
Botnia-UPM, efectivamente, contamina. La novedad es que lo acaban de decir voceros del gobierno, que critican que sus pares uruguayos escamotean información sobre el punto.La noticia, a priori, debiera abroquelar localmente a los actores locales. Toda vez que es lo que ha venido sosteniendo esta ciudad a los largo de estos años.Lo que podría ser un motivo para fortalecer el planteo doméstico está derivando, sin embargo, en un nuevo encontronazo entre los referentes políticos del oficialismo y la Asamblea Ambiental.Veamos. Dicha Asamblea solicitó al Juzgado Federal de Concepción del Uruguay que cite a declarar al intendente Juan José Bahillo, al senador nacional Guillermo Guastavino, y al presidente de la delegación argentina en la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), Hernán Orduna, para que den testimonio de su conocimiento sobre los informes de monitoreo bilateral a la pastera.La pregunta es: antes de avanzar en esta presentación judicial, ¿no hubiera sido más sensato reunirse con Bahillo, Guastavino y Orduna, para armar una estrategia común?Del lado del oficialismo, en tanto, su salida a la palestra con la afirmación de la contaminación, sugiere que ha descubierto algo nuevo. ¿Se socializó antes esta postura con los asambleístas, que vienen demandando se los tenga en cuenta?Lo que se muestra hacia fuera es que ambos actores parecen jugar su juego por separado, ignorándose mutuamente. De hecho cada uno duda de la buena fe del otro, al que atribuye algún interés subalterno.La Asamblea sospecha que el oficialismo habla hoy de contaminación porque el gobierno kirchnerista se peleó con el uruguayo. Por su lado los referentes políticos del gobierno presumen que cada acción de los ambientalistas está inspirada de un ánimo antikirchnerista.Por lo visto, cuesta imaginar un escenario en el que converjan en un planteo común. A veces da la impresión que detrás de la defensa de la causa ambiental se oculta el deseo de querer tener razón, y esto por vanidad personal o de grupo.De suerte que importa más imponer la propia posición frente a supuestos rivales, y que esto se reconozca, que aquello por lo que se dice pelear (la causa en sí).