ROLES DE GÉNERO
Cristina, la primera gualeguaychuense jubilada por el reconocimiento de las tareas de cuidado
Fue el trámite N°1 en la oficina local de la Anses. La mujer tiene dos hijas y un hijo, y dedicó gran parte de su vida a sus crianzas y al trabajo en casa. La medida del gobierno hace foco en los roles de género y en las desigualdades estructurales del mercado laboral. "Es una manera de vivir un poquito mejor", dice ella, contenta.
Luciano Peralta "Mamá no trabaja, es ama de casa". Si alguna vez alguien no lo dijo, seguramente lo escuchó, sobre alguna madre, una abuela o una tía. Esta afirmación bien intencionada resulta, a las claras, el triunfo de un orden social que reparte el trabajo público (fuera de casa) para los hombres y el privado (dentro de casa) para las mujeres, aun en la actualidad. Poner en crisis esta lógica es un acto de justicia. No sólo porque significa una enorme desventaja en el mercado laboral y profesional (si la mujer absorbe casi todo el trabajo de la casa, ¿qué tiempo le queda para hacerlo afuera?), sino porque el trabajo no remunerado es la primera de otras desigualdades, en términos económicos, de relaciones sociales, etc. "Eso que llaman amor es trabajo no pago", dice la filósofa Silvia Federici, y la frase que se hace grafiti en todo el mundo patentiza la operación: por amor, ellas deben ocuparse de la limpieza de la casa, de la comida, de los hijos e hijas, de su cuidado y organización, también del cuidado de mayores y de personas con discapacidad, pero sin recibir reconocimiento económico alguno. Esta realidad, confirmada por cuanta estadística se desee consultar, recorta o directamente impide la posibilidad que las mujeres logren desarrollarse personalmente más allá de los límites que separan lo público de lo privado. El anuncio del reconocimiento de años de aportes jubilatorios por las tareas de cuidado, realizado hace algunas semanas por el Gobierno Nacional, fue la primera decisión política de relevancia en este sentido, motorizada por el nuevo Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación.
La medida apunta a aquellas mujeres que teniendo la edad para jubilarse (60 años o más) no completan los años de aportes. Entonces, ahora la Anses les computará un año de aporte por cada hijo o hija; dos años por hijo/a adoptado/a siendo menor de edad; dos años por hijo/a con discapacidad y tres años en caso de que haya accedido a la Asignación Universal por Hijo (AUH) por al menos 12 meses. Asimismo, se reconocerán los plazos de licencia por maternidad y de licencia por excedencia de maternidad a las mujeres que hayan hecho uso de estos períodos al momento del nacimiento de sus hijos/as. La medida apunta a alcanzar este año a 155 mil mujeres de todo el país. En este sentido, se podría decir que es una medida acotada en términos de masividad, al menos por ahora, pero marca un quiebre, un antes y un después irreversible, respecto al valor de las tareas de cuidado y al rol de quienes las practican. Pero ¿a que se llama tareas de cuidado? "Incluyen el autocuidado, el cuidado directo de otras personas, la provisión de las precondiciones en que se realiza el cuidado (la limpieza, compra y preparación de alimentos) y la gestión del cuidado (coordinación de horarios, traslados, supervisión del trabajo de cuidadoras remuneradas, entre otros)", sostienen las especialistas Corina Rodríguez Enríquez y Gabriela Marzonetto (2016). El trabajo de cuidado es central para el sostenimiento de la vida y de la propia economía, pero en nuestra sociedad contemporánea las tareas que dicho trabajo implica terminan siendo subvaloradas, altamente feminizadas y, en muchos casos, no remuneradas. "Esta división social por la cual las mujeres cargan con la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado implica una menor cantidad de horas y recursos disponibles para dedicarles a su desarrollo personal, productivo, profesional y económico" Y si bien en las últimas décadas ha aumentado la participación femenina en el mercado laboral, esto no se corresponde con un aumento de la participación masculina en las tareas de cuidado. En el promedio mundial las mujeres suman 3 horas diarias de trabajo remunerado y 4,4 horas de trabajo de cuidado no remunerado, mientras que los varones suman 1,4 horas a trabajo no remunerado y 5,4 horas a trabajo remunerado, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (2018). En Argentina, en tanto, las estadísticas oficiales (Indec) dicen que el tiempo promedio dedicado al trabajo de cuidado no remunerado es más desigual aún. Las mujeres pasan 5.7 horas por día haciendo trabajo de cuidado no remunerado (quehaceres domésticos, apoyo escolar, cuidado de personas, etc.) y los varones dedican en promedio sólo 2 horas. "Esta división social por la cual las mujeres cargan con la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado implica una menor cantidad de horas y recursos disponibles para dedicarles a su desarrollo personal, productivo, profesional y económico", sostiene, en este sentido, un informa de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, publicado el año pasado. En este marco, la puesta en marcha del Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Aportes por Tareas de Cuidado merece particular atención. "Es un reconocimiento para la sociedad, para las mujeres", dice Cristina, la primera mujer en inscribirse en la oficina de la Anses Gualeguaychú, el lunes pasado. Nieta de inmigrantes libaneses, llegados al país en la década del 30, su vida estuvo marcada por la actividad comercial desde siempre. "La primera tienda Silio, que estaba sobre la calle Urquiza, frente al Club Neptunia, fue de un tío abuelo mío", cuenta la mujer que se casó a los 18 años y a los 21 ya era madre de una nea y un nene (11 años después llegará la tercera). "Siempre me dediqué a actividades comerciales, pero dentro de casa; trabajaba y criaba a los chicos. Como todavía eran muy jóvenes, sus abuelos trabajaban, entonces yo no disponía de ellos para el cuidado de mis hijos. Siempre trabajé en casa, ya sea con un kiosco, con alumnos particulares o colaborando con las actividades comerciales de mi familia", explica. "Cuando cumplí los 60 quise saber en qué situación estaba para jubilarme, pero no llegaba, por más moratorias y demás, no llegaba" Su esposo era pastelero, entonces crearon una fábrica de alfajores, pero el aportante para la jubilación fue siempre él. "Los dos no podíamos hacerlo y queríamos que al menos uno esté jubilado. Los aportes que tengo, que no me alcanzaban para jubilarme antes de esto, son de cunado pagaba el monotributo", explica Cristina. Y seguidamente me cuenta que su marido enfermó, que se murió hace tres años y que no se alcanzó a jubilar. "Fue muy difícil", me dice. Le creo. "Me tocó pelearla y cuando cumplí los 60 quise saber en qué situación estaba para jubilarme, pero no llegaba, por más moratorias y demás, no llegaba... Cuando sale este programa mi hija me llama y me dice: 'andate ya al Registro Civil y pedí las partidas de nacimiento', para ganar tiempo. Eso hice. Ella me anotó en Anses y me dieron el turno para el lunes 2 de agosto a las ocho y media de la mañana. Nunca pensé que iba a ser la primera", reconoce, y renueva la sorpresa. "Es una vida entera la que le dedicamos a nuestros hijos, afortunadamente, ¿no? Por eso creo que esto es un gran reconocimiento social", expresa. "Además, venimos de casi dos años sin poder realizar actividad comercial, pagando el monotributo para poder jubilarme, esto es un alivio, una manera de vivir un poquito mejor". ¿Querés saber más sobre el programa?: Ingresá AQUÍ.ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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