¿CUÁL FUE EL APORTE DE LOS BANCOS?
El 10% de los gualeguaychuenses recibe alimentos del Estado: el aporte de los bancos y cifras propias del 2001
En junio, se aumentó el 2% la tasa que los bancos de la ciudad pagan mensualmente a la Municipalidad. Esa recaudación se utilizó en la compra de alimentos para asistir a la franja más empobrecida de la población y en créditos para sectores medios. El desastre generado por el coronavirus, el (irremplazable) rol del Estado y la batalla contra el hambre en un país cada vez más desigual.
Luciano Peralta Escribir sobre el año que terminó hace apenas un par de días y no redundar en definiciones catastróficas es realmente difícil. La catástrofe se impone, la realidad habla por sí sola, no se lee en los diarios. La pandemia aceleró la inercia propia del sistema en que vivimos y la brecha entre ricos y pobres volvió a crecer. En 2020, en promedio, los sectores más empobrecidos recibieron ingresos 25 veces menores a los más ricos, cuando en 2019 esa diferencia era de 21. A veces los números son demasiado fríos, pero no dejan de ser necesarios para dimensionar la gravedad de la situación. Según una proyección de Unicef, el 63% de los niños, niñas y adolescentes del país comenzó el 2021 debajo de la línea de la pobreza. Este informe alerta que, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020, la cantidad de chicas y chicos pobres pasó de 7 a 8,3 millones. En tanto, la pobreza extrema se disparó, de 1,8 a 2,4 millones, afectando al 18.7% de esta franja etaria. Escribir sobre el año que terminó hace apenas un par de días y no redundar en definiciones catastróficas es realmente difícil. La catástrofe se impone, la realidad habla por sí sola, no se lee en los diarios Las cifras le dan valor científico a una realidad que la inmensa mayoría de los argentinos padece hace varios años y no hizo más que intensificarse con la pandemia: la caída del valor adquisitivo de los salarios, el aumento del desempleo y una creciente inflación, con la que no han podido ni los gobiernos de corte progresista ni, mucho menos, los liberales ortodoxos. El empobrecimiento generalizado de la población ha sido constante durante el año que termina: Entre 2019 y 2020, 10,3% y 13,7% de las personas cayeron en situación de indigencia y pobreza, respectivamente, según el último informe del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). Básicamente, la cantidad de “nuevo pobres” sigue aumentando, al igual que los “nuevo indigentes”, en detrimento de las clases medias y en contraposición al 10% más rico de la población argentina que, con ingresos en dólares, no hizo más que acumular más y más riquezas durante la catástrofe llamada veinte-veinte. En este marco, el rol del Estado se vuelve imprescindible. Son conocidas las medidas tomadas por el Gobierno Nacional (IFE, Asignaciones, ATP, etc.) y provincial, sobre todo en políticas asistenciales. Por lo que, en este caso, me voy a detener en la decisión del gobierno municipal de aumentar, del 4 al 6 por ciento, la alícuota que los bancos, las compañías financieras y las cajas de crédito de la ciudad pagan mensualmente en concepto de Tasa por Inspección Sanitaria, Higiene, Profilaxis y Seguridad. El proyecto del Ejecutivo local fue acompañado por los tres bloques del Concejo Deliberante. Y estableció este pago “extraordinario” por siete meses. Justificado en la necesidad de sobrellevar un escenario de caída en la recaudación y crecimiento en la demanda asistencial. Ese plazo terminó con el nuevo año, aunque, según supo ElDía, la intención del gobierno local es extenderlo. Lo que resulta bastante lógico, ya que la pandemia lejos está de haberse superado. Pero, ¿a dónde fueron esos fondos? La respuesta del secretario de Hacienda y Política Económica del Municipio es clara. “A Desarrollo Social y a Producción”, contesta Santiago Irigoyen, del otro lado del teléfono. Y explica los caminos, los funcionarios con quien conversar, para tener el detalle de las políticas desarrolladas al respecto. Endeudarse para pagar
Se trata de un fenómeno que, si bien no es nuevo, se acentuó particularmente en el año que dejamos atrás. Quienes son resultado de dos o tres generaciones de pobreza estructural ya lo venían haciendo, a través de los créditos de Anses, por ejemplo, o en esas financieras que, como aves de rapiña sobre su presa, abren sus puertas en miles de ciudades del país en cada una de las repetidas crisis argentinas. En cualquiera de los casos el resultado es el mismo: más deuda. Ahora bien, con la pandemia, este empobrecedor proceso llegó a las capas medias y medias/bajas -también marcadamente empobrecidas, ya hace algunos años-. Y la asistencia del Estado se hizo necesaria al punto de la supervivencia, para, de esta manera, evitar caer en la determinación a la que muchos fueron sometidos: el cierre de puertas. En este