Cumbre G-20: en busca de la Carta Económica Sustentable para consolidar el nuevo orden
En el marco de la crisis financiera y económica internacional, la Argentina ha venido participando activamente en las reuniones del G20 en sus diferentes formatos, contribuyendo así con su visión a posibilitar la adopción de las medidas necesarias para superar este difícil momento de la economía mundial.
Por Diego M. Labbozzetta*
OpiniónLa segunda reunión cumbre del G-20 en Londres arrojó resultados positivos, aunque todavía modestos, con vistas a resolver la crisis y dar lugar a un crecimiento sustentable a largo plazo. A diferencia de la primera cumbre de Washington, se adoptaron o comprometieron medidas efectivas para estimular la demanda global.Estos resultados concretos de la última Cumbre se relacionan principalmente con la capitalización de los organismos financieros multilaterales y la aplicación de medidas fiscales y monetarias domésticas por parte de las economías más desarrolladas.Sobre la cuestión institucional, se acordó avanzar en la reforma de los organismos multilaterales de crédito y la reestructuración regulatoria y de supervisión del sistema financiero internacional., aspectos en los que existe cierto retraso. Concretamente en la reforma del sistema financiero internacional se debe plasmar una mayor participación de las economías emergentes y en desarrollo.La aspiración en la cual se desarrollo la reunión de Pittsburgh, estableció los plazos concretos en que esta reforma se llevará a cabo, a la vez que verifique el cumplimiento de los compromisos asumidos en Londres.Se visiona con agrado la decisión política de otorgar al G-20 y al Consejo de Estabilidad Financiera, recientemente formado, la conducción política de gestión de la crisis y del diseño e instrumentación de las reformas propuestas.Se trata de un paso adelante con relación a la concentración de la agenda en el G-7, que rigió hasta hace poco tiempo atrás. El tiempo dirá si el avance se consolida y profundiza y la cooperación pasa a ser el eje principal de conducción de los asuntos económicos internacionales. La Argentina solicitó que se invitara a la Reunión de Pittsburgh a la O.I.T., pedido que fue recogido por los Estados Unidos, de forma que la citada Organización participo en forma permanente en las deliberaciones del G20.Claramente, la mayor importancia en las deliberaciones futuras, es que se otorgue la adecuada atención al impacto negativo de la crisis sobre el empleo y a las formas para lograr reducir el desempleo. Esta cuestión se relaciona con la reforma de la economía internacional, y en particular con la mejora en la distribución del ingreso y en la orientación del gasto a bienes públicos.Por otra parte, también en el ámbito del G-20, se está negociando una Carta Económica Sustentable, tendiente a establecer principios mayoritariamente aceptados, que promuevan un nuevo orden económico y social, basado en sólidas instituciones democráticas que aseguren un crecimiento global equitativo y justo.Los principales objetivos que comparten los estados miembros son: el crecimiento sostenido y equilibrado, mercados financieros que apoyen el crecimiento y el empleo, política macroeconómica sustentable, productividad del mercado laboral, empleo decente y protección social, decencia, integridad y transparencia, preservación del medio ambiente y de los recursos naturales y sociedad global para el desarrollo económico equilibrado.* Funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación Argentina
Por Diego M. Labbozzetta*
OpiniónLa segunda reunión cumbre del G-20 en Londres arrojó resultados positivos, aunque todavía modestos, con vistas a resolver la crisis y dar lugar a un crecimiento sustentable a largo plazo. A diferencia de la primera cumbre de Washington, se adoptaron o comprometieron medidas efectivas para estimular la demanda global.Estos resultados concretos de la última Cumbre se relacionan principalmente con la capitalización de los organismos financieros multilaterales y la aplicación de medidas fiscales y monetarias domésticas por parte de las economías más desarrolladas.Sobre la cuestión institucional, se acordó avanzar en la reforma de los organismos multilaterales de crédito y la reestructuración regulatoria y de supervisión del sistema financiero internacional., aspectos en los que existe cierto retraso. Concretamente en la reforma del sistema financiero internacional se debe plasmar una mayor participación de las economías emergentes y en desarrollo.La aspiración en la cual se desarrollo la reunión de Pittsburgh, estableció los plazos concretos en que esta reforma se llevará a cabo, a la vez que verifique el cumplimiento de los compromisos asumidos en Londres.Se visiona con agrado la decisión política de otorgar al G-20 y al Consejo de Estabilidad Financiera, recientemente formado, la conducción política de gestión de la crisis y del diseño e instrumentación de las reformas propuestas.Se trata de un paso adelante con relación a la concentración de la agenda en el G-7, que rigió hasta hace poco tiempo atrás. El tiempo dirá si el avance se consolida y profundiza y la cooperación pasa a ser el eje principal de conducción de los asuntos económicos internacionales. La Argentina solicitó que se invitara a la Reunión de Pittsburgh a la O.I.T., pedido que fue recogido por los Estados Unidos, de forma que la citada Organización participo en forma permanente en las deliberaciones del G20.Claramente, la mayor importancia en las deliberaciones futuras, es que se otorgue la adecuada atención al impacto negativo de la crisis sobre el empleo y a las formas para lograr reducir el desempleo. Esta cuestión se relaciona con la reforma de la economía internacional, y en particular con la mejora en la distribución del ingreso y en la orientación del gasto a bienes públicos.Por otra parte, también en el ámbito del G-20, se está negociando una Carta Económica Sustentable, tendiente a establecer principios mayoritariamente aceptados, que promuevan un nuevo orden económico y social, basado en sólidas instituciones democráticas que aseguren un crecimiento global equitativo y justo.Los principales objetivos que comparten los estados miembros son: el crecimiento sostenido y equilibrado, mercados financieros que apoyen el crecimiento y el empleo, política macroeconómica sustentable, productividad del mercado laboral, empleo decente y protección social, decencia, integridad y transparencia, preservación del medio ambiente y de los recursos naturales y sociedad global para el desarrollo económico equilibrado.* Funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación Argentina
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