¡Disparen contra Esteban Martín Piaggio!

Una seguidilla de sucesos que pusieron en problemas al Intendente elegido por la gente tuvo explosión en rumores agraviantes e infundados. Por Julio Majul La que pasó no fue una semana más en Gualeguaychú; el Intendente Esteban Martín Piaggio estuvo en el ojo de la tormenta por diversas causas, y se remató con una serie de falsos informes.Esta andanada de hechos contrasta con el respeto que siempre se tuvo en nuestra ciudad hacia las personas, públicas y privadas. Y me impulsan a escribir estas reflexiones. Aclaración acaso obviaComo se sabe, no he sido peronista ni (seguramente) lo seré; no comprendo a un Partido que alberga a López Rega y Firmenich simultáneamente.No me preocupo por razones partidarias, sino estrictamente gualeguaychuenses; que son más importantes. Viviendas: la herencia de la politiquería Los virulentos reclamos de los autodenominados "autoconvocados por la vivienda" resultan una muestra cabal de lo hondo que ha calado en la conciencia de mucha gente el estilo de politiquería que hubo en esta materia en otra época.Lo más razonable (¿¿??) de los dichos de los "autoconvocados" era que se sentían discriminados por lo ocurrido con los anteriores ocupantes de los asentamientos urbanos.Debe recordarse que la "solución" hallada al drama de los habitantes de los asentamientos fue entregarles viviendas con el triple o cuádruple de metros cuadrados de las que se construyen por el IAPV, y encima no cobrar nada por ellas, al menos hasta hoy.Aquellos vientos de la politiquería trajeron estas tormentas de necesitados, que no se resignan a esperar su turno en las listas de la Municipalidad y el IAPV, sino que obran con la prepotencia que (vieron) dio resultado a los ocupantes de los asentamientos.Que instalen carpas en la plaza frente a la Municipalidad y pongan carteles hirientes ("Piaggio, da la cara") es la consecuencia lógica de ver cómo, antes, la prepotencia y el escrache tuvieron éxito. Es evidente que el Intendente actual no tiene la culpa de lo que pasó antes. O sea que los agravios son ininteligibles. Culpas compartidas en la puja con el sindicatoPor supuesto que todos entendemos la preocupación del Sindicato Municipal porque aumenten los sueldos de sus afiliados; y también que la Municipalidad no quiera ofrecer lo que no tiene.Sin embargo, permitir que el conflicto escale a tal grado de dureza en el enfrentamiento es inexplicable para cualquiera.El Sindicato no ha peleado con similar ímpetu para reclamar por las irregularidades de los empleados incorporados a planta permanente violando la ley; o por la situación de los contratados y (lo peor) de los llamados "subsidiados": empleados a los que no se les reconoce ni siquiera sueldo como tal, pero que sí están obligados a cumplir con sus labores. Los infundios agraviantesEl anonimato que otorga Internet, incluso para sitios como el Facebook, permite que las almas rastreras operen con impunidad.Así, se difundió que nuestro intendente era adicto a las drogas y estaba internado por sobredosis en el sanatorio Pronto.El infundio desnuda la pequeñez de las almas de quienes los derramaron. Y obviamente se basa en el axioma nazifascista de "miente, miente, que algo quedará".Empecemos por decir que estamos seguros que lo que se dijo no es cierto; pero aún si lo fuera, debiéramos preocuparnos por la salud de Esteban Martín, ya que sería un enfermo más, de un mal presente en todos los estratos sociales de toda la ciudad.Mejor que hacer estas denuncias falsas sería colaborar en apresar a los malhechores que se enriquecen difundiendo la droga en la comunidad. Pero para esto sí se necesita valentía, no la cobardía de esconderse tras algún seudónimo.
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