Cuatro clubes, cuatro historias de barrio, contención social, educación y deporte
Entrenadores, madres, padres, directivos y colaboradores externos, ayudan a que los clubes puedan brindar una mejor calidad de vida de los chicos. Entre juegos, deporte y transmisión de valores.Mónica Farabello/ Rubén Skubij/ Carlos RieraColaboración: Daniel VillagraEl sentido de pertenencia, los amigos, los colores del club, la buena ocupación del tiempo libre y la importancia de compartir, son algunos de los puntos en los que coinciden las cuatro historias de los cuatro clubes de Gualeguaychú.La Cuchimarra": deporte y contención socialUbicado en Jaime de Nevares y Belgrano, el club Deportivo y Social "La Cuchimarra", brinda atención y contención a más de 30 chicos que concurren a hacer deportes y tomar la leche todos juntos.Su presidente es Ariel Olivera, quien comparte la práctica de fútbol con los chicos y con el entrenador, Fabricio Franco, relata cómo comenzó su tarea y la importancia que tiene el club en el barrio."No solamente es venir a hacer deportes; esto es una manera de relacionarse con los vecinos, de trabaja juntos para conseguir algo", expresó Olivera.Además, aseguró que "antes se veían más problemas entre vecinos, pero cuando se juntan en el club, es impresionante ver cómo trabajan las madres y el esfuerzo que le ponen".El presidente del Club, recordó que "hace 5 años empezamos a participar en el Centro Comunitario. Era muy funcional al Estado; los niños venían sin zapatillas a jugar al fútbol y no teníamos elementos deportivos. Entonces, el Estado cada tanto venía y sacaba en el diario alguna movida y agradecía a gente que nunca se embarró y nunca supo los problemas reales que hay en el barrio".Al respecto, Olivera explicó que "al ser tan funcionales al Estado, nosotros fuimos teniendo problemas hasta que se terminó la relación con el Centro Comunitario y estuvimos un año en la calle".A ese tiempo, Ariel lo recuerda como un año muy difícil, donde preparaban el chocolate en una esquina mientras los chicos jugaban a la pelota. "Frío, calor, moscas, mosquitos, y nosotros estábamos con la galleta y la leche, hasta que un vecino que es albañil nos dijo: "no los puedo ver más en la calle. Yo cerré el negocio, vengan adentro hasta que consigan un lugar".Entre donaciones y trabajo en equipoLos clubes de los barrios reciben la colaboración de sus vecinos y de algunos privados. "La leche es de un tambo de la Aldea San Antonio, ellos nos donan semanalmente 45 litros de leche y el pan lo dona la Panadería "Éxito" ubicada en San José y Clavarino. Son 4 kilos semanales", informó.Entre tanto, Ariel Olivera se encarga de organizar a los chicos mientras juegan, mediar entre alguna pelea, y reprender a alguno si hace falta."La base del trabajo es el deporte, pero no por eso dejamos de lado un montón de cosas que vamos haciendo a nivel social", explicó el presidente del club.Además, contó que antes "teníamos socios solidarios que nos daban 10 pesos por mes, pero este año lo que hemos decidido hacer es sacar los socios solidarios y hacer socios activos del barrio. Estamos preparando las planillas para hacer socios que van a ser los mismos padres de los chicos y los jugadores más grandes".Un grupo unidoAriel Olivera, en todo momento destacó el trabajo de sus compañeros. Desde Fabricio Franco que "fue el que arrancó", hasta cada vecino y las madres que ayudan a preparar la leche o hacer tortas y roscas para vender y juntar un poco de dinero."La Cuchimarra" es un club legalizado, una institución con personería jurídica y estatuto aprobado."Nos legalizamos para no quedar excluidos de nada, porque muchas veces si 'no sos nadie', no te toman en serio. Nosotros queremos hacer algo digno, porque hay gente que sabe tu necesidad y se aprovecha de eso para redituarse cosas a nivel personal".Por otra parte, aseguró que "como institución nosotros damos y gestionamos cosas que le corresponde al Estado darnos, porque entendemos que no estamos pidiendo ninguna limosna, sino que pedimos lo que corresponde"."Necesitamos más presencia del Estado"El presidente del Club La Cuchimarra destacó la ayuda que reciben de los privados, aunque "nosotros principalmente necesitamos más presencia del Estado y queremos que se hagan cargo de lo que le corresponde. Hay gente privada que siempre está ayudando, el 80 % de las cosas que hemos logrado han sido gracias a esa gente".Asimismo, Olivera aseguró que se han "mentalizado que no estamos mendigando al Estado, le estamos pidiendo que hagan valer los derechos de los niños, en este caso el deporte que es un derecho adquirido".Al respecto, resaltó que están practicando en "un predio con escasos elementos deportivos y un montón de chicos un montón por lo que el desempeño que uno quiere hacer en base al deporte, es muy complicado".En tanto, agradeció a las personas que colaboran con el club como la gente de Desarrollo Social municipal con quien tienen "una excelente relación y trato", el personal de Tránsito y "en especial a Esteban Izaguirre que a nosotros nos ayudó mucho". Además, agradeció el trabajo de "Conín junto a la asistente social que han hecho un trabajo que se llama "Aprendiendo del Juego".Más actividades en La Cuchimarra
De lunes a viernes de 15 a18: Escuela primaria para adultos dictada por Erica Rébora y coordinada por Patricia López.Martes y jueves de 18 a 21: taller de gasista, construcción y plomería dictada por Pablo Ausqui y Pedro Gómez.Lunes, miércoles y viernes: fútbol infantil y merienda a las 18.El trabajo con los jóvenes: los chicos de fútbol de la 1° división, son chicos que no estudian, algunos tienen trabajo, y el Club ha podido ser un lugar de pertenencia y referencia muy significativo Formar en fútbol y educar en los valores
Una institución del sur de la ciudad alberga, contiene y educa a más de 200 niños y adolescentes entre 5 y 16 años. El Club Unión del Suburbio lo hace "pensando en el presente y futuro de nuestros jóvenes".Lo afirmó a elDía Domingo Zapata quien desde hace 8 años está al frente de la formación del fútbol en dicha institución.Zapata estuvo 4 años sin dirigir -lo había hecho anteriormente en Central Entrerriano-. Uno de los niños que visitaba su casa lo convenció que debía retomar, "seguí su consejo y la gente de Unión me abrió las puertas pese a que no soy su simpatizante".Domingo, conocido en el ambiente del fútbol como 'Chumingo', cuenta con el acompañamiento de un grupo importante de padres. "Ellos sirven la leche y una galleta, todos los días, arreglan la indumentaria y me ayudan en la educación".Todo es donado, "es a pulmón", señaló. El penal "nos da el día martes el pan, el miércoles Juan Carlos Almeida de remis Avenida, el jueves el director de Comisiones Vecinales y Consorcios -Daniel Vaena-. Los sábados reciben una copa de leche chocolatada".Uno de los sueños de Zapata era contar con un colectivo. "Lo pedí por vía política y no tuvimos suerte, entonces presenté un proyecto y los concejales lo declararon de interés municipal, llegando a un acuerdo con el intendente Bahillo", relató.Zapata recorre todos los barrios. "Por ejemplo, iba a Escuela Pereda y en el recreo había más chicos con camiseta de Unión que con guardapolvo pero no podían ir a la cancha, por eso me aferré al colectivo".De martes a viernes la unidad inicia el recorrido en ATE 1 a la hora 18, pasando por decenas de barrios, y regresa a las 20,30 por las mismas zonas.