Cambio de Frente con Facundo Avilés: Le queda Chico...

De muy pibe su papá lo hizo arquero. Salvo algún esporádico paso por Juventud, jugó toda la vida en Sarmiento, el club de sus amores. Se bancó varias lesiones y hasta estuvo dos años sentado en el banco, sin entrar ni un minuto, para hacer realidad uno de sus mayores sueños: defender el arco de la Tromba.Luciano Peralta Con 28 años recién cumplidos y a fuerza de trabajo y compromiso, Facundo Avilés se pudo afianzar en su puesto en el club del que es hincha y se convirtió, sin duda alguna, en uno de los mejores de la categoría.Acompañado por su hermano, a los 4 comenzó a jugar al fútbol: "Mi viejo me iba a llevar a Juventud porque quedaba cerca de casa, pero un amigo de él le habló de Sarmiento y ahí arrancamos... Cosas del destino", dice orgulloso de los colores.¿Cuándo te hacés hincha?Fue de chiquito. Empezamos a entrenar con mi hermano y mi viejo también se metió en el club, agarró la categoría '85 y de a poquito toda la familia se fue haciendo cada vez más hincha.¿Y de arranque fuiste al arco?Mi papá era arquero, entonces me hizo arquero a mí. Después lo tuve de técnico. Teníamos equipo para salir campeones, pero por cosas del fútbol no se nos dio. Ese año me corté un ligamento de la rodilla y estuve tres meses parado... Solamente las lesiones ocasionales obligaron a Avilés a dejar las canchas porque desde que comenzó era de los que no faltaban nunca a entrenar: "Tuve mil bajones cuando las cosas no me salían. Llegaba a casa, me acostaba y sentía que no tenía más ganas de seguir, pero llegaba el lunes y sabía que no podía quedarme sentado. Si yo quería revertir esa situación dependía nada más que de mí...".Es difícil ver todo desde el banco...Sí, siempre querés jugar. Cuando arranqué en Primera fui suplente de Roberto Farabello y de Javier Gómez. Como era menor de edad, no podía jugar en las dos categorías, entonces iba directo a Primera, donde estuve en el banco casi dos años... No entré ni un minuto.¿En qué te apoyabas para seguir entrenando sin poder jugar?Siempre mi sueño fue jugar en la Primera de Sarmiento. De chiquito, cuando iba al club y veía a los jugadores, sentía que quería ser eso de grande. De hecho, me acuerdo que una vez estaba el Sapo Silva en el vestuario y yo, que debo haber tenido 8 años, le dije que iba a ser el arquero de Sarmiento cuando sea grande. "Ojalá se te dé", me dijo... Y después de mucho esfuerzo, se me dio.La tuviste que remar mucho tiempo para estar donde estás...Desde siempre me inculcaron que con esfuerzo todo se consigue. Y cuando vas creciendo y tomás conciencia de todo el trabajo que hacen muchos por el club, es muy difícil no remar y ser de Sarmiento hasta los huesos...¿Cómo fue perder el predio del Hospital que tenía el club?Ya estábamos al tanto de que en cualquier momento nos sacaban la cancha. Me acuerdo que una noche fuimos a entrenar y estaban los arcos tirados y no estaban los alambrados. Fue uno de los días más tristes de mi vida. Pensá que desde siempre pisé esa cancha, era como mi casa.¿Cuáles son tus objetivos?Llevar a Sarmiento lo más alto posible. Este año disputamos el Argentino C y siento que todo el grupo aprendió y se nutrió de eso. Juguemos lo que juguemos, la meta siempre es llevar a la Tromba bien arriba.¿Qué representa Sarmiento en tu vida?Es parte de mi familia, mi hogar, mi psicólogo, mi vieja... mi novia. Llega un momento que es parte de tu vida y no me imagino la vida sin Sarmiento. Ahora que estoy afuera de la cancha por una molestia, en lo único que pienso es en ponerme bien para volver a jugar. Es el motor que me hace seguir para adelante todos los días.
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