PRODUCTORES SEMI URBANOS
Cómo es el día a día de los quinteros que cultivan en la periferia de Gualeguaychú
Nicolás Martínez dio un vuelco en su vida y pasó del Comercio Internacional a trabajar la tierra junto a su hermano. Trabaja todos los días y hasta hubo noches en las que se quedó montando guardia para que las liebres no le coman la lechuga. Comercializa sus productos en la Feria del Frigorífico y tiene un reparto en la ciudad, y su intención es ampliar la producción.
Nicolás Martínez tiene solo 25 años, es licenciado en Comercio Internacional y despachante de Aduanas, pero un día tomó la decisión de seguir el legado de sus mayores y comenzó a trabajar la tierra en la quinta familiar que está sobre Calle de las Tropas. Comenzó desde abajo junto a su hermano, y su intención es la de ampliar la producción. Hoy en día comercializa sus productos en la Feria del Frigorífico y tiene un reparto en la ciudad.
“Pasé de laburar en la computadora a trabajar en la chacra, cultivando, cosechando, sacando yuyos, todo lo que demanda una quinta. Elegí este proyecto de vida en un giro de 360 grados. La idea es de la brindarle a la ciudad alimentos sanos y frescos. Estoy esperanzado en que se puedan sumar más productores y de esta manera no depender tanto de lo que llega de afuera en lo que se refiere a verduras que se trabajan en la zona”, explicó a ElDía.
Nicolás, integrante de una segunda generación de quinteros, contó que de las 6 hectáreas que tiene la chacra utiliza poco más de media, siendo la idea la de utilizar una y media o dos, “pero para eso tendríamos que rellenar algunas partes, debido a que tenemos un arroyo que nos rodea”.
Contó que suman 8 galpones en producción de 350m2 cada uno y uno chico –el plantinero– que es el de 100m2. “También trabajamos a cielo abierto, es decir sin cobertura alguna unos 3000m2 aproximadamente”.
“Los galpones son modelos españoles con estructuras metálicas y postes de eucaliptus curados, lo que nos asegura tener una producción todo el año, además de ayudar con el calor y si bien levanta más temperatura la calidad de la planta es otra. Es más tierna y en invierno se alcanza una mayor producción”, detalló.
“La quinta demanda un trabajo constante, diría que los 365 días del año, un laburo de lunes a lunes, máxime porque producimos nuestros propios plantines. Tenemos semillas que estamos produciendo en la quinta, como por ejemplo el verdeo y la albahaca. En verano hay que regar en horas de la mañana y a veces a la siesta. Es algo que vas viendo acorde a las temperaturas reinantes. Regar hay que regar, caso contrario la planta se muere básicamente”, manifestó.
Sobre la ola de calor señaló que “las altas temperaturas que se dieron y después el agua con mucha humedad conformaron un combo fatal, razón por la que se dio el fenómeno de no contar con la oferta habitual de verdura de hoja. En las jornadas en los que la temperatura se tornaban insoportables a la noche recorríamos la quinta, tocábamos la tierra y estaba caliente, con una temperatura que no era la normal”.
Dijo que las plantas, en verano, pueden soportar hasta 33 grados, no los 40 y más que se dieron en varios días.
Mencionó que “las chacras que se encuentran en la periferia dela ciudad reducen la huella de carbono, dado que cortamos la verdura a la mañana y a la tarde esa mercadería se reparte en los comercios locales”.
Nicolás Martínez integra la Cooperativa La Soberana, que preside Carlos Boss. “Trabajamos con un puesto en el mercado que se encuentra en el predio del Frigorífico. Las ventas vienen en alza, luego de un inicio en donde nos costó un poco”.
Indicó que el haber estudiado una carrera universitaria le permitió “tener una visión más amplia de lo que es el mercado, como trabajar el mismo, que si estuvieras abocado únicamente a producir. Tenemos otros proyectos en mente, cómo lo es el de agregar valor a lo que haces. Que no sea simplemente un atado de verdura que vaya al puesto o a un comercio para su venta, montando estrategias”.
“El fuerte de la quinta es la verdura de hoja como la acelga, la lechuga, la rúcula, el verdeo, el perejil, aunque también hacemos zapallito, morrón y tomates en menor cantidad”.
Agregó que “en breve haremos los plantines de espinaca para lo que es la temporada otoño/invierno, lo que nosotros llamamos la maternidad de la quinta. Semillas, plantines y posteriormente el trasplante a los invernáculos hasta que esté lista para el corte”.
Infraestructura
Contó que las instalaciones de la chacra fueron equipadas con “polietileno, cinta de riego, el agua que sacamos de pozo y las semillas”. Destacó que la mayoría son a “valor dólar, razón por la que a veces se hace difícil”.
Contó que el “riego es por goteo y afuera trabajamos por aspersión que es una manguera más ancha que trabaja como una llovizna sobre la tierra, utilizándose más que nada en la lechuga, en tanto que en los galpones se usa cinta de riego que es uno de los métodos más eficiente para el cuidado del agua”.
Las Liebres
Pese a estar casi pegados a una zona de barrios en Calle de las Tropas, a 400 metros de Ayacucho, están sufriendo “incursiones nocturnas de liebres que corridas por el avance de la ciudad parecen haberse asentado en algunos montes y descampados, comiendo buena parte de la lechuga que estaban listas para cortar. Hicimos casi 200 metros de zócalo, una barrera de protección de 70 centímetros de alto, pero algunas entraron igual, razón por la que a veces nos quedamos montando guardia con los perros para ahuyentarlas”.
“Como abono utilizamos estiércol de vacas que tenemos en la misma chacra y que encerramos a la noche, además de cama de pollo”, explicó y amplió afirmando que en lo que respecta a las herramientas usan, además de las tradicionales de mano, un motocultivador y un viejo tractor para trabajar fuera de los galpones.