-¿Cómo desarrolla la contención social de los chicos?Muchos dirigentes y funcionarios van y conocen cómo trabajo, aquí no se hace política de nadie, todos tienen las puertas abiertas para ver lo que realizamos y también para ayudar.Yo no participé nunca de la política y no soy hincha de Unión, hago esto porque quiero a los chicos, acá están acostumbrados a no decir malas palabras.Saben que no tienen que pelear o gritar. Además, todos los días vienen y me dan un beso, es un gesto, pero lo han tomado y hace bien para su formación. Tengo reglas claras, la del respeto, nada de autoritarismo sino con amor.Por otra parte, resaltó que brindan charlas permanentes sobre la droga, el alcohol y el sexo, todo, de acuerdo a la edad. "Haydee Venturino siempre viene y nos da una mano", resaltó; la situación social "es un punto que siempre pensamos para ir solucionando".Zapata afirmó que "la excusa para que el chico esté en el club es el fútbol, la idea es que esté adentro por que está todo cerrado. De la misma forma que le ponemos límites en la convivencia diaria del fútbol hay límites territoriales; tapiales y puertas. El chico entra al club y deja la mochila de la desobediencia, la mala palabra y agresión. Todo eso queda afuera, adentro hay otras reglas".Apoyo de la dirigenciaDomingo Zapata expresó que la dirigencia de Unión "me da todo su apoyo, sino no estaría. Por lo que uno sabe del fútbol -no de fútbol-, tengo posibilidad de estar en distintos clubes donde me han ofrecido sueldos que están al nivel de lo que gano en la municipalidad".Aclaró: "yo no quiero eso, nosotros pagamos para dirigir, yo pongo plata permanentemente y no digo nada".El formador de chicos sí recibe algo. elDía lo pudo comprobar en su visita al predio de Unión. Zapata recibe mucho amor, besos, abrazos y la consideración de todos sus niños y jóvenes que lo escuchan con respeto."El día que no esté cómodo, que sea para mí un dolor de cabeza ir al club, no voy más. Les he prometido siempre: año que comienzo año que lo termino pero puede que al otro año no tenga más ganas", enfatizó. Todo a pulmón
Sporting es una de las instituciones deportivas que se fundaron a mediados del siglo pasado para dar contención social en el sector norte de la ciudad. Desde el 28 de mayo de 1957, ha dado batalla a las diferentes situaciones económicas que le presentó la Argentina, con el esfuerzo de sus socios y de gente emprendedora que realizó obras a costa de su propio sacrificio.Actualmente todo sigue igual, a pulmón. Pero a pesar de las distintas vicisitudes, siempre aparecen nombres de colaboradores que sin buscar un rédito ponen el hombro y logran cosas importantes para los chicos que concurren a practicar algún deporte.Recientemente hubo renovación de autoridades y se eligió a Daniel Aguilar para que continúe su gestión al frente de la institución canaria. Hombre de pocas palabras pero de gran corazón, el presidente de Sporting contó sobre la función social del club."Chicos de hasta 16 años, debe haber alrededor de 150, después están los juveniles y los mayores", comentó Aguilar sobre los jóvenes que concurren al club, en su mayoría del barrio, aunque también se está viendo el fenómeno de chicos de otros barrios de la zona oeste, que se acercan a la institución.Además de la contención deportiva hay otra función que cumple el club, que es igual o más importante, y se trata de lo social. Sporting tiene una cancha de bochas en su sede central de calle Corrientes, un equipo de futsal y su cancha de fútbol que se consiguió tras mucho sacrificio pero ahora ha sumado ¿tenis?.Aunque resulta increíble, "hay una chica italiana que pertenece a una fundación que recorre el país que está enseñando las primeras reglas del tenis en forma gratuita a las hermanas de los jugadores y como no hay una cancha para este deporte, se ponen cintas sobre el césped y se practica", relató Aguilar.A Sporting concurren chicos de diferentes estratos sociales pero en su gran mayoría provienen de familias humildes, de padres trabajadores que confían en la institución deportiva para que los ayude en el desarrollo social de sus hijos.Por las