el lugar de votación, o en la propaganda previa. Sostienen que ocasionaría demoras, ya que el votante que nunca ha visto la boleta, tendría dificultades para encontrar los casilleros.
En este caso, la solución es más fácil aún: los partidos se encargarán de publicitar facsímiles de la boleta, indicando en qué lugar están sus candidatos. Otros argumentan que algunos votantes tendrán problemas para trazar las cruces. Bueno, está bien que nuestra educación no pasa por su mejor momento, pero se les podría exigir que sólo coloquen un palote, lo primero que se aprende en el jardín de 4. Por lo demás, muchas demoras se compensarán con las que ahora ocasionan quienes arman su voto en el cuarto oscuro, perdidos en un berenjenal de boletas.
Por otra parte, recordemos que Argentina es uno de los pocos países del mundo que mantiene el viejo sistema. La mayor parte de los del subcontinente -algunos con elevadísimas tasas de analfabetismo- ya utilizan sin problemas ese sistema, complementado con fotos de los candidatos principales y emblemas con colores de los respectivos partidos. En otros países con bajo nivel de escolarización, se viene utilizando el voto electrónico que acá se resiste por complicado, cuando el 90% de los trabajadores y jubilados cobran en cajeros automáticos.
MINISTRO EMBANDERADO
Aníbal Fernández, con su característica desmesura -tan impropia en un Ministro de Justicia- ha dicho que tal reforma es imposible, por cuanto la boleta debería alcanzar el tamaño de una bandera de ceremonias. Sería interesante que el Ministro se embanderara con seriedad en la reforma política y electoral que nunca llega. Ya llevamos 25 años de Democracia recuperada pero el votante es cada vez peor tratado y las instituciones, más desnaturalizadas. Y si al país se lo niegan, como ya están anunciando, que al menos se abstengan de tomarle el pelo a la ciudadanía, como el haber creado una Comisión Especial Interparlamentaria y una ¡Subsecretaría para la Reforma Institucional y el Fortalecimiento de la Democracia! cuyos ñoquis no deben ser nada baratos.
Somos pesimistas. Pero será interesante seguir el debate para ver qué posición adopta cada legislador y con qué argumentos. Talvez por ahí deba empezar la reforma que todos pedimos: la de nuestros representantes.
Hasta el domingo. Si Dios quiere.
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