LA APUESTA POR EL ENOTURISMO REGIONAL
Cinco bodegas del Departamento serán parte del “Camino del vino” de Gualeguaychú
Desde el Concejo Mixto de Turismo surgió la iniciativa de crear este recorrido que uniría las cinco viñas de la zona. Son tres ubicados en la ciudad de Gualeguaychú, uno en Larroque y otro en Urdinarrain De esta manera se busca consolidar el vínculo entre el turismo y una actividad productiva asociada históricamente a los inmigrantes europeos.
Gualeguaychú se apresta a impulsar el enoturismo de la zona, que consiste en establecer una ruta o camino por sus viñedos con fines turísticos. Un recorrido que combina cuatro elementos: turismo rural, cultura, gastronomía y, sobre todo, vinos.
Es uno de los proyectos que maneja el Consejo Mixto de Turismo de Gualeguaychú, según adelantó su presidente Fernando Zubillaga. Se trata de armar un producto que venga a enriquecer la oferta turística, aprovechando el desarrollo de la vitivinicultura local, que pegó un respingo en los últimos años.
La idea es ofrecerles a los visitantes un “viaje” a los cinco viñedos que existen en el departamento para que puedan conocer desde adentro el mundo del vino. Y esto en el marco de un relanzamiento del llamado turismo de micro región, que localmente se conoce como “Pueblos y Aldeas del Sur Entrerriano”.
Las visitas a las bodegas pueden incluir un sinfín de actividades, como catas, paseos entre viñedos, dormir con vistas a campos de vides o degustar los mejores maridajes, acompañados con gastronomía local.
Es decir, no se trata simplemente de probar los vinos de esta zona geográfica, sino de vivir toda una experiencia alrededor del vino que se produce en ese lugar. Es, al fin y al cabo, una forma de descubrir un nuevo destino.
El “Camino del vino” involucraría por lo pronto a los cinco viñedos existentes en el departamento, tres situados en la ciudad de Gualeguaychú, uno en Larroque y otro en Urdinarrain, todos los cuales han surgido en los últimos años. Ellos son:
- Altos del Gualeguaychú - Bodega Ianni. Viñedos y bodega ubicados en calle 4, entre 7 y 8, en Colonia El Potrero. Actualmente, a diez años de haber plantado su primer viñedo (2012), elaboran vinos de cepas blancas Viognier y Sauvignon Blanc, y de cepas tintas Cabernet Franc y Tannat.
- Las Magnolias. Viñedos y bodega boutique situados en Avda. Gral Artigas (Acceso Sur) Km 4,3. Allí crecen variedades de Malbec, Tannat, Marselan y Sauvignon Blanc, produciendo vinos de cepas tintas y blancas, un vino dulce y un espumante.
- La Dominga es un viñedo emplazado en Ruta provincial 42, a pocos metros del Paso del Tala, antiguo camino a Puerto Constanza que conectaba Gualeguaychú con Buenos Aires. El enclave cuenta con una viña joven de cepas Merlot y Chardonay y una plantación de nogales pecan, a ambos lados del arroyo Betín.
- Finca Los Bayos. Viñedo y bodega ubicados en la ciudad de Urdinarrain, sobre la R.P. N°20, Km 55. Las primeras cepas de Merlot y Chardonnay se plantaron en 2017 y luego se agregaron Marselan y Pinot Noir. Fabrican por método tradicional vinos tintos, blancos, rosados y espumantes. La producción de la finca se complementa con un monte de nuez pecan.
- Viñedos De Miguel. Viña ubicada en calle P. Dalmaso (Larroque), donde se elabora un vino blend de cepas tintas.
Según los expertos, los vinos que se producen en esta zona, y en el resto de Entre Ríos, no tienen altas concentraciones de alcohol y los blancos son muy perfumados. Estas características los hacen atractivos, porque los consumidores de hoy prefieren vinos suaves, fáciles de tomar, para acompañar las comidas o disfrutar con amigos.
Las cepas que arraigan en suelo entrerriano son varias, aunque en la Costa del Uruguay la que mejor se adapta es la Tannat, seguida por la Malbec, que es emblemática de Argentina. A ellas se agregan Marselan, Cabernet Franc, Syrah, Merlot y Pinot Noir en uvas tintas, y Viognier, Sauvignon Blanc y Chardonnay en uvas blancas.
