LOS JÓVENES SON LOS MÁS AFECTADOS
Crecen los diagnósticos de SIBO en la ciudad y advierten sobre las implicancias del estrés, la mala alimentación y la falta de descanso
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Se trata del Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado, una condición gastrointestinal que, aunque no es nueva, ha cobrado notoriedad recientemente gracias al avance de los métodos diagnósticos y a una creciente preocupación por los hábitos alimenticios y el impacto del estrés en la salud digestiva.
Desde que la cantante María Becerra contó que tenía SIBO en un programa de streaming, comenzaron a proliferan aún más los videos en redes sociales que hablan sobre el tema, e incluso, que dan consejos sin rigurosidad científica.
Si bien se conoce desde hace varios años, ha cobrado mayor relevancia en el último tiempo dado el auge en el estudio de la microbiota (conjunto de microorganismos que habitan en nuestro tubo digestivo), la mayor disponibilidad de métodos diagnósticos y la creciente preocupación de la población general por la salud digestiva.
La gastroenteróloga Jesica Cepeda Parga manifestó a Ahora ElDía que “existe una tendencia a pensar el SIBO como una moda, pero no es así. Si bien existe un bajo porcentaje de pacientes sanos que poseen SIBO, es una condición que se asocia a factores predisponentes, entre ellos podemos mencionar al Síndrome de Intestino Irritable, la diabetes (DBT), la enfermedad renal crónica, el hipotiroidismo, trastornos de ansiedad, los trastornos de la motilidad intestinal y todo aquello que altere los mecanismos de defensa gastrointestinales, como el consumo crónico de inhibidores de la bomba de protones (omeprazol), antibióticos y la pancreatitis crónica”.
Para la profesional es importante dar una definición certera sobre la condición y resaltar que existen factores predisponentes asociados con la alteración de la microbiota, que es el conjunto de microorganismos que habitan en nuestros intestinos. Entre los síntomas se encuentran: diarrea, dolor abdominal, distensión abdominal, meteorismo y constipación.
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“El SIBO es una condición o entidad que tienen ciertos individuos y se da por el exceso de bacterias que migran desde el colon hacia el intestino delgado. En todo el tubo digestivo tenemos bacterias que se distribuyen de manera creciente hacia el intestino grueso, cuando esas bacterias migran al intestino delgado se produce lo que llamamos SIBO”.
El SIBO impresiona ser una moda porque es un tema muy difundido en las redes sociales, pero no debe ser tomado como tal, ya que es una condición médica que requiere un abordaje integral. Cuando se logra un diagnóstico correcto y se realiza un tratamiento adecuado los pacientes mejoran francamente su calidad de vida. Es un tema muy difundido en la población joven, donde se está viendo con mayor frecuencia, dado la estrecha relación con el Síndrome de Intestino Irritable (SII). Existe una asociación entre el SIBO y el SII del 50 al 70 %”.
Por otra parte, el estrés y el consecuente aumento del cortisol, es uno de los factores predisponentes para presentar SIBO ya que altera los factores protectores del tubo digestivo: la motilidad intestinal, el sistema inmunitario, la producción de enzimas digestivas así como también incrementa la permeabilidad intestinal modificando la composición y la distribución de la microbiota.
La Dra. Cepeda Parga contó que “el intestino es nuestro segundo cerebro que se conecta con el primero a través del nervio vago, conformando lo que conocemos como eje cerebro-microbiota-intestino. Este binomio microbiota intestino tiene funciones neuroendócrinas donde se producen neurotransmisores como la serotonina, dopamina, acetilcolina, que afectan nuestra salud emocional y digestiva. Necesitamos un cambio radical en nuestro estilo de vida, ya que vivimos muy apurados, con altos niveles de ansiedad, comemos muy mal y descansamos poco”.
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Las condiciones sociales de hoy en día parecerían enfermarnos cada vez más, ya que cada vez son más los ciudadanos que corren de un trabajo a otro o tienen jornadas laborales más extensas para poder llegar a fin de mes, esta falta de tiempo impacta en la elaboración de las comidas y en la calidad del sueño que tenemos. Además, se suma el sedentarismo motivado por el cansancio y el exceso en el uso de pantallas.
Otra característica típica de nuestros tiempos es la medicalización de la vida cotidiana: tomar sin prescripción médica fármacos de venta libre para “aliviar” algunos malestares.
