“Con la droga la persona pierde el poder de decisión”

- Hay quienes proponen la despenalización de la droga. ¿Qué les responde?- Que tenemos que pensar que la ley existe para proteger a la sociedad, para cuidarla de algunos daños. Las leyes penales, justamente, lo que hacen es proteger aquellos valores fundamentes, más básicos de una sociedad, como es la vida. Algo que atente contra la vida, y la droga lo es, indudablemente debe ser penalizado. Para eso están las leyes. - De acuerdo a su actividad profesional, al contacto que tiene con esta problemática, ¿cuál es la droga que más se consume en la zona?- Lo que uno recoge de las diferentes entrevistas, de los encuentros que vamos teniendo en distintos lugares de la diócesis, de pueblos tan chiquitos como Herrera o Santa Anita a lugares más grandes como Gualeguay y Gualeguaychú, y del contacto que venimos teniendo con algunos colegios, es que lo que más se consume es la droga alcohol. Es la sustancia más disponible, de más fácil acceso en todos lados. - Pero el alcohol no está tipificado como sustancia ilegal.- El cerebro no distingue entre sustancias legales o ilegales. El alcohol y el tabaco son drogas que están permitidas para su venta, pero son también las dos drogas que más daño hacen a la humanidad. Son las dos sustancias que tienen capacidad de generar adicción y que provocan el mayor daño en cuanto al número de personas que afectan. El daño a terceros y el daño económico que provocan son importantes. - Se suele decir que fumar cigarrillos no produce una pérdida de la autonomía individual, algo que sí ocurre con las sustancias llamadas ilegales. ¿Usted qué piensa?- Bueno, lo que puedo decir que algunos trabajos médicos indican que de un grupo de adolescentes de la secundaria que prueben por primera vez un cigarrillo, el 5% de ellos ya pierde autonomía. Es decir, quedan disminuidos en la posibilidad de decir que no ante el próximo cigarrillo. Está bien, se puede objetar que es sólo un 5% del total. Pero ese no es el punto. ¿Cómo sé que yo no voy a estar en ese 5%, que empieza el camino de la adicción? ¿Por qué doy por sentado que voy a estar en ese 95% que no necesitará más otro cigarrillo? - ¿Por qué se dice que tanto el tabaco como el alcohol son la puerta de entrada a las otras sustancias, las más duras?- Porque lo que se extiende es el policonsumo. Es decir el consumo de varias sustancias en un mismo momento. Aquí una sustancia actúa como un marcador de mayor riesgo para consumir otras. Esto se ve muy claro con el tabaco y el alcohol. El que toma bebida alcohólica muy frecuentemente fuma. Y la persona que fuma en exceso está muy cerca de poder consumir marihuana o poder consumir otras sustancias tóxicas. - ¿Qué indican las estadísticas en materia de consumo de sustancias?- Hay observatorios de drogas en Argentina que dan cifras inquietantes. Indican por ejemplo que hay un 15% de chicos de la secundaria que consumen marihuana, y un 90% consume alcohol antes de finalizar el ciclo secundario. Esa cifra, por supuesto, varía según los lugares. Si nos vamos al conurbano bonaerense el consumo de marihuana puede ser mucho mayor que el 15%. En nuestra ciudad tenemos indicadores de otro tipo. Por ejemplo, un chico que buscó ayuda por el consumo de drogas, y al cual entrevistamos, nos aseguró que en su curso de 40 compañeros, al menos la mitad de ellos consumía drogas, fundamentalmente marihuana. Ese chico que buscó ayuda consumía marihuana y LSD. Los males de la marihuana
- Convengamos que en los operativos que hacen la policía y gendarmería se suelen secuestrar cargamentos de marihuana. Sin embargo hay quienes sostienen que ésta no debería ser considerada una sustancia ilegal, alegando que no es dañina, y que de hecho no lleva a la muerte.- Al respecto se ha creado una gran confusión en la sociedad. Se ha instalado aquello de que 'bueno, mientras sea un porro no es nada', dando a entender que otras son las sustancias peligrosas. Pero en realidad la marihuana es una droga que tiene efectos muy nocivos en el cuerpo. Algunos creen que es menos dañina, por ejemplo, que el tabaco. Pero eso es una idea equivocada, ya que un solo porro tiene el efecto de 4 cigarrillos. Y la posibilidad de generar un cáncer de pulmón es 10 veces mayor que el tabaco. Pese a estos datos, todavía hay algunos padres que aseguran preferir que su hijo fume marihuana en lugar de tabaco. - Por otro lado, el porro tiene algún efecto alucinógeno. ¿Es así?