
El gobierno kirchnerista dice que las sospechas sobre los manejos de Amado Boudou son algo así como "otra prueba que debe afrontar el gobierno nacional y popular en su lucha contra los enemigos del pueblo argentino".Julio Majul ColaboraciónY con ese bolazo pretende que nos olvidemos de la realidad. Es una vieja táctica kirchnerista, y (la verdad sea dicha) hasta ahora le ha dado óptimos resultados.El vice envalentonáu: es popularísmoBoudou recuerda cada vez que puede que él fue electo con el 54% de los votos. Alguien debiera explicarle que él fue electo porque acompañaba a Cristina Fernández de Kirchner. Si se hubiera candidateado sólo, tendría los votos de su novia, y seguramente la de sus viejos amigos de la Ucedé de Alsogaray. Personalmente, no conozco a nadie que haya votado por Boudou (¡uff! Tengo ganas de nombrarlo Budú, nomás, pero quizá alguien en la redacción se enoje).Esto es si como yo dijera que fui electo Senador con el 55% de los votos. Fui electo porque iba en la lista con Emilio; si hubiera ido sin él, quizá hubiera superado el 20% de la elección anterior, pero jamás hubiera sido electo. Claro que Boudou nunca ha sido electo por el voto de la gente para ocupar ningún cargo importante, y nadie en su sano juicio diría que llegaría al 0,1% por sus méritos, inexistentes aparte de la sonrisita eterna gardeliana, la pinta de canchero y el toqueteo de la guitarrita.La cuestión es que este sujeto llega ser nuestro Vicepresidente, y ahora nos enrostra que él fue electo con el 54% de los votos, y eso lo hace intocable.El escandaloso caso Ciccone A Amado Budú (lo puse nomás, qué tanto) se lo acusa de haber hecho fuerza, desde el Ministerio de Economía, para que a un amigote de él se le entregara la empresa Ciccone.Este amiguito estaba inscripto en la AFIP como monotributista categoría B, o sea que ganaba menos de $ 2.000 al mes.Este señor que ganaba $ 2.000 al mes se haría cargo, con el aval de una empresa de dueños desconocidos, llamada The Old Fund de la imprenta más importante de la Argentina, la única capacitada para imprimir dinero, además de acciones, patentes y toda clase de cosas. The Old Fund es una empresa fantasma, con fondos venidos casualmente de un paraíso fiscal.El jefe de la AFIP, el sospechado de varios casos de corrupción Etchegaray, no quiso aparecer sólo auspiciando este atropello a la razón, y requirió la opinión al Ministro de Economía de entonces, el Amado. El Ministro no tuvo problemas en auspiciar esta barbaridad, constituyendo el único caso durante su gestión en que se manifestó en una consulta de la AFIP.La empresa en cuestión, de los hermanos Ciccone, había entrado en proceso de quiebra pedido por la AFIP; luego del O.K. de Budú, el sospechado Etchegaray procedió a entregar la mayor empresa impresora del país a The Old Fund, a cambio de que ella (el Viejo Fondo) pagara menos del 1% del monto de la quiebra. Y le otorgó a Ciccone, luego de haber pedido su quiebra, un plan de pago de su deuda con la AFIP a pagar en más de 10 años, al 0,5 % mensual de interés. Un chiche, miren. Solo le falta el moñito que diga "unos vivos nos quedamos con la imprenta más grande del país, poniendo unos pocos pesos, gracias al ministro de Economía y al capo de la AFIP".Por esta razón, un Juez hasta ahora irreprochado y un Fiscal ídem están investigando al Vice de sonrisa gardeliana y guitarrita al cuello, en lo que constituye un claro ataque de la corporación judicial, los diarios Clarín y La Nación, y algunos otros miserables rastreros más, al intachable gobierno nacional y popular.Para evitarle al Juez y al Fiscal la ignominia de su desvergonzada desfachatez, el gobierno nacional y popular echó al jefe del Fiscal, único sobreviviente real del gobierno camporista, por deshonesto, ya que su esposa, abogada, intercedió ante el Amado por un cliente; parece que el Amado olvidó el asunto por un añito nomás, y ahora lo recordó y procedió a obligar a renunciar al símbolo camporista referido. ¿La Cámpora? Muy contenta que se haya desenmascarado a un enemigo oculto del gobierno nacional y popular, que durante nueve años tuvo engañado al matrimonio Kirchner, que lo creía apto para el cargo de Procurador General de la Nación.Ahora, en su reemplazo, para comandar la investigación al Amado, quiere nombrar a un amigo del Amado.Digo yo: ¿no será ya demasiado? Esto ¿no huele demasiado mal? ¿No es un atropello a la razón? Todo esto: ¿no atenta contra la República? Digo, nomás. De puro atrevido que soy.