REVELADOR
Científicas de Gualeguaychú investigan la relación entre el mate y los riesgos de contraer Parkinson
El estudio lleva años desarrollándose y tiene sello local, el grupo de investigadoras liderado por la Doctora Irene Taravini comprobó que los componentes que tiene la yerba mate actúan como neuroprotectores en un modelo animal. En la actualidad se encuentran analizando cuales otros beneficios subyacen al consumo de esta infusión y pronto publicarán la investigación en una revista científica internacional.
Por Camila Mateo
Desde siempre Taravini se dedicó a la neurociencia y a la enfermedad de Parkinson y en 2015 la doctora Emilia Gatto del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires se encontraba desarrollando un estudio epidemiológico en pacientes parkinsonianos y sanos para comprobar si el consumo de mate bombilla, tal y como lo consume la mayoría de los argentinos, tenía alguna relación con la posibilidad o no de desarrollar esta enfermedad.
Pero ¿Por qué se suponía que el mate podía tener alguna relación? Según cuenta la Doctora Irene Tarabini, existe numerosa evidencia científica que demuestra que el consumo de café tiene un efecto protector en relación al desarrollo de la enfermedad de Parkinson y, que el mate tiene muchos compuestos bioactivos en común con esta infusión.
“Entonces Emilia dijo ´Si con el café se ha demostrado que tiene un efecto neuroprotector, el mate puede que también lo tenga y no lo conocemos´. Entonces empezó a desarrollar este estudio con pacientes parkinsonianos e individuos sanos. De ese estudio surge una publicación en la que ella y su equipo demuestran que el consumo de mate cebado en grandes cantidades, es decir que hubo una relación dependiente de la dosis, más de un litro por día, estadísticamente está relacionado con un menor riesgo de desarrollar la enfermedad. No quiere decir que si vos tomas mate no vas a tener la enfermedad, simplemente disminuye el riesgo. Ese es un estudio estadístico para esa población de individuos analizados, no sé si podemos generalizarla a todos los individuos”, explica la investigadora.
En este punto, Tarabini aclara que en Argentina o Uruguay no hay menos individuos con la enfermedad de Parkinson que en el resto del mundo, pero al igual que llevar una dieta saludable reduce la posibilidad de tener determinadas enfermedades. En este sentido, el consumo de mate podría aportar componentes que ayuden a reforzar la protección de las neuronas y evitar su degeneración.
Ahora bien, ¿Cómo se relaciona la investigación de Emilia Gatto con la liderada por la gualeguaychuense? Resulta que Gatto se comunicó con Taravini para trabajar en colaboración y realizar un estudio para conocer cuál era el posible mecanismo a nivel neuronal por el cual la yerba mate ejercía este efecto. Entonces, la científica local se propuso estudiar este fenómeno y desarrolló esta línea de trabajo junto a su equipo de investigación.
En el Laboratorio de Neurobiología Experimental de la Facultad de Bromatología, dependiente del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (CONICET-UNER), se creó un modelo animal de la enfermedad de Parkinson para estudiar y comprobar los efectos de la yerba mate. Es importante aclarar que esta enfermedad neurodegenerativa que afecta el movimiento es exclusiva de los seres humanos y que para emularla se inyecta en los animales una neurotoxina específica en un área determinada del cerebro. Este procedimiento conduce a la muerte de las neuronas que liberan dopamina y son las que específicamente se ven afectadas en esta enfermedad.
Ratones que toman mate
Uno de los desafíos que planteaba el proyecto era ver cómo hacer que los animales consumieran mate de una forma similar a la que lo hacemos las personas, es por esto que crearon un mecanismo por el cual a través del biberón que tienen a disposición los ratones toman la infusión.
“Es un sistema que se llama ´cebada simulada´ en el cual se pone en un recipiente los 50 gramos de yerba y se pone la bombilla acoplada a una bomba de vacío y se ceba el mate. Se activa la bomba y succiona el líquido como si estuvieras tomando el mate y esa infusión se recolecta y es la que se pone en el biberón a disposición de los ratones”, ilustra Taravini.
A partir de este modelo, el equipo de científicas pudo comparar los resultados entre los ratones que solo tomaban agua y aquellos que tomaban mate, y pudieron comprobar que “la neuroprotección no funciona con el agudo sino con mucho tiempo de tratamiento y probablemente creemos que eso ocurriría en bajas dosis como una acción lenta a largo plazo de los compuestos que nosotros conocemos que están presentes en la yerba mate como numerosos antioxidantes y compuestos antinflamatorios. Vamos por ese lado porque ya se sabe que asociado al desarrollo de la enfermedad se ponen en marcha mecanismos de estrés oxidativo y de inflamación, entonces tal vez nosotros consumiendo una bebida con efectos antioxidantes y antinflamatorios tenemos un ambiente neuronal que hace que las neuronas estén más protegidas o estén menos expuesta o estén menos vulnerables a morir o ´neurodegenerar´ como se dice”.
En esta línea, Taravini precisa que la diferencia entre el consumo de mate cocido y el mate cebado subyace en la cantidad de gramos que se consumen de yerba: “Un mate estándar tiene 50 gramos de yerba y lo que uno hace es poner un chorrito y toma, es como una extracción al principio más pura e intensa y después se termina con el famoso mate lavado. Además, la temperatura no es la misma que la del té que es como se suele ingerir el mate cocido. Tampoco es lo mismo 3 gramos que tiene el saquito en 200 mililitros que tiene una taza, que los 50 gramos que contiene un mate”.
La importancia del desarrollo de la ciencia local
En un contexto donde la producción científica nacional está puesta en cuestionamiento, proyectos como el liderado por la Doctora Irene Taravini demuestran la importancia de generar conocimiento en esta línea.
Al respecto, la especialista expresa que “Es muy bueno que podamos trabajar a este nivel en nuestra ciudad, que los estudiante que hicieron su carrera de grado tengan un espacio para elegir la carrera de la investigación científica, tomar ese camino y tener laboratorios de ciencia y tecnología para poder desarrollarse científicamente con un nivel internacional”.
En la actualidad, el equipo de investigación se encuentra estudiando “qué mecanismos bioquímico-moleculares a nivel neuronal están relacionados a este efecto neuroprotector del mate”.
Además, en el mismo laboratorio recientemente comenzó a desarrollarse un estudio en torno al uso de cannabis medicinal en la enfermedad de Parkinson. “Esos son desarrollos locales, con cannabis de producción local de plantas autóctonas y nativas en Entre Ríos, siempre sobre animales para comprobar posibles efectos benéficos”, finaliza Taravini.
Laboratorio de Neurobiología Experimental, Instituto de Ciencia y Tecnología de los alimentos (ICTAER, CONICET-UNER)
Dra. Irene Taravini, Investigadora CONICET, Prof. Facultad de Bromatología, UNER.
Dra. Cecilia Cura, Becaria postdoctoral CONICET-UNER.
Lic. Teresita Tribbia, Becaria doctoral CONICET.
Lic. Florencia Echeverria, Becaria doctoral CONICET-INYM.
Lic. Aylén Nelson Mohr, Becaria doctoral CONICET-UNER.
El Laboratorio de Neurobiología Experimental cuenta con financiamiento de la UNER, de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT) y del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM)