BRUTAL ASESINATO EN GUALEGUAYCHÚ
Desgarrador testimonio de la mamá de Arrua: la relación de su hijo con la droga, cómo se enteró de su muerte y su reacción tras la condena a Torres

Carina Ferreyra, madre de Fabricio Arrua, ejecutado a balazos por Nelson Torres, habló con Ahora ElDía. Rompió el silencio de más de un año desde el trágico desenlace que terminó con la vida de Fabricio. Dijo que después de conocido el fallo del juicio por jurados llegó a su casa y estalló en llanto, y abrazo la foto de su hijo. Contó que el amor de sus otros dos hijos y nietos le dan fuerzas para seguir adelante. Se refirió al flagelo de la droga que consume vidas.
Horas después de haber conocido el fallo de los jurados, que en forma unánime hallaron culpable a Nelson Torres del asesinato de Fabricio Arrua (el veredicto de la pena que deberá cumplir se dará este lunes), la madre de la víctima habló con Ahora El Día.
Carina Ferreyra contó que previo al fallo “tenía miedo", porque "no sabía con que me iba a encontrar, aparte era un juicio por jurados y el fallo tiene que ser unánime, como finalmente ocurrió. Temblaba como una hoja, lo tenía a Torres muy cerca y a su madre también, que había declarado defendiendo a su hijo. Como madre sentí mucha impotencia, porque Fabricio si bien consumía no era una delincuente, tenía una vida por delante y no merecía morir de tres balazos”, expresó.
La mujer de 41 años recordó que “mi hijo nos había dicho que si alguna vez le pasaba algo iba a ser responsabilidad de Torres, porque ya lo había amenazado, delante de los nenes y de su mujer, que lo iba a matar. Yo le pregunté si iba a hacer una denuncia y me dijo ‘mami, lo dice para asustarme, no me va a matar’".
"Quizás pensó que si le tocaba pelear lo iba a hacer con las manos, nunca esperó que lo ejecutaran a sangre fría. Por lo que yo vi, las pruebas y lo que demostraron los peritos, Fabricio nunca corrió. Fue todo en el momento en el asentamiento El Espinillo”, opinó Carina.
La mamá contó que su hijo “hasta hace un tiempo trabajaba con la señora en el hospital, concretamente haciendo tareas de mantenimiento con una cooperativa, pero cuando sucedió lo que sucedió, había dejado de trabajar por un tema de consumo de drogas que comenzó cuando tenía 14 años, aunque hubo momentos en que dejaba de hacerlo para luego sufrir una recaída, así una y otra vez hasta el final", y aseguró que "antes de que lo mataran estuvo un año sin consumir”.

La gualeguaychuense relató que “cuando lo asesinaron, Fabricio estaba viviendo en mi casa. Con tal de que no sufriera una recaída lo traje a mi hogar. Yo trabajaba de 8 de la noche a las 8 de la mañana y lo podía llevar conmigo. Justo ese domingo no me tocó trabajar y ese día Fabricio no aguantó más la abstinencia y volvió a consumir. El domingo a las 7 de la tarde salió de casa y no lo vi más, hasta que el lunes 9 de agosto me avisaron de que lo habían baleado".
Fue Nahuel, hermano de Fabricio, quien le dio la peor noticia. "Salí corriendo al hospital pensando que lo iban a operar y me fui directo al quirófano. No lo encontré a Nahuel, empecé a buscarlo, le pedí a mi nena que salga a la calle a ver si estaba, que él había acompañado en la ambulancia a Fabricio, pero nada… hasta que fuimos a la guardia y nos enteramos de que había fallecido”, relató recordando el peor día de su vida.
Acerca de lo que aguarda para el asesino de Fabricio, afirmó que “quiero que le den una condena justa. A Fabricio nadie me lo va a devolver, pero tampoco lo quiero ver a Torres caminando tranquilo por las calles”.
Consultada sobre si presentía que algo así podía pasar, dijo que “vivía con el temor de que algo malo sucediera. Porque cuando consumía se iba, no sabía por dónde andaba y cualquier cosa podía llegar a suceder”.
La mujer, que hace tres años vive en Calle Franco, rememoró que “la mayor parte de mi vida, junto a los chicos, los pasé en el Barrio La Cuchilla, lugar del que me vine por una serie de razones, la principal fue la de que Fabricio comenzó a consumir ahí, lo veía sentado en una esquina”.
“Si bien consumía nunca fue un pibe agresivo, no buscaba problemas, ni se metía con nadie, era una de las tantas víctimas de la droga. Tengo temor de las drogas y en el barrio era moneda corriente, y muchas veces los vecinos no hablan por miedo. Yo hoy no tengo miedo, me quedan hijos y nietos por quienes seguir viviendo y peleando. Fabricio tenía dos chicos. Una nena de 7 años que pasa un buen tiempo con nosotros y un nene de 6. La chiquita no reaccionó de inmediato cuando le comunicamos que al papá lo habían matado, mientras que Beltrán, al que Fabricio lo llevaba a todos lados, era un mar de llanto, lo entendió enseguida”, concluyó Carina.