Capilla Santa Clara: Al rescate de un antiguo edificio

Un grupo de fieles, lugareños y ex residentes se propusieron devolverle el esplendor que supo tener un edificio, hoy vacío y abandonado.El arquitecto Guillermo García, quien restauró la Catedral de La Plata, ha sido contactado para ser parte del proyecto.
Martín Bochatay relató el viaje
En una mañana soleada, las nubes ya habían dejado su preciada carga sobre nuestra ciudad y sus alrededores. Un reducido pero fervoroso grupo de fieles se congregaba, mientras el reloj de la iglesia del Sagrado Corazón daba diez campanadas, anunciando la hora.
Al amparo de una bella imagen de Nuestra Señora del Rosario, partió la peregrinación.
Treinta años habían pasado desde la celebración de la última misa en la capilla "Santa Clara".
Los fieles de la zona se habían concentrado. Entre ellos se destacaba un grupo de niños de catequesis que pertenecía al vecino pueblo de Escriña, los cuales, con carteles en sus manos, hicieron detener la caravana. Desde allí, continuaron acompañando, con cantos y oraciones, el paso de los peregrinos.
Al llegar, nos recibió la ruinosa construcción. En su interior, un retablo vacío. El altar, despojado, desprovisto de todo el esplendor que lució en el pasado. Pero aún en pie y firme como la fe de los pobladores del lugar y de aquellos que lo fueron en otras épocas, o de sus descendientes, quienes se emocionaron al reencontrarse con sus orígenes.
Se preparó un improvisado altar y el Padre Oscar dio inicio a la celebración litúrgica. En su homilía, además de aconsejarnos y orientar nuestra vida de fe, realizó una breve reseña histórica del lugar, destacó las características que presentaba el templo muchos años atrás y habló de las obras de restauración que se estarán iniciando próximamente.
Terminada la misa, muchas historias y anécdotas de ex vecinos colmaron el momento. Fotos que mostraban primeras comuniones y festividades litúrgicas realizadas en la capilla. Se escuchaban relatos y recuerdos que aún siguen vivos, mientras degustábamos algunas exquisiteces preparadas por habilidosas y anónimas manos.Este proyecto de revalorización de la capilla "Santa Clara" ha recibido un gran impulso del Padre Oscar Bourlot —párroco de Santa Anita y descendiente de pobladores de la zona— quien, junto a otros colaboradores cercanos, está encaminando la recuperación de este histórico lugar.
Lia Fimpel hizo una reseña histórica
La Capilla Santa Clara es testimonio mudo del pasado de la región, pero guarda, tras sus paredes, un enorme y rico caudal de conocimientos.
No se tienen hasta hoy datos certeros sobre su fundación, pero se sabe —tanto por tradición oral como por documentos existentes— que es anterior al paso del ferrocarril (1890).
Según relatos de los lugareños, los primeros feligreses de Urdinarrain (1897) debieron asistir a los oficios religiosos en Santa Clara, por lo que ubicamos a ésta entre los años 1880-1890.
Entre los materiales, que aún se conservan de Santa Clara, se encuentra un cuaderno con anotaciones varias sobre objetos donados o prestados por los feligreses. Allí figuran, entre otros, objetos dañados por un tornado en el año 1906, lo que coincide con relatos obtenidos entre antiguos pobladores de la zona. Esto confirma que, a principios del siglo XX, el templo religioso ya estaba en pie.
Otros documentos con los que se cuenta son fotos de la Familia Van Schildt (antiguos pobladores de la Colonia Santa Clara) del año 1900. En una de ellas, se muestra el frente de la capilla con feligreses y, en otra imagen, se ve una procesión en el campo.
También tenemos, como datos certeros, casamientos efectuados en la década de 1890, por ej: Godofredo Fimpel con Isabel Van Schilt en el año 1897 y, anterior a éstos, Cornelio Van Schilt con Josefa Fimpel y el bautismo de sus tres hijos mayores.
Generalmente, no existían documentos escritos que certificaran que esta superficie pertenecía o pertenece a la iglesia.Esto sucedía porque el dueño de un campo donaba una esquina, que coincidía con una calle importante para la comunicación entre las familias de la zona, y allí se edificaba una capilla.
Se llegó a trazar el ejido del pueblo, con una plaza central y, por supuesto, la capilla. Cuando en 1890 pasó el tren, el Sr. Escriña compró los terrenos linderos a la estación y delinearon, allí, un nuevo poblado a 2 km. del anterior, por lo cual Santa Clara perdió su protagonismo.
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