Córdoba, la última posta antes del 14: a una semana de la gran cita
En Córdoba estarán centradas todas las miradas. Con Capital definida, y Santa Fe también, es el turno de los cordobeses y su mensaje en las urnas. ¿Se acrecentará el clima 'antikirchnerista' con el que votaron porteños y santafesinos? ¿Alguno de los candidatos cordobeses representa algo distinto? Los intentos fallidos de las últimas semanas por intentar un acuerdo con el delasotismo fallaron. Carlos Zanini, el estratega del armado electoral que actuó por orden de la Presidenta, tampoco tuvo cintura para llegar a un acuerdo en Córdoba. ¿Resultado? El gobierno se quedó sin candidato oficial y con el riesgo de contabilizar todo pérdida cualquier resultado. De la Sota, como hizo Marín en La Pampa, se rebeló ante la imposición del vice y la lista de diputados nacionales.En Córdoba, como en Santa Fe, todavía quedan fuertes resabios de la 125 y ni siquiera la luna de miel que el electorado vive con la Presidenta sirvió para neutralizarlos. El kirchnerismo, fiel a su estilo, fue a imponer y le salió el tiro por la culata. De la Sota se retobó y el gobierno se quedó huérfano de candidato en un distrito electoral importante. Y justo antes de las internas del 14 de agosto.Igual, el impacto de una victoria de De la Sota o Juez, no sería tan grave para el oficialismo. El 'vasco' siempre ha tenido cintura política para amortiguar sus posturas y no sería extraño que acabe por encolumnarse detrás de Cristina. Algo de eso anticipó hace una semana cuando recordó que a ella la eligió 'el partido' para ser candidata presidencial. Juez, más allá de su verborragia habitual y sus típicos chistes cordobeses, ha sido muchas veces funcional al oficialismo desde el Senado y cuenta entre sus antecedentes haber sido un ferviente kirchnerista. Aguad sea quizás, el único verdaderamente opositor de los tres candidatos pero, todas las encuestas, lo dan tercero. Al cabo, serán los cordobeses los que definan con su voto, qué mensaje le quieren dar al resto de la Argentina.Lo cierto es que, esta posta electoral, también podría influir sobre la votación del 14, aunque todas las especulaciones previas podrían caer en saco roto. No hay antecedentes de una elección de estas características. El propio gobierno se ha empeñado, en las últimas semanas en vaciarla de contenido, quién sabe con qué intenciones. La Jueza Servini de Cubría tuvo que salir a decir públicamente que los comicios no estaban garantizados porque no tenía plata y el propio Randazzo dijo hace un par de semanas que aquel que no vota el domingo podrá hacerlo el 23 de octubre. ¿Porqué tantas dudas? Los medios lo saben: fue muy confusa la distribución de la pauta electoral gratuita que el estado le asigna a los partidos. Se hicieron sorteos y la mayoría de los medios del interior quedó afuera, ergo muchos partidos no tendrán cómo presentarse ante el electorado si no tienen fondos para volcar en publicidad.El 14 entonces representa un gran interrogante, político y electoral. Electoral porque no se sabe cuánta gente irá a votar efectivamente y prima la confusión por el festival de boletas en algunos distritos grandes, como la Provincia de Buenos Aires donde fueron habilitadas las colectoras y encima hay internas cruzadas en los partidos. Un votante de Lanús se encontrará en el cuarto oscuro con boletas de todos los colores imaginables con las que podría empapelar una habitación entera. Eso no es contribuir a facilitar la elección ni hacerle las cosas más sencillas al votante. En este mar de dudas, cada candidato hace su campaña.A ver. La Presidenta de la Nación aspira a superar el 40%, más allá del porcentaje real de votantes que se acerquen a las urnas. Esa cifra mágica servirá para volver a instalar en el imaginario colectivo que "Cristina ya ganó" y octubre será un mero trámite. En este contexto, cuanto más grande sea la diferencia con el segundo opositor, más difícil le será repechar la cuesta para forzar una segunda vuelta. En el oficialismo confían que la opinión pública percibirá una abierta campaña en su contra e hilvanan en el collar: Schoklender y Madres de Plaza de Mayo, INADI, ahora Zaffaroni. Y creen a muerte en la división de la oposición y en las mezquindades que la han gobernado en los últimos años. Méritos propios y errores ajenos es la fórmula.En la otra vereda, radicales y duhaldistas se perfilan como los máximos contrincantes. Alfonsín ha demostrado que quiere ser. Si le pesan las comparaciones con su padre y aún le falta dar imagen de gobernabilidad, ha demostrado ser un hombre moderado no exento de contradicciones. Quiere ganar y por eso se alió con De Narváez en Buenos Aires. Dijo en algún momento que su límite era Macri pero acabó por decir que lo iba a votar en el balotaje porteño. Fue pragmático cuando debió serlo y las reglas de la política así lo aconsejan. Y tiene otra ventaja: todavía tiene techo alto para crecer. Eduardo Duhalde asegura gobernabilidad pero arrastra sobre sus espaldas el peso de la 'vieja' política y la crisis (que piloteó eficazmente) del 2.001. Cuenta con el respaldo del peronismo antikichnerista y tiene capacidad de diálogo con todos los sectores. Pero también es cierto que su techo es bajo y deberá perforarlo si quiere volver a la Casa Rosada. Binner con el impulso de su victoria escueta en Santa Fe podría colarse en la definición, sin descartar el papel que podrían tener Rodríguez Saá o Carrió. De los cinco, todos aspiran al voto útil y se ilusionan con que la ola antigobierno que se insinuó en las últimas semanas siga creciendo. El domingo que viene empezarán a develarse estos interrogantes que nos dirán quién manejará la Argentina los próximos 4 años.Jorge Barroetaveña
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