“Uno de los factores predisponentes para el SIBO son los fármacos, hay pacientes que consumen crónicamente protectores gástricos como el omeprazol, y eso lo que hace es reducir la cantidad de ácido gástrico que produce el estómago. Entonces si no tengo los mecanismos de limpieza en mi intestino, no me llega acido que limpie el exceso de bacterias, entonces crecen”, resaltó la gastroenteróloga.
Diagnóstico y tratamiento
Hace un año que Jesica trajo el test de hidrógeno a la ciudad y desde entonces, sirve como herramienta para el diagnóstico de sus pacientes.
“El test de aire espirado es un método no invasivo que nos permite realizar el diagnóstico de SIBO. Es muy importante que sea realizado por especialistas ya que requiere de una correcta interpretación teniendo en cuenta el contexto clínico, los antecedentes del paciente y el resultado del estudio. Es un método diagnóstico accesible y al no ser invasivo tiene mucha adherencia por parte del paciente”, explicó la médica.
La demanda en gastroenterología es muy elevada, ya que es una especialidad muy amplia, que involucra muchos órganos y además existen los trastornos funcionales que se explican por la desregulación en el eje cerebro-microbiota-intestino y las alteraciones de la salud emocional. Es una especialidad donde el paciente consulta por su propia voluntad ya que presenta síntomas que alteran su calidad de vida.
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Sobre el tratamiento, la especialista señaló que tiene 4 pilares fundamentales: el primero es corregir los factores predisponentes, es decir, si el paciente presenta hipotiroidismo, debe estar bien controlado, si presenta síndrome de intestino irritable, debe realizar actividad física y cuidar su salud emocional. El segundo pilar es el tratamiento con antibióticos, el tercero el tratamiento con probióticos y el cuarto la dieta.
En este sentido, aclaró que “no existe una dieta específica para el SIBO. Se realiza la dieta Fodmaps pensada para pacientes con Síndrome de Intestino Irritable, como existe una estrecha relación entre estas dos entidades los pacientes generalmente responden. Debe realizarse con supervisión de nutricionistas, ya que realizarla en forma prolongada genera más perjuicios que beneficios e inclusive podría generar trastornos de alimentación”.
Cepeda Parga resaltó que el principal antiinflamatorio es el ejercicio y una adecuada alimentación sin ultraprocesados. “No soy prohibitiva, les sugiero a mis pacientes que cuando tienen una reunión social puedan disfrutar de la comida sin sufrir por miedo a comer o a romper la dieta, que puedan darse permitidos. Trabajamos en equipo con nutricionistas para que los pacientes comprendan que lo importante es un cambio en el estilo de vida, un cambio en los hábitos que sea sostenible en el tiempo”.
SIBO en primera persona
Fernanda, tiene 33 años y hace dos años le diagnosticaron SIBO: “Venía con problemas de inflamación y me caía mal la comida. Todo ese malestar fue durante un año, entonces fui a un clínico y me mandó a un gastroenterólogo. Empezamos a hacer estudios de celiaquía, pero me dio negativo. En ese proceso, me diagnostican hipotiroidismo. Como no sabían decirme qué tenía, cambié de profesional, quien notó que tenía más inflamado el lado izquierdo del abdomen, lo cual podía indicar un sobrecrecimiento bacteriano. Me hice el test de aire aspirado y me dio positivo”.
Luego de un tratamiento médico y una dieta específica, pudo controlar su condición, aunque manifestó que todavía hay comidas que todavía no puede incorporar a su alimentación.
“En su momento, el tratamiento me limitó mucho lo social, tenía que ir con mi comida a todos lados. Ahora trato de hacer un equilibrio, cuidarme en la semana y los fines de semana darme algún permitido. Esta condición, es una consecuencia de hábitos que no tenemos y deberíamos tener en el día a día, como: manejar el estrés, comer saludable, conectar con la naturaleza, salir a caminar, dormir bien, descansar de las pantallas. Mi cuerpo de alguna manera estaba expresando ese estrés que se acumuló durante mucho tiempo, porque también me aparecieron otras patologías.”, reconoció Fernanda.
Finalmente, expresó que conoce a muchas personas jóvenes con problemas intestinales, aunque no se trata específicamente de SIBO. Incluso aclaró que a sus amigas y conocidos que se hicieron el test les dio negativo.
“Nosotros los más jóvenes le damos más atención al cuerpo, escuchamos más y por eso actuamos más en consecuencia. Creo que hay muchas personas que tienen problema de intestinos y no lo sabe, o no va al médico. Incluso personas más grandes se acostumbraron a vivir con eso”.