Dudas petroleras
La expropiación de la mayoría accionaria de YPF, anunciada el lunes por la Presidenta, es el centro del debate. No puede ser de otro modo porque se trata de un asunto vital para la Argentina, su presente y su futuro.Mario Alarcón MuñizPese a esperarse desde principios de mes una acción en ese sentido o al menos parecida, la noticia impactó. El tema es fundamental y la empresa se encuentra históricamente ligada al sentimiento de los argentinos. Desde su fundación por el presidente Yrigoyen en el tramo final de su primer gobierno (1922) hasta la imperdonable subasta menemista (1992) todas las alternativas de la vida de YPF se vivieron siempre como una causa nacional.VaivenesAl principio de esos 70 años apareció Mosconi con fuerza, inteligencia y patriotismo. En lucha constante frente a poderosos consorcios mundiales, logró estructurar una empresa que se afirmó y creció. El golpe militar de 1930 ("con más olor a petróleo que a pólvora", apuntó entonces un observador extranjero) desalojó a Mosconi y estancó a YPF. Perón la reactivó, pero el contrato con la Standard Oil fue un tropiezo que aceleró su caída.La dependencia del petróleo importado era cada vez mayor. En 1958 nuestro país producía apenas un tercio del petróleo y derivados que consumía. Ese año el presidente Frondizi impulsó la ley 14.773, de nacionalización de hidrocarburos, otorgándole a YPF el monopolio de la producción. Lo mismo ocurrió con Gas del Estado y Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF) en sus respectivos rubros. En menos de tres años se logró el ansiado autoabastecimiento que se prolongó durante largo tiempo. La modernidadLo demás es historia conocida. Los resultados dispares de los diferentes gobiernos respecto de este asunto, pusieron en evidencia desarreglos políticos y administrativos, cuando no actos de corrupción. La mejor alfombra para la llegada de Menem con bandera de remate. O de entrega, que al final es lo mismo. Además, Cavallo golpeaba el tambor del neoliberalismo. Chau Perón. Muchos aplaudían como ahora. Bienvenida la modernidad. Las fotos de entonces muestran casi los mismos rostros de aplaudidores de hoy, sólo que con 20 años menos y algunos que ya no están. YPF, el petróleo, el gas, el acero, los ferrocarriles. Todo al tacho en un santiamén.Con el estímulo de Menem y los suyos, la española Repsol se hizo cargo de YPF. Hace cuatro años se le sumó el grupo Petersen (Eskenazi) que absorbió el 25% del capital, a pagar con las futuras utilidades. Fantástico. Un negocio mandrakiano respaldado o propiciado por el gobierno. "Yo no fui"Así las cosas Repsol YPF comenzó a perder su capacidad de producción. En procura de beneficios rápidos explotó hasta el agotamiento los pozos recibidos, no exploró, no aportó nuevos yacimientos de volumen importante y obligó a una mayor dependencia de la importación. En su discurso del lunes la Presidenta reveló que en 2011 se importaron hidrocarburos y combustibles por valor de 10.000 millones de dólares. Vaticinan los expertos que este año esa cifra trepará a 12.000 millones de dólares. No se puede continuar así, es evidente. Pero tampoco esto se registró de la noche a la mañana. Alguien debió advertirlo con anticipación. Quienes comenzaron a hacerlo hace siete años -los ex secretarios de Energía- en su momento fueron acusados de ser "los agoreros de siempre". Mientras tanto, la empresa española giró sus utilidades al exterior. Cifras multimillonarias con autorización oficial, por supuesto.En consecuencia, no cabe el "yo no fui". En 2010 la producción nacional de hidrocarburos fue de 5 millones de metros cúbicos menos que en 1997 cuando asumió Repsol. ¿Nunca se enteraron el ministro de Planificación Julio de Vido y el secretario de Energía Daniel Cameron? Ellos están en el gobierno desde hace nueve años y ponen cara de haber asumido la semana pasada heredando un problema de otros.Causa nacionalLa situación es compleja porque se requieren inversiones y las relaciones exteriores se han complicado. Sin embargo, no podemos perder de vista el núcleo del problema: la soberanía energética. Esa es la cuestión. Y está en juego desde tiempo atrás sin que parezca preocupar a quienes tienen la responsabilidad de conducir la Nación.Recuperamos YPF, la empresa que nunca debimos perder. Es entonces el momento de planificar a fondo el autoabastecimiento energético con la participación de todos los sectores de la vida argentina. Ahí aparecen las dudas porque nada se planifica, se improvisa casi todo (algunas cosas bien, muchas no) y nadie se desprende de la bandera partidaria. ¿Es tan difícil entender que se trata de una causa nacional?
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios