
A un mes de haber cerrado, la esquina donde más de 50 años funcionó Dacal volverá a ser un restaurante. Tendrá nuevo dueño y ahora se llamará Crescencio. El emprendimiento rescatará la cocina que tanta nostalgia causó en varias generaciones de gualeguaychuenses.
Amílcar Nani
Hace un mes atrás, los paladares tradicionales y gourmet de la ciudad enviudaron - gastronómicamente hablando, por supuesto- cuando se informó que el restaurant Dacal, ubicado desde hacía más de medio siglo en la esquina de Andrade y Costanera, cerraba para siempre sus puertas.
Un manto de melancolía cayó sobre todo aquel que alguna vez pasó por allí y probó uno de sus platos, degustó tan sólo una de las suculentas empanadas o disfrutó de un momento ameno con familiares y amigos.
Pero cuando aún los nostálgicos no dejaban el luto, una nueva esperanza apareció por el horizonte. Desde hace un par de días se comenzó a ver movimiento en ese lugar, la esquina volvió a tener vida y todo indicaba que algo iba a pasar. Finalmente, un cartel apareció sobre la fachada: "Crescencio restaurant".
Y este detalle no fue menor, porque el cartel no dice ni restó, ni parrilla, ni taquería, ni parripollo, ni hamburguesería, ni cervecería, ni restobar... dice restaurant, tal y como era el viejo Dacal.
"Crescencio tendrá todo lo que hizo a Dacal el lugar que fue: la atención, la comida, los sabores, el clima, el servicio. Será como un volver a empezar, pero con todo lo bueno que se hizo a lo largo de los últimos 56 años", afirmó en una charla con ElDía Alberto Caballero, que habla con la seguridad de los que saben lo que dicen.
Es que Alberto pasó tres cuartas partes de su vida dentro de Dacal: comenzó a trabajar en el restaurant a los 12 años. Fue lavacopas, barrendero, levantador de mesas, mozo, ayudante de cocina, cocinero y encargado, su último puesto hasta que cerró sus puertas a fines del año pasado. De hecho, Crescencio tendrá a cinco ex empleados del tradicional restaurant, entre ellos el parrillero, la cocinera de las empanadas y un emblema del lugar, el mozo Carlos Alberto Viola, más conocido como "El Flaco". De ellos será la tarea de mantener vivo el espíritu de Dacal.

A dos días de abrir sus puertas, son varios los que trabajan para poner a punto el tradicional local; casi todos familiares de Caballero, el nuevo propietario. "Vinieron hasta primos de Paraná para darnos una mano. Será un restaurant familiar, como siempre lo fue. Por eso lo bauticé de esta manera: es un homenaje a mi padre, Crescencio Feliciano Caballero", confesó, antes de agregar que el mismísimo Crescencio Caballero en persona trabajará en el nuevo emprendimiento de su hijo.
Desde que comenzaron a acondicionar el local, fueron muchos vecinos que frenaron mientras paseaban por la Costanera para preguntar qué iban a poner allí. Algunos entraban con cara de susto, con miedo a que todo ese movimiento sea el preámbulo de la instalación de un McDonald's o algo por el estilo, temiendo que la esquina perdiese esa mística autóctona.
"En Gualeguaychú hay una oferta gastronómica variada, pero Dacal era el único que ofrecía una comida como la que disfrutaste cuando eras niño y habías venido hace 40, 30 o 20 años atrás. Nuestro objetivo es mantener vivo ese recuerdo, que cuando alguien venga a Crescencio deguste un plato que lo lleve de nuevo al pasado, que venga y pida lo que siempre disfrutó", contó con entusiasmo a ElDía.
Igualmente, la última palabra la tendrán los comensales. Ellos serán los que dirán si el espíritu de Dacal habrá reencarnado en Crescencio. Por los pronto, su nuevo dueño, Alberto Caballero, insiste en que tiene todo para mantener viva la tradición: "En todos los años que he trabajado acá he hecho de todo. Hasta la masa y el relleno de las empanadas, así que puedo asegurar que seguirán siendo las mejores de Gualeguaychú", sostuvo con seguridad antes de concluir: "Vuelve Dacal, con nuevo nombre pero el mismo espíritu".