
El ex intendente Daniel Irigoyen, uno de los imputados en la causa por el desfalco a la Tesorería Municipal, sorprendió ayer al declarar ante el Tribunal de la Cámara del Crimen de Gualeguay. Lo hizo sin anuncio previo, aunque había anticipado que lo haría sobre el final del juicio.Antes declararon algunos testigos. Tres de ellos, empleados municipales de distintas áreas: Carlos Figún, Ricardo Ledesma y Hugo Procura, pasaron sin poder aportar nada a la causa. Tal como viene ocurriendo en otros casos, la defensa de Giménez los propuso para luego formularles preguntas intrascendentes respecto de los hechos.Sergio Varone y Martín Porreca, destinatarios de cuantiosas transferencias dinerarias por vía telebanking desde la computadora de la tesorería municipal, volvieron a brillar por su ausencia y serán nuevamente citados bajo apercibimiento de hacerlo por medio de la fuerza pública.Luego pasó por el tribunal Carlos José Aloy, quien era presidente de un bloque opositor en época de los hechos y fue interrogado fundamentalmente por la sesión del Concejo Deliberante del 29 de junio de 2005 en la que el entonces Intendente, Daniel Irigoyen, informó sobre estos hechos a ese cuerpo.Cuando la audiencia terminaba, en una jornada que hasta ese momento resultaba breve, Daniel Irigoyen sorprendió con su pedido de prestar su postergada declaración indagatoria.Desde el inicio, mostró serenidad y se expresó con absoluta claridad, distribuyó muy bien los tiempos dedicados a cada tópico de su exposición y administró los tramos más enfáticos de la misma.En la primera parte, relató en forma pormenorizada cómo tomó contacto con los hechos en las jornadas del 29 y 30 de junio de 2005. Defendió con ahínco las primeras medidas adoptadas en aquellas jornadas y muy especialmente, la solvencia con que actuaron los restantes funcionarios en la ocasión, a fin de resguardar la documentación y las pruebas.Luego se refirió a la relación con el Tribunal de Cuentas de Entre Ríos. Dijo que muchas de las observaciones de este cuerpo, que le tocó atender, provenían de ejercicios correspondientes a la administración de Emilio Martínez Garbino. Pero aclaró que su antecesor había tenido que capear la gran crisis de 2001, que obligaba a ésta, como a otras municipalidades, a dejar de lado en la emergencia, algunas recomendaciones de ese tribunal y que Gualeguaychú pudo superar esa emergencia porque era una municipalidad bien organizada.Se refirió particularmente a dos aspectos que en su momento la defensa de Giménez presentó ante los medios como "graves anomalías" detectadas por el Tribunal de Cuentas. Una, era el modo de contabilizar la deuda flotante que pasa de un ejercicio a otro. Explicó que, lejos de tratarse de una pérdida, o una faltante, eran sólo distintos criterios en cuanto al modo de asentarlos contablemente y que en su momento, el diferendo fue aclarado entre el contador Pomés y el Tribunal de Cuentas.El otro tema que también fuera motivo de profusos cuestionamientos mediáticos, era una supuesta diferencia que marcaba ese Tribunal respecto los recursos del plan de emergencia habitacional, superior al millón de pesos. Finalmente, dijo que se trataba de un error del Tribunal de Cuentas, ya que sólo contabilizaba lo gastado en insumos de las cooperativas de trabajo y no el pago a los cooperarios por la mano de obra.Explicó también que muchas de las observaciones de ese Tribunal eran más bien recomendaciones, que siempre se acataban a fin de evitar su reiteración. Por esa razón, agregó, se modificó el modo de abonar algunos viáticos, se introdujo una reforma en el régimen de compras, dando mayor participación al Concejo Deliberante y se implementaron las bases para confeccionar el inventario de bienes.Luego explicó cómo el ex tesorero duplicaba los pagos a las cooperativas. Reseñó todo el cúmulo de tareas que significó la implementación de este plan, a partir de los primeros