Cambio de Frente: El dueño de la pelota

Juan Chonquele es uno de los privilegiados de este segundo grupo. Fuera de la cancha es humilde, de perfil bajo y más bien introvertido; adentro, líder, capitán, compañero y conductor. Es uno de esos jugadores que parecen justificar cada uno de sus pases y movimientos sin dejar demasiado lugar al azar, de esos virtuosos que transforman en fácil lo difícil. Ése es Chonquele.
Hace 22 años, una de las maestras de la Escuela Rawson llamó la atención a los papás de uno de los chiquitos de la salita de 5 porque en cada recreo no hacía más que convertir en pelota cada botella, tapita plástica o piedrita que se le cruzara en el camino.
"Inmediatamente mi mamá me llevó al Tiro, porque ahí jugaba el hijo de la maestra. El técnico era el Colorado Sartori, un fenómeno. Arranqué en la categoría 85 porque no había 87 en ese momento, así que me acostumbré a jugar con los más grandes desde el principio", relató Chonquele, como si lo que cuenta hubiese pasado la semana pasada.
Arrancaste desde chiquito en Tiro federal...
Sí, empecé a los cinco y estuve hasta el '99, cuando decidieron cerrar el fútbol en el club... Tenía 13 y al año siguiente me fui a Gimnasia de Concepción del Uruguay, donde estuve un año.
¿Cómo se dio lo de Gimnasia?
Vino una comitiva a probar jugadores. Jugué y les gusté. Me llevaron a préstamo para un torneo internacional. Fuimos juntos con Emilio (Rébora), que en ese momento jugaba en Central... Nos conocimos en la Terminal, antes de viajar a Concepción, después el fútbol hizo que nos encontráramos en cuatros clubes más: Tiro, Central, Itapé y Juventud.
¿Cómo fue el momento en que desapareció el fútbol del Tiro?
No me olvido nunca más de ese momento. Los dirigentes decidieron sacar el fútbol porque les daba pérdida. En ese entonces, el club no tenía muchos socios y no había gente comprometida con el fútbol. Fue de un día para el otro; un bajón. Quedaron muchísimos pibes del barrio sin club, en la calle, y fue así que muchos fuimos a parar a Central.
¿Y por qué a Central?
En aquel momento me fue a buscar Julio Colazo, una de las grandes personas que conocí gracias a la redonda, y ya me gustó y me quedé... Mirá, te digo más, el fútbol me dio a mis dos mejores amigos: a Julio que tiene una historia larguísima y al Toto Boari, un nene que recién arranca y que ahora está en el Juve...
Hablando de eso, tuviste la posibilidad de jugar un Argentino B con Juventud...
Sí, fue increíble. En lo deportivo y por lo que me dejó, jugar en Juventud fue muy importante para mí. Tuve la posibilidad de aprender de Juan Sánchez, Matías Marchesini, el Beto (Acosta), el Chuly (Wernly)... Con ellos vas mamando esa experiencia, tanto adentro como afuera de la cancha. Yo era bastante chico y jugar con esas bestias fue algo único.
Y de los jugadores que están en el torneo local, ¿cuáles son los que más te gustan?
Son muchos. Tuve la posibilidad de jugar con Gastón Carro, un monstruo en la cancha y una gran persona. Creo que es uno de los pocos distintos que tiene el fútbol de la ciudad. Después, y a esto siempre lo digo, para mí el mejor jugador de Gualeguaychú es, sin ninguna duda. el Negro... Roberto Lezcano. No importa de qué juegue, puede ser delantero, enganche, lo que sea, lo cierto es que vos le tirás la pelota y, de una forma u otra, siempre resuelve bien. Es un jugadorazo sin vueltas.
¿Te arrepentís de algunas decisiones que tomaste?
No, de ninguna. Por ahí, tengo algunas cosas pendientes, como volver a jugar un Argentino o un Torneo del Interior, volver a tener ese roce y demostrar que todavía estoy para eso. Esa es una cuenta pendiente. Ojalá pueda tener la oportunidad con Central. Aunque ahora el objetivo inmediato es hacer las cosas bien y volver a a la Divisional A para poner al club en el lugar del que nunca debió irse... Y en eso estamos.
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