ATENCIÒN
Denunciaron a una banda que capta a sus víctimas a través de una app de citas
Las víctimas sostuvieron que no son hechos aislados entre sí, sino que los autores de este tipo de delitos, que se presentan bajo identidades falsas en las redes sociales, pertenecen a una misma organización delictiva.
Encuentros virtuales que aparentan ser fortuitos, juegos de seducción, alcohol, drogas y robo. Estos elementos aparecen en todos los testimonios de las distintas víctimas que denunciaron sus casos, sin éxito, ante la Justicia, por lo que decidieron hablar con cronica.com.ar, para al menos lograr visibilizarlo. Aunque a simple vista parecerían hechos aislados entre sí, la hipótesis que sostienen quienes cayeron en la trampa, es que los autores de este tipo de delitos, que se presentan bajo identidades falsas a través de las redes sociales, pertenecen a una misma banda delictiva que se dedica a seducir, drogar y luego desvalijar las viviendas de sus presas.
El 23 de febrero del año pasado, la víctima que se identificará bajo el nombre ficticio de Juan, invitó a su casa a un joven de nacionalidad venezolana a "tomar unas cervezas". Juan conoció a este sujeto en la vía pública de la ciudad de Lomas de Zamora donde el sospechoso trabajaba en una mueblería para la que hacía la venta ambulante de muebles prefabricados. Un día de febrero, se cruzaron, comenzaron a charlar e intercambiaron sus redes sociales. A los días, el hombre se contactó con Juan a través de Facebook. "Empezamos a hablar y coordinamos un encuentro en mi casa", contó la víctima.
"Vino en remis, y empezamos a tomar una cerveza, y hablamos de la vida de lo ancestral, del alma", relató Juan. En un momento, su invitado le dijo que estaba descompuesto y le pidió pasar al baño. Un detalle que después de lo sucedido tomó mayor relevancia, es que el hombre se llevó al baño el vaso, en el que ambos estaban tomando.
"Tomábamos del mismo vaso. Ese fue el gran error mío", remarcó Juan. También llegó a recordar la insistencia para que siga bebiendo. Eran las once de la noche, cuando Juan se recostó en la cama y desde ese entonces su memoria no tiene más registro de los hechos posteriores.
"No me acuerdo de nada más", expresó Juan, hasta el otro día que se levantó con malestar corporal "como náuseas, dolor de cabeza, y pérdida de tiempo y espacio". Además, le faltaba la computadora, la Play Station, Xbox, ropa, dos télefonos celulares, 1200 dólares, 10 mil pesos en efectivo y una valija.
En el fondo del vaso en el que habían compartido la cerveza, quedaron restos de pastillas trituradas con las que habría sido drogado. Desde entonces, no supo nada más sobre este sujeto. Desde la fábrica de muebles en la que era empleado, le dijeron que desde hacía días que no se presentaba a trabajar. La denuncia por hurto fue realizada en la comisaría quinta de Villa Fiorito, aunque no supieron darle respuesta la posibilidad de encontrar al sospechoso y mucho menos sobre recuperar sus pertenencias.
"Yo creo que operan en forma grupal porque no se puede haber ido a la madrugada solo con todas mis cosas sin la ayuda de nadie", sostuvo Juan. Aunque al principio dudó mucho sobre dar su testimonio, ya que hacerlo significa abrir una puerta de mucha angustia, lo hizo cambiar de opinión la idea de a partir de su relato poder ayudar a una futura víctima: "No me gustaría que le pase a otra persona", remarcó. Según dijo "él la sacó barata" ya que lo podrían haber matado. "Hasta que no muera alguien, la Justicia no va a tomar cartas en el asunto", sentenció.
El 12 de mayo del año pasado en la ciudad de Monte Grande situada en el partido de Esteban Echeverría, un policía fue víctima de un hecho similar. Más tarde Juan comprobó que se trató del mismo atacante de nacionalidad venezolana.
El sospechoso contactó a la víctima por Facebook y acordaron compartir unos tragos en la casa del policía. Horas después, el efectivo policial que cumplía funciones en la comisaría 4ta de Canning, fue encontrado en su casa ubicada en Sardi entre Sarmiento y Esteban Echeverría, durante la madrugada del jueves bajo efectos de drogas que le habrían puesto en su vaso sin que él sepa.
Al despertar, notó que le faltaba la televisión, un teléfono celular, un equipo de música y, como era de esperarse, su arma reglamentaria, junto a dos cargadores y un juego de esposas.
En la causa caratulada como "malversación culposa de caudales públicos", intervino la fiscal Dra. Verónica Cifarelli, a cargo de la UFI M°2 de Esteban Echeverría.
En junio del 2021 cayó la tercera víctima de 25 años identificada como Fabián González, quien habló con cronica.com.ar y contó su testimonio. Según contó González, se contactó con un tal Eduardo Domínguez, a través de Grindr, una red social y app de citas en línea destinada a hombres gays y bisexuales. Luego de hablar por una semana, pactaron un encuentro.
"Habíamos quedado en tomar algo y después venir a mi casa", relató González. El domingo 27 de junio del año pasado, el encuentro se concretó. "Él estaba tomando un vino y yo un espumante. Lo último que recuerdo es levantar mi vaso para tomar, luego lo apoyé en la mesa, y ya está. No me acuerdo de nada más", dijo Fabián quien está decidido a contar su historia con nombre y apellido para que no haya más víctimas.
Según contó, él estaba relajado en su casa, y sintió estar en confianza, por lo tanto no sabe en qué momento de descuido su atacante le habría colocado algo en la bebida para drogarlo. La misma secuencia se repite en todos los casos: se desvanecen, y al otro día se levantan perdidos sumidos en una sensación de confusión sin sus pertenencias. Fabián no fue la excepción. Cuando se despertó, se sentía mareado y eufórico a la vez. Se había vomitado encima.