fondos que trajo el Presidente Néstor Kirchner en su visita del 25 de febrero de 2004.Se constituyeron 50 cooperativas con 16 personas cada una, todos desempleados que además, iban a aprender un oficio; en total 800 personas. Abonarle a cada uno con un cheque, o tener que hacer un expediente para cada pago, hubiera restado la agilidad que la dinámica del sistema imponía. Tuvo allí palabras de gratitud para el contador Pedro Pomés, de quien resaltó su honestidad y contracción al trabajo.Fue Pomés, dijo, quien encontró la forma de agrupar varios pagos en un solo cheque, sin perder por ello el control de la asignación. Remarcó que Pomés indicaba con órdenes expresas de su puño y letra: "hacer un solo cheque" y adjuntaba un listado con lo que debía -de ese monto total- acreditarse en la cuenta de cada cooperativa. Pero de ningún modo el cheque se firmaba y endosaba para ser anulado. Luego el ex tesorero copiaba el listado indicado por Pomés en otra planilla, que terminaba convirtiendo en una nota de débito para extraer los fondos y se quedaba con el cheque, que a los pocos días cobraba en ventanilla.Pero en la contabilidad de tesorería, en el libro bancos y en los balancetes diarios, figuraba que el pago se había hecho con el cheque.Luego explicó Irigoyen que algunos cheques no requerían el libramiento de pago autorizado por el Contador; eran los destinados a transferencias entre cuentas de la propia municipalidad, es decir que no eran propiamente "egresos". Y como esos movimientos solían hacerse en tiempo de pagos de sueldos, el ex tesorero aprovechaba esas oportunidades para agregar así cheques sin ese requisito, que en definitiva percibía en ventanilla en beneficio propio.Relató que cuando asumió por primera vez, le aconsejaron controlar que los cheques a firmar coincidieran con la respectiva orden de pago. Y que cuando varias de estas se agrupaban en un solo cheque, tenía dos alternativas: o se pasaba revisando las sumas realizadas por otros, o se dedicaba a gobernar. Enfatizó entonces que quien tenía la custodia de los fondos en efectivo o en cheques, era el Tesorero. También aclaró que en otras municipalidades -Paraná p.ej.- el Intendente no firma cheques. Y que él, después de ocurridos estos hechos optó por seguir firmándolos, porque era un modo de conocer las disponibilidades.Luego de su amplia exposición que se prolongó por más de una hora, se sometió al interrogatorio del Tribunal, del Fiscal y de las partes.Ante una pregunta del defensor de Néstor Pérez, Félix Castillo, dijo que un perito del Banco Central determinó que los cheques endosados por los tres firmantes de la Municipalidad, sólo podían ser cobrados por los tres conjuntamente y no por uno sólo. No obstante lo cual, ello no se volcó en el informe de ese banco rector.Tuvo palabras de elogio para sus funcionarios Pedro Pomés y Néstor Pérez, a quienes pidió disculpas por todo lo que han tenido que pasar hasta el presente. Destacó que para ser Secretario de Hacienda no se requería ser Contador, sino un buen administrador, como lo era Néstor Pérez en su actividad empresaria y que ese objetivo se logró.Sobre el final y cuando había comenzado a responder preguntas de la abogada Amelia Angerosa, defensora de Ángel Giménez, vino la otra sorpresa. Ante una pregunta que había sido objetada por las partes y mientras se discutía si procedía formularla, interrumpió al Presidente de la causa Darío Crespo para simplificar: "a partir de este momento- dijo- me abstendré de seguir declarando". Es un derecho constitucional que tiene todo imputado.Eso puso punto final a la sustanciosa jornada. El viernes declararán Graciela Molinari, los ex concejales Héctor De La Fuente, Francisco Álvarez, Marta Giudice, Silvia Vela y el ex jefe de Policía de entonces, Pedro Vergara. Podría agregarse la declaración de Elizabeth Varone, hermana de Sergio Varone y esposa de Carlos Troncoso, integrantes de la firma TPV.