gestiones de un jugador de la Primera División, que trabaja en la Unidad Penal, se consigue el pan que se les entrega a los chicos junto a la copa de leche, únicamente los jueves, "porque es lo que se puede"."En el club Sporting trabaja todo el mundo, los técnicos, los jugadores, los dirigentes. No es que te da para hacer algo, ir y pagar para hacer una obra, es todo muy a pulmón", confesó el reelecto Presidente que agregó que la idea en el club es seguir sumando deportes, "si podemos lograr hacer una cancha de tenis, sería una de las nuevas actividades".En el predio de la cancha de fútbol, todo lo que se logró fue de esfuerzo propio, no se recibió ayuda de ningún sector, "la Dirección de Deportes está muy atada y no tiene presupuesto para nada", señaló Aguilar.La meta inmediata del club es llegar a techar medio quincho que se construye en el predio de la cancha de fútbol. "Estamos haciendo un quincho con parrilla para poder trabajar con los chicos y darle la copa de leche bien, en una mesa, sentados. Está en la parte de atrás de la cancha auxiliar y nos estarían faltando las chapas porque los ladrillos y demás materiales ya los tenemos a todos, sólo nos falta medio techo", señaló.Ante esto solicitó la mano de algunos padres que sean constructores para dar una mano en la obra y agregó que también será bienvenida cualquier ayuda como leche, zucoa, azúcar. El club Sudamérica y la promoción humana
El Club Sudamérica está en la zona norte de la ciudad, la sede histórica es San Juan y Belgrano y el predio deportivo se encuentra en 1° de Mayo y Palacios. El club se fundó en el año 1948 y su presidente Juan José Odriozola afirmó que "Sudamérica nace con gente de la zona que se juntaban en la cancha de bochas de "Misterio" frente al predio que después el club le entregó a la municipalidad para que pueda construir 2 mil viviendas.Odriozola fue hace unos años atrás, un referente del equipo de primera de fútbol y ese amor por los colores han hecho que siga trabajando en el club, en este caso con la responsabilidad de dirigir los destinos de la institución, un club que ha crecido notablemente en los últimos años.El club le brinda contención a más de 700 chicos y adolescentes en Sudamérica. "Nosotros jugábamos en sexta A o B con zapatillas Flecha porque no teníamos acceso a otra cosa y esto hace que para trabajar pensemos de manera diferente"Odriozola contó que tuvo "la suerte de jugar en otro fútbol pero el club del barrio a uno lo apasiona, uno hace cosas que a veces ni por la familia lo hacés. Sudamérica representa mucho y le estamos poniendo toda la mejor buena voluntad para que las cosas se hagan bien, fundamentalmente para que los chiquitos que hoy están en nuestro club tengan lo que antes no teníamos".Fútbol, bochas, básquet, jockey, un jardín de infantes funcionando en la sede de San Juan y Belgrano. Un trabajo enorme sustentado desde el trabajo mancomunado.En el club hay más de 250 nenas y madres jugando al básquet; unos papás que se sumaron ahora y la primera división."Sudamérica es una gran familia y como toda familia tiene sus situaciones de encuentro y desencuentro pero el objetivo es claro: "buscamos que se arrimen al club, que hagan del club una segunda casa y que pasen más tiempo en la cancha o en el gimnasio que en la calle. Son muchos los padres que nos acompañan gracias a Dios", aseguró la entrenadora de básquet, Paola Bulay.Todos los clubes de los diferentes barrios trabajan de manera conjunta: entre vecinos, amigos y colaboradores en pos de brindar una mejor calidad de vida a los más chicos.Aunque cada uno con diferentes realidades y amor a sus colores, todos comparten un objetivo común: contener a los niños y brindarles un lugar de pertenencia donde crecer entre el deporte, el pensamiento de equipo y la vida sana.




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