CRUDA REALIDAD DE MUCHOS GUALEGUAYCHUENSES
Cómo viven los que cartonean y cirujean en tiempos de pandemia y con restricciones

La pandemia y la cada vez más acuciante crisis económica pega muy fuerte en una economía social que presenta fisuras por todos lados. Gente que no tiene opciones, se armó de un carrito y recorre, día a día, más kilómetros que un atleta, transportando una carga que llega ser de más de cien kilos entre cartones, papeles y otros elementos que comercializan en centros de acopio ubicados en distintos puntos de la ciudad.
En una recorrida que realizó ElDía, observó que en todos los galpones relacionados a la chatarrería se trabaja a buen ritmo, con la llegada permanente de carros y gente que llega caminando con su carga luego de recorrer buena parte de la ciudad. Queda claro que hay gente que hace tiempo han tomado el juntar cartones, elementos en desuso, cobre –que es el material por el que más se paga-, como una forma de vida, como su laburo de todos los días. Desde hace un tiempo a esta parte, se han sumado al rubro infinidad de personas. Muchas de ellas jóvenes que no encuentran un trabajo estable, una changa en la construcción, armaron su carrito y salieron a patear la calle. La baja en la actividad económica afectó a los que viven de lo que pueden recolectar. Hoy los puntos más preciados pasa por supermercados, autoservicios, mayoristas que luego de vaciar las cajas y colocar los productos en góndolas, las dejan para que las lleven los cartoneros. Uno de ellos, consultado por ElDia, contó en la puerta de un supermercado que “este es mi laburo, vivo solo y con lo que hago diariamente me alcanza para vivir con lo justo”. Mientras acomodaba los cartones con una rapidez y prolijidad increíble señaló que “armé el carro con mis propias manos, tiene una capacidad de llevar 110 kilos, aunque lo usual es cargar unos 90 kilos”. Con una sonrisa contó que “hay que caminar mucho para llegar a ese número, pero estoy acostumbrado y la gente siempre colabora”. También dijo que entrega lo recolectado “en un galpón ubicado en Asisclo Méndez, donde percibo 13 pesos por kilo. Si es una buena jornada, llegó a recaudar entre 1300 y 1500 pesos por día, pero no siempre pasa”. Indicó que “hay que levantarse temprano en verano, con las primeras luces del día, en tanto que en Invierno arranco a las 8 de la mañana”. La historia de este joven que se las rebusca como puede para vivir y ganarse la plata dignamente se repite en muchísimos hogares. Gente que bajo lluvia, sol abrasador, temperaturas gélidas, salen a ganarse la vida como pueden con la esperanza de juntar unos pesos para parar la olla. Es normal ver a familias, parejas con hijos chicos, algunos sentados en el carrito, salir a recorrer las calles, porque no tienen con quien dejar a sus criaturas. Los carros Es imposible saber la cantidad de carros que circulan por la ciudad en búsqueda de cartones, deshechos de comida, huesos de carnicerías, cortes que no se comercializan, con destino a criaderos de cerdos que trabajan en la periferia de la ciudad en un claro marco de informalidad. En los carros también se aprecian a familias enteras, chicos, padres acompañados de más de un hijo recorriendo supermercados y carnicerías. Una dura realidad que golpea, pero que pasó a ser una postal cotidiana para cualquiera que realice una recorrida por la ciudad.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios