
Diez de las once cooperativas que conforman la seccional Entre Ríos de la Fecootra son de Gualeguaychú, lo que demuestra que la ciudad es uno de los epicentros donde esta metodología de trabajo colectivo y solidario más florece y prospera.
Fabián Miró / Amílcar Nani
Fue todo un esfuerzo, y no fue sencillo tenerlo, pero finalmente un buen día, en un local de Constitución 468 se colgó la bandera de la seccional Entre Ríos de la Federación de Cooperativas de Trabajo de la República Argentina (Fecootra) la cual está integrada por diez cooperativas de la ciudad y una de la localidad de San José.
Estas agrupaciones locales que forman parte de la filial provincial, en su mayoría se dedican a la construcción. Ellas son Tenondé, El Futuro, El Gaucho, Los Melli, El Serrucho, Los Robles, Nuevo Hogar, Un Sueño Entrerriano, Construir Seguros. Pero no son las únicas que funcionan en la ciudad: para citar como ejemplo, están la de Eco Gualeguaychú, que trabaja en el reciclado de residuos familiares en el Ecoparque, y Caminos Cooperativos, que se desarrolla en el ámbito de la educación.
"En la búsqueda de un espacio que agrupe a las cooperativas es que decidimos sumarnos a la Federación de Cooperativas Argentinas. El local que alquilamos con mucho esfuerzo sirve para que sea el punto de encuentro y de reunión de quienes estamos en este movimiento", explicó a ElDía Martín Miguel Galarza, integrante de Tenondé, quien enseguida amplió: "Este es nuestro espacio para debatir temas que, en el trajinar del día a día, no analizábamos como correspondía".
Numerosas obras y servicios de la ciudad son llevados adelante, día a día, por estas cooperativas de trabajo, lo que marca al mismo tiempo una clara decisión del Estado local por fortalecer este sector de la economía.
"Desde el municipio creemos que el rol social del cooperativismo es ser cada vez más importante. Porque plantea lógicas solidarias de organización del trabajo, integración social, porque se trata de familias gualeguaychuenses que viven y consumen en la ciudad. Muchos trabajos de mantenimiento y construcción de la Municipalidad se encaran a través de cooperativas", destacó Mauricio Weber, director de Cooperativas.
En el Estado son más de 30 cooperativas, que sostienen a alrededor de 450 familias, la que llevan adelante numerosas tareas de la ciudad, entre las que se destacan pavimentación de calles, construcción de cordón cuneta y badenes, barrido de calles, tratamiento de residuos, puesta en valor y mejoramiento de espacios públicos, construcción de veredas, construcción y ampliación de Centros de salud y edificios públicos, producción de alimentos y producción de insumos para obras como baldosas, pilares para luz y ladrillos ecológicos.
A modo de ejemplo, fueron cooperativas las que construyeron La Casa de la Mujer, la Comisaría Novena, los cordones cunetas en toda la ciudad, la Tercera Costanera en el Camino de la Costa, la recuperación de espacios y la puesta en valor de todos los edificios públicos.
Entre los detalles a tener en cuenta, la cooperativa local que suma más gente es Eco Gualeguaychú. En total son 55 personas -o como definen ellos mismos, 55 familias- que dependen del trabajo de operarios que trabajan en forma rotativa en Ecoparque. Pero esta es una más de las muchas
"Estamos muy agradecidos con el Municipio local por haber acompañado y ayudado siempre al movimiento cooperativista, una acción que fue imprescindible para seguir vigentes en el mercado laboral, algo que nos permitió desarrollarnos y crecer", señaló Galarza, de Tenondé.
"En el inicio costó que todos entendieran que no dependían o que no tenían rendirle cuentas a un patrón, que ellos eran socios y dueños de un emprendimiento en común. Fue muy difícil meterles en la cabeza a los cooperativistas el tener un sentido de pertenencia, en el cual dependía de ellos de nadie más forjar su propio destino. Todo eso llevó un buen tiempo", recordó Celeste Bredle, cooperativista de Eco Gualeguaychú.
Al mismo tiempo, la cooperativa comenzó a ser una alternativa (y no cualquier alternativa sino una bien viable) cuando las malas administraciones de los emprendimientos privados obligaron a declarar la quiebra de varias empresas. Fue entonces, para no perder la fuente laboral cuando los trabajadores, en su afán por no quedar desempleados, asumieron la responsabilidad todos juntos y sacaron adelante firmas que ya estaban dadas por muertas.
Los mejores casos en este sentido quizás son la Cooperativa Jeannot Sueyro, que se hizo cargo del sanatorio Agos y que en enero próximo abrirá su primera sala de cuidados intensivos, o la conformada por los ex empleados de Vida Emergencias Médicas, quienes la semana pasada finalmente la Justicia les permitió tomar definitivamente el poder de la empresa. Irónicamente, ambas son empresas de salud que en un momento agonizaban pero que fueron resucitadas y curadas por el esfuerzo colectivo de un grupo de personas que sólo anhelaban seguir trabajando.