CORSOS MATECITO ¡BIEN POPULARES!
El viernes, en la segunda edición de los Corsos Populares Matecito, quedó demostrada su auténtica condición popular, tanto en la calidad de sus actores como en la cantidad de sus espectadores.o
Por Gustavo Rivas
Si sumamos la permanencia -con visible renovación y superación- de los grupos tradicionales, más el aporte de nuevos conjuntos que se asimilan con verdadera identificación, podemos concluir que entre todos, logran corporizar su esencia: la fiesta de todos. A ello se suma el testimonio de buena convivencia que significa la presencia de numerosas figuras del otro carnaval, disfrutando a pleno de esta manifestación -reiteramos- indiscutiblemente popular.
Así el público pudo ver, a través del variado menú ofrecido por el desfile, tanto a las figuras ya clásicas de nuestro carnaval popular, como a los nuevos protagonistas que van buscando su lugar en el reconocimiento del público.
Excelente la organización y montaje de la fiesta, aunque nos permitimos hacer algunas sugerencias para el futuro. Una, es la rotación de escenarios, no sólo para que otras zonas de la ciudad la tengan “en casa”, sino para aliviar a los vecinos de la zona, de las dificultades que inevitablemente se les ocasionan.
La otra, es que se contemple la posibilidad de un cambio en la categorización, para que las agrupaciones tradicionales, genuinamente barriales, que durante tantos años mantuvieron encendida la llama del carnaval, no tengan que competir en desigualdad de condiciones económicas con las nóveles expresiones. La única nota que a nuestro criterio empaña un poco el espectáculo, es el juego de la nieve. Es cierto que una parte importante del público lo tiene incorporado a su modo de divertirse en esos corsos. Pero cuando afecta a la otra parte -igualmente respetable- que no juega y resulta molestada -en algunos casos, hasta agredida- hay que pensar en su erradicación, como hizo con gran acierto hace 30 años, la organización del otro carnaval. Una variante transaccional, podría ser que se sectorice como p, ej., con los fumadores: de un lado de la pasarela, los “espumeros” y del otro, el resto. Menos mal que son dos las marcas de espuma que se ofrecen en venta. Porque cuando era una sola, olía a corrupción. Fuera de este detalle, la notable adhesión en materia de concurrencia y la renovada calidad de estos corsos, le aseguran no sólo continuidad, sino una previsible superación.
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