El ave fénix del vino entrerriano
Estos emprendimientos de la zona, surgidos todos a partir del año 2000, no son sin embargo una novedad absoluta en la historia productiva regional.
En efecto, hacia fines del siglo XIX hubo aquí viñateros artesanales, pero luego esta práctica agrícola desapareció y con ella la figura del vitivinicultor.
Sin embargo, como el ave fénix, en los últimos años se ha verificado un renacer de las vides de la mano de entusiastas emprendedores, quienes se han sumado a una ola de producción entrerriana.
Hay una historia del cultivo de vid y de producción de vinos en Entre Ríos y también en esta zona sur. Alguna vez la rica tierra de Urquiza tuvo viñedos de calidad, plantados por inmigrantes europeos en el siglo XIX.
Sin embargo, esta agroindustria entrerriana, que había alcanzado un desarrollo extraordinario (4º lugar en el Censo Nacional de Viñas de 1907 con 4.000 hectáreas), fue destruida de cuajo en 1930.
Y esto por una disposición del gobierno de Agustín P. Justo (paradójicamente un entrerriano de Concepción del Uruguay), como una respuesta a los efectos de la Gran Depresión en Estados Unidos, que se hizo sentir en el país por una caída de las exportaciones de las economías regionales.
En efecto, la Ley Nº12.137, que estableció la prohibición de producir vino fuera de la zona de Cuyo, hizo que cerraran alrededor de 60 bodegas entrerrianas. Fue una especie de extermino económico que hizo desaparecer por décadas a Entre Ríos como productora de vino.
Esta saga de una industria floreciente que murió aplastada por la política centralista y burocrática, probablemente sea uno de los episodios más dramáticos de la economía provincial.
Esta situación empezó a revertirse luego de que el Congreso de la Nación, en 1993, decidiera derogar esa desafortunada prohibición. Desde entonces Entre Ríos ha retomado con fuerza esta antigua producción.
Resulta que la vitivinicultura entrerriana está en pleno auge, con 59 viñedos y 36 bodegas distribuidos en los departamentos de Paraná, Diamante, Nogoyá, Victoria, Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Colón, Concordia, Federación y La Paz. Muchos de ellos integran la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos.
Quien ha dejado constancia de las peripecias del vino entrerriano es la historiadora Susana T.P. de Domínguez Soler, autora del libro “Entre Ríos. Vinos y Viñas” (2000), donde se repasa 170 años de historia de la vitivinicultura entrerriana.
El vino entrerriano, Urquiza y los colonos europeos
Inmigrantes europeos, en el siglo XIX, trasplantaron esta actividad sobre la costa del río Uruguay. No es casual que esto haya sido así en la tierra del General Justo José de Urquiza, en cuyas propiedades, por otra parte, también se cultivó la vid.
A decir verdad, la vitivinicultura entrerriana está identificada con el vencedor de Caseros. El cultivo de la vid fue una de las pasiones de Urquiza. En el Palacio San José, donde el general experimentó con todo tipo de producciones, se servía un exquisito vino patero.
El famoso “patio del parral”, que constituye uno de los dos grandes ambientes de esa soberbia residencia, denota esta tradición.
Con el tiempo, Entre Ríos se convirtió en potencia vitivinícola, de la mano de los colonos europeos que trajeron aquí esta producción agrícola basada en cultivos procedentes de sus países de origen.
La colonia San José, fundada en 1857 por iniciativa del caudillo entrerriano, está vinculada estrechamente a la historia de esta economía. Las 102 familias procedentes del cantón de Valais, Alta Saboya y el Piamonte, desarrollaron una actividad viñatera importante.
Para 1890, en Entre Ríos se cultivaban más cepas que en Mendoza y San Juan, existían 5 millones de plantas en plena producción en esta zona, distribuidas en algo más de 1.000 hectáreas.
Un hecho saliente, que marcó la importancia de la vitivinicultura entrerriana, fue la preselección que el Ministerio de Agricultura organizó en Paraná en 1887 para la Gran Exposición Universal de París.
En esa instancia para elegir qué productos llevaría la Argentina a París se contrataron especialistas extranjeros pertenecientes a cada rubro productivo para que hicieran de jurado (y así evitar favoritismos).
Resulta que los enólogos franceses, luego de probar toda la producción vitivinícola expuesta, dieron varios reconocimientos a los vinos entrerrianos.