- Básicamente distorsiona la percepción del tiempo y del espacio. Por lo que puede ser causal de accidentes. Además, otro efecto es que puede adelantar o promover enfermedades mentales severas, como la esquizofrenia. Todas estas cosas están comprobadas médicamente, y corroboradas por trabajos científicos. Y también hay alguna referencia sobre la disminución del sistema inmunológico. Es decir, el efecto es que promovería la aparición de infecciones o de tumores. Es el caso la colonización por virus en el cuello uterino por el HPV. En mujeres fumadoras de marihuana crece la posibilidad de cáncer de cuello de útero. - ¿Conviene hacer una clasificación etaria en cuanto al consumo?- Nosotros decimos que la droga no respeta fronteras ni geográficas ni humanas. Es decir que cualquier persona, a cualquier edad, puede tener una afectación por la droga. Además hay personas que están predispuestas genéticamente; están más expuestas a este daño. Y en las personas que están en desarrollo, como los adolescentes o los niños, tiene efectos mucho más severos. Por otro lado, no es lo mismo una persona que tiene una gran masa corporal que una persona que es más menuda en su físico. - ¿Y cuál es el problema con los adolescentes?- Es una etapa de la vida de grandes cambios, tanto estructurales en su sistema nervioso central, como en su personalidad. Y eso hace a estos jóvenes especialmente vulnerables a los efectos de la droga. - Por alguna razón existe el estereotipo de asociar la droga a los pobres...- Nosotros tenemos contacto con colegios con población estudiantil pobre y con colegios cuyos alumnos tienen un mejor nivel socioeconómico. Uno, es cierto, tiende a pensar que el problema de la adicción es más frecuente en los colegios de menores recursos. Sin embargo, nuestra experiencia indica lo contrario. El motivo puede ser que los chicos pobres estarían más contenidos en el sistema escolar. En cambio, en los de niveles socioeconómicos más altos, donde el nivel cultural aparece como más elevado, se ve a veces una mayor distancia entre los chicos y su grupo familiar. En algún punto pareciera que hay menos seguimiento afectivo y humano, necesario para contestarse preguntas sobre el sentido de la vida (...) El patrón de consumo en estos sectores, además, es más sofisticado. Hay una tendencia a buscar experiencias nuevas. Y aquí aparece la apetencia por consumir sustancias más costosas y peligrosas. ¿Dónde están los padres?
- Imaginemos una familia que detecta que alguno de sus miembros, un hijo por ejemplo, consume drogas. ¿Qué debe hacer?- A veces, cuando algunos padres se acercan a pedir ayuda, dan a entender como que el problema hubiera empezado ayer. Pero empezó mucho tiempo antes. No han sabido detectar esos pequeños síntomas, que ante una primera mirada pasan desapercibidos. Pero hay una serie de manifestaciones: el cambio de amistades, la falta de cuidados personales, la falta de cumplimiento en los horarios o en las tareas habituales. La conducta del chico cambia. Hay una búsqueda por cambiar los amigos. Dejar a los de siempre y empezar a relacionarse con otros. Y sobre todo, como telón de fondo, está esa desconexión, esa falta de diálogo con los mayores. - Eso en un contexto donde, según algunos sociólogos, la brecha generacional es cada vez mayor...- Es cierto. Aparte, hay más dificultad porque a los adultos a veces, además de estar demasiado involucrados en nuestras propias cosas, en nuestros propios problemas, nos cuesta acercarnos a nuestros hijos y también comprender su esfera de intereses. A lo que se suma la tendencia a querer ser sus amigos en vez de ser sus padres. Pero si yo soy amigo de mi hijo lo dejo huérfano. No puedo ser el amigo de mi hijo; tengo que ser su padre. Cuando dejamos de cumplir este rol paterno, y de actuar según él, los dejamos a ellos sin puntos de referencia para resolver las crisis y los desafíos que les sobrevienen en su crecimiento. La barrera de la negación
- Imaginamos que no debe ser fácil toparse con el problema. ¿Qué suele pasar en estos casos?- Surge ansiedad, una gran angustia. Por eso lo primero es tranquilizarse. Hay que superar una barrera muy frecuente que es la negación. Esto de decir: 'no, a mi hijo no le puede pasar; debe ser un error, o habrá sido una cosa ocasional'. Entonces de lo que se trata primero es de superar la negación de la enfermedad. Porque si bien es cierto que hay adictos, los que están alrededor se llaman 'codependientes', los cuales tiene actitudes que favorecen el consumo de la persona enferma. Tenemos que tratar, además, de cobijar con afecto a esta persona. No se trata de tratarlo violentamente o de cerrarle las puertas (...) Tenemos que centrarnos mucho en la persona. No importa la sustancia que haya consumido. Tratarlo con mucho afecto, con lo mejor que tengamos como seres humanos. Esto crea las condiciones para que el enfermo y la familia venzan la timidez y pidan ayuda. - Como todas las enfermedades, debe vivirse esto como algo vergonzante. ¿Es así? - Viene esto de la visión social que tenemos del adicto. Lo vemos como un vicioso, como un violento. Entonces nos genera rechazo y nos genera miedo. Pero tenemos que verlo como lo que es realmente: un enfermo que necesita nuestra ayuda. Y como es una enfermedad que tiene múltiples causas, también la respuesta es multidimensional. Tenemos que dar respuesta desde diferentes ángulos, desde la educación, desde la salud, desde la sociedad en general. - Al respecto, ¿qué se hace en la ciudad para enfrentar este fenómeno social?- Hay diferentes frentes. Existe el grupo de autoayuda Narcóticos Anónimos, que es muy bueno. También en el municipio hay psicólogos y personas que se encargan de talleres. En algunas parroquias hay grupos de Narcóticos Anónimos, que prestan un gran servicio. Y en algunos barrios, de la mano de la gente de Cáritas, se están tratando de generar grupos implicados en estas problemáticas, con capacidad para funcionar como primera contención, y que además gestionen ayudas. Al hospital Centenario también se puede recurrir, para buscar orientación. Por lo general en la guardia del hospital se recibe a la persona cuando está en una situación de abstinencia o en una situación de sobredosis. De las consultas que se hacen en los servicios de emergencia del país, las sustancias aparecen involucradas en un porcentaje muy alto, que va del 40 al 50%. Son personas que consultan por el agravamiento de patologías crónicas, por accidentes, o por un dolor odontológico. Lo llamativo es que detrás de estas consultas emerge la problemática de la droga. Tolerancia social hacia el alcohol
- Usted mencionó al alcohol como una droga poderosa. Ocurre que se trata de una sustancia que goza de permisividad social y de un marketing empresarial notable. ¿Cómo ve este tema?- El alcohol siempre ha estado presente en la sociedad. Ahora, lo que creo es que los adultos no damos un mensaje claro a los adolescentes. Por ejemplo, cuando hemos bebido, insistimos con que queremos conducir; o ante un control de alcoholemia reaccionamos violentamente. Estos son mensajes que no ayudan y que generan la idea de que uno siempre tiene el control sobre lo que bebe. Esto va generando una tolerancia social. Es como si mi hijo ve que yo paso tranquilamente el semáforo en rojo. Finalmente él termina pensando que eso no es tan grave. Tenemos que ser más claros. No digo que no haya que consumir alcohol en una fiesta familiar, por ejemplo. Pero tiene que ser algo medido. - En muchos casos, la diversión juvenil los fines de semana pasa por emborracharse. - Es cierto, parece que el objetivo fuese consumir la mayor cantidad de alcohol en el menor tiempo posible, para sacarse la cabeza. Y algunos adultos optan porque la 'previa' se haga en casa, así se controla lo que se consume. Y después, esos mismos adultos les dan a los hijos las llaves del auto, y más dinero para que salgan. Entonces, creo que no estamos cuidando bien a nuestros adolescentes. - ¿Qué estrategia ha adoptado la Pastoral Social en la diócesis?- Hay que actuar en la educación, en la asistencia y en la denuncia. Y hay que sumar a más sectores. Por eso estamos integrando también una mesa multisectorial, que se reúne todos los meses. Allí confluyen concejales, docentes, funcionarios de Tránsito, el Consejo del Menor, y la Iglesia. Cada uno, desde distintas miradas, trata de aportar lo suyo. Es un gran desafío.
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