SE REUNIERON CON LA POLICÍA
Derribaron y robaron dos transformadores de la Cooperativa Eléctrica de Gualeguaychú
Días pasados delincuentes derribaron y robaron dos transformadores de energía de media tensión perteneciente a la Cooperativa Eléctrica Gualeguaychú, uno de ellos en ruta provincial 20 lindante con una estación de Gas Nea y el otro en la zona de Palavecino.
A raíz de estos hechos, el presidente de la entidad eléctrica mantuvo reuniones en el día de ayer con el jefe y el subjefe Departamental de Policía, César Primo y Luis Báez, respectivamente; y con el titular del Escuadrón 56 de Gendarmería Nacional, Sergio Salinas y con el jefe de Investigaciones, comandante Pérez.
En la oportunidad, Otero trasladó la preocupación respecto de los delitos perpetrados contra la Cooperativa y se acordó instar desde la entidad y desde las fuerzas de seguridad a una mayor colaboración de la comunidad a la hora de denunciar ante cualquier caso sospechoso que pueda vincularse a un probable delito.
“Entendemos que este tipo de accionar complica la prevención por parte de las fuerzas ya que la mayoría de los casos se realizan en zonas alejadas de los cascos urbanos, por eso, cualquier actitud sospechosa o presencia de personas ajenas a la zona debe ser alertada a la propia Cooperativa o a alguna de las fuerzas que tienen asiento en Gualeguaychú”, coincidieron.
Otero contó que “éste tipo de delito viene repitiéndose desde hace un tiempo y lo habíamos marcado en varias ocasiones. Es una modalidad que tiene como finalidad extraer el cobre que contienen los transformadores en su interior y venderlo en el mercado ilegal. Lamentablemente se ha vuelto una constante que afecta a las cooperativas eléctricas y distribuidoras de distintos puntos del país”.
Un perjuicio para toda la comunidad
La problemática descripta afecta básicamente a los sectores rurales y provoca cuantiosas pérdidas que deben ser afrontadas por toda la comunidad. Resulta imprescindible entender que este delito no afecta solo a una empresa o a una cooperativa en particular, sino que atañe a todos como sociedad. El robo de cables o transformadores que en primera instancia es una pérdida para las cooperativas, tarde o temprano se traslada al costo del servicio.
Otero destacó que “existe una diferencia enorme entre la magnitud del daño causado y lo que obtienen los delincuentes por la venta de lo robado. Además, en sus comienzos esta clase de delito empezó con casos de oportunismos aislados, pero hoy ya tiene una organización que lo transforma en algo difícil de erradicar. Por ello es sumamente necesario crear una trazabilidad de la cadena de comercialización, pues todo termina en una fundición o en el contrabando a otros países”, opinó.
Por último, se refirió a la necesidad de utilizar todos los recursos disponibles en esta lucha: “enfocarse solamente en los que ejecutan materialmente el robo en sí, es correr al problema desde atrás, pues tienen la ventaja de la sorpresa sobre algo que es difícil de custodiar, ya que los transformadores están dispersos en grandes territorios de la vía pública o de fácil acceso desde ésta, particularmente en zona rurales o despobladas. Por ello se necesita un trabajo de inteligencia y de detección de los otros eslabones de la cadena”, indicó Otero.