AMICUS CURIAE
Caso Schlotthauer: aseguran que evidencias médicas no fueron consideradas por jueces

El presidente del Colegio Médico de Gualegauychú, Emilio Bianchi, envió una carta a la Sala Penal y de Procedimientos Constitucionales del Superior Tribunal de Justicia (STJ). En el texto al que accedió ANÁLISIS, el galeno se presentó bajo la figura de "Amicus curiae" o "amigos del tribunal" en el marco de la impugnación extraordinaria contra la condena al médico Carlos Nemec por la muerte de Andrea Scholotthauer en Gualeguaychú.
En representación del Colegio Médico de Gualeguaychú, Bianchi aporta en un escrito las dudas respecto de la condena al médico Nemec. “Quien fuera condenado en la presente causa como presunto responsable del delito de homicidio imprudente nos ha planteado –como asociado y miembro de nuestro cuerpo médico- una serie de inquietudes respecto de su condena, particularmente desde el punto de vista médico-científico. En tal sentido nos ha acompañado copia de la sentencia del Tribunal de Juicio y del Tribunal de Casación, como así también una serie de informes médicos y pericias producidas en la causa que se le sigue”, se aclaró en la nota. “Lógicamente, no es objeto de nuestra presentación valorar o cuestionar la resolución jurídica que se le ha dado al caso ya que esto excede nuestro ámbito de incumbencia y conocimiento, no obstante ello, creemos que podemos aportar algunas consideraciones desde la óptica de la ciencia médica que a nuestro criterio podrían ser de interés al Tribunal al momento de tomar su resolución”, se agregó. Sin embargo, Bianchi dijo que existe “honda preocupación en la comunidad médica que representamos porque cuestiones médico-científicas evidentes no fueron cabalmente recepcionadas por parte de los Tribunales”. Argumentos médicos Según el texto al que accedió este medio, el Colegio Médico de Gualeguaychú sostiene cuatro puntos principales que no habrían sido considerados por los tribunales inferiores. “Los tribunales han considerado que el Dr. Nemec sería responsable de la muerte de la paciente Andrea Schlottahuer por cuanto éste habría demorado una intervención quirúrgica para diagnosticar y tratar a la paciente quien atravesaba por un cuadro de sepsis generalizada, lo cual habría determinado su posterior muerte por coagulación intravascular diseminada”, indicaron. Agregaron que “no es nuestro propósito valorar o cuestionar desde el punto de vista jurídico lo resuelto, sino antes bien, plantear algunas cuestiones que desde la ciencia médica aparecen como claras e incontrovertibles. En este sentido destacar que existen pruebas científicas incuestionables, repetibles y reproducibles para afirmar desde el punto de vista médico que la paciente no presentó CID”. “La coagulación intravascular diseminada (CID) es un proceso patológico que se produce como resultado de la activación y estimulación excesiva del sistema de la coagulación y que ocasiona microangiopatía trombótica por depósito de fibrina en la microcirculación y fibrinólisis secundaria. En la CID la estimulación continuada del sistema hemostático desborda la capacidad de control del organismo, lo que lleva a la generación de cantidades masivas de trombina y plasmina, causales de las manifestaciones clínicas fundamentales del síndrome: trombosis, hemorragia o ambas. Esta patología genera lesiones múltiples, en diferentes partes de la anatomía del cerebro. Así se ven múltiples focos a nivel frontal, prefrontal, occipital, en el tronco del cerebelo, se trata de un problema de la microvasculatura, en el cual se trombosan los vasos y empiezan a romperse, porque falla la circulación a través de esa pequeña vasculatura”. Luego precisaron que “esas trombosis, en los cuales la arteria se rompe, genera múltiples lesiones, pequeños hematomas, un puntillado hemorrágico en todo el parénquima cerebral. Estas lesiones en el cerebro que produce la CID resultan fácilmente corroborarles desde la ciencia médica, precisamente porque se puede constatar a través de diversos mecanismos la existencia de estas lesiones”. “En el caso y desde la ciencia médica tenemos para decir que: 1.- Que a la paciente, en vida –y a escaso tiempo de su fallecimiento-, se le realizó un examen de laboratorio tendiente a verificar –entre otras cosas- el recuento de plaquetas lo cual arrojó como resultado que dicho recuento tenía valores normales. Esto es relevante por cuanto la CID produce hemorragia lo que conlleva a una sensible disminución de las plaquetas. Es decir, no existe ninguna posibilidad de CID con recuento de plaquetas normales. 2.