sentido, desde el Centro de Defensa Comercial estimaron el cierre de aproximadamente 400 locales de diversos rubros y tamaño, durante el año pandémico. A fines de julio el Municipio puso en vigencia el programa Acompañar, de microcréditos a tasa cero y exenciones al pago de tasas municipales por tres meses Fue entonces que a fines de julio el Municipio puso en vigencia el programa Acompañar, de microcréditos a tasa cero y exenciones al pago de tasas municipales por tres meses. Esta herramienta fue pensada para asistir a rubros como el hotelero, el gastronómico, los gimnasios, jardines, institutos de danzas y espacios culturales. Y, según se informó desde la Secretaría de Producción y Desarrollo Económico, a cargo del ex concejal Carlos Silva, en total, fueron 30 los créditos a tasa cero y en doce cuotas que se tomaron. Destinando para ellos la suma de 600 mil pesos. Además, se concedieron 49 exenciones al pago de las Tasa General Inmobiliaria (TGI), la tasa de Obras Sanitarias Municipal (OSM) y de la Tasa por Inspección Sanitaria Higiene Profilaxis y Seguridad. Un programa paliativo, como todos durante la crisis, y bastante modesto si se lo compara con el Alimentar con Cuidados, desplegado por la Secretaría de Salud y Desarrollo Social, a cargo de Martín Roberto Piaggio. Este programa apuntó a atender la necesidad que marcó las políticas de asistencia en todo el país: la alimentación, la más básica de todas las necesidades básicas insatisfechas. Ollas populares y soberanía alimentaria Podrían ser explicados como dos extremos de una misma cadena. Las ollas populares son ícono de la crisis más reciente y poderosa del país, el 2001. Y simbolizan la organización popular para atacar el hambre. En el otro extremo de la cadena está la soberanía alimentaria, un concepto revolucionario en todo sentido. Que supone, en principio, la seguridad alimentaria (poder comer bien todos los días), y un grado de conciencia alimenticia que todavía le queda bien lejos, tanto al Estado argentino como a la población, en general. Es cierto que el Municipio ha empezado a desandar ese camino (el Plan de Alimentación Sana Segura y Soberana es el ejemplo más claro), pero también es verdad que aun todo está por hacer, que todavía dependemos mucho de los mercados foráneos y estamos a merced de sus formas de producción (que de sana y segura, muchas veces, tienen poco y nada). Ahora bien, la demanda que se pensaba atender con la Tarjeta Alimentar, presentada en febrero en la ciudad, creció exponencialmente los meses siguientes, con la pandemia. Empezaron a aparecer ollas populares en diferentes barrios de Gualeguaychú y la cantidad de módulos alimenticios (bolsa de, aproximadamente, 8 kilos de mercadería seca) pasó de 1.500 en enero a los 8.500 actuales. La cantidad de módulos alimenticios (bolsa de, aproximadamente, 8 kilos de mercadería seca) pasó de 1.500 en enero a los 8.500 actuales De la misma manera crecieron los “espacios” (merenderos, ollas populares, iglesias, comisiones vecinales, clubes, etc.) asistidos con alimentos: en enero eran 10 (10 mil raciones por mes) y en agosto, cuando se puso en marcha el programa Alimentar con Cuidados, terminaron siendo 56, superando las 60 mil raciones de comida. “En marzo empezó a incrementarse la demanda de comida, y al haber respuesta, cada vez era más gente la que llegaba a los centros de salud, a las ollas populares. De hecho, hicimos una encuesta para medir la circulación de la gente y constatamos que muchas familias que comían un día en un lugar, otro día en otro, y así toda la semana. Por un lado, esto no solucionaba la cuestión alimenticia y, por otro, nos significó un problema en términos de movilidad, no hay que olvidarse que estábamos en aislamiento social preventivo y obligatorio”, explicó Alberto Pérez Gont, a cargo del programa Alimentar con Cuidados. “En julio llegamos a las 60 mil raciones en 56 espacios y tuvimos que poner un corte. En agosto se puso en marcha el programa Alimentar con Cuidados y se comienzan a repartir los módulos a cada familia. Las organizaciones de cada barrio siguen cumpliendo esa función, la gente no circula de un barrio a otro, y se atiende la demanda”, explicó. “Actualmente, el programa asiste con comida a 2500 familias y 10 mil personas. Por eso decimos que estamos llegando al 10% de la población de Gualeguaychú”, indicó Pérez Gont. Actualmente, el programa asiste con comida a 2500 familias y 10 mil personas. Por eso decimos que estamos llegando al 10% de la población de Gualeguaychú Módulos alimentarios Las familias de más de 4 miembros reciben Módulo alimentario reforzado con frecuencia semanal. El mismo consta de: 2 paquetes de 500 gr de fideos Guiseros, 1 kg de azúcar, botella de Aceite 900 cc, 1 kg de Arroz, 1 kg de Harina de Maíz, 2 paquete de cacao, 800gr de leche en polvo, 1 kg harina 000, 2 puré de tomate, 