- A la paciente se le realizó en vida –y a escaso tiempo previo de su fallecimiento- una Tomografía Axial Computada (TAC) de cerebro la cual descarta desde la medicina la posibilidad de una CID. Dicha imagen descarta la existencia de trombos y sangrado generalizado que produce la CID, conforme fuera expuesto precedentemente y que la misma sí era compatible con una hemorragia subaracnoidea en el àrea del polígono de Willys (Fischer III), con entidad para causar la muerte. Dicha imagen dista de ser de aquellas que se encuentran en los sangrados por CID que NO son localizados sino difusos. (Ver declaración Dr. Vega). 3.- Luego de su fallecimiento, a la paciente se le practicó, como es de rigor, un examen autópsico donde se obtuvieron muestras fotográficas del cerebro. Dichas imágenes tampoco evidencian CID, por cuanto no evidencian trombos y hemorragia generalizada en todo el cerebro, ni en ningún otro órgano (cuando se presenta un cuadro de CID se afectan necesariamente TODOS los tejidos vitales). 4.- El Informe Anatomapatológico Nº 133/16 suscripto por el Dr. Luis Santos Spitale, quien es un referente en la Medicina Forense, tampoco da cuenta que la paciente halla fallecido a causa de una CID. Por el contrario, descarta que la paciente haya tenido CID, como así también descarta hallazgos compatibles con sepsis. En este sentido, cabe destacar que el Profesor Dr. Luis Santos Spitale, quien actuara en el proceso como perito oficial y, quien además cuenta con sobrados antecedentes académicos y científicos en la materia -Profesor titular plenario de la segunda Cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad de Córdoba, Miembro del Instituto de Medicina Forense de la Primera Circunscripción Judicial, entre otros- fue categórico, amplio e ilustrativo tanto en su informe como en su declaración en el debate sobre la no existencia de indicios de sepsis, ni CID (coagulación intravascular diseminada), que es la causa que pertinazmente se esgrime como causa de muerte en los fallos condenatorios”. De inmediato precisaron: “De haber existido sepsis o CID esto debiera haber surgido indefectiblemente de la anatomía patológica cosa que no ha sucedido. El mismo profesional también afirmó que no tuvo la posibilidad de estudiar material que podría haber confirmado la existencia de un defecto vascular en el área del sangrado (estudio del Polígono de Willys). Conforme a nuestra ciencia, la Anatomía Patológica, es la última palabra por cuanto informa con nivel de certeza la ausencia o existencia de determinados patrones. Estos hallazgos anatomopatológicos pueden ser revisados, encontrándose dicho material en custodia en Córdoba. A mayor abundamiento, el video de la declaración en el juicio del Dr. Spitale resulta elocuente en el sentido señalado, destacándose que el citado profesional refirió no haber encontrado ninguno de los nueve (9) elementos anatomopatológicos patognomónicos que se encuentran en las CID, lo cual descarta la existencia de CID en la paciente fallecida”. Acotaron: “La sentencia sostiene -en base a un artículo médico que la misma cita- que es posible que una persona haya padecido CID y que no se encuentren signos anatomopatologicos de ello. Esto sólo es posible en los casos en que ese paciente haya superado la CID, es decir se haya curado, que continúe con vida y se haga un control anatomopatologico de los tejidos y no se encuentren evidencias de dicha enfermedad. Claramente esto no es aplicable al caso de Andrea Schlottahuer donde la sentencia sostiene que ésta falleció a causa de la CID. En este último supuesto, si el paciente fallece de CID esto necesariamente debe surgir de la anatomía patológica, se debe encontrar en todos los tejidos secuelas de ello”. En quinto lugar plantearon que “el neurólogo Dr. Marcelo Mateucci, el neurocirujano Dr. Julio Vega, la TAC (Tomografia axial computada) de cerebro premortem y las fotografías de la necropsia realizada en Oro Verde, brindan un marco objetivo e irrefutable –desde nuestra ciencia- de que la causa de muerte fue una hemorragia subaracnoidea totalmente ajena a la actuación del Dr. Carlos Nemec”. Por último apuntaron: “Finalmente, destacar que el día en que presentó el desafortunado evento que le provocara el deceso de la paciente, ésta se hallaba en franca mejoría, bajo ningún punto de vista con signos de sepsis y menos aún en estado de shock, ya que había sido extubada (no requería asistencia respiratoria mecánica), sin necesidad de drogas inotrópicas (vasopresoras – para el mantenimiento de la presión arterial), con funciones renales y hepáticas normales según se puede constatar por los estudios de laboratorio de esa fecha. En resumen, el cuadro que padeciera la paciente y por el cual fue intervenida quirúrgicamente se encontraba en vías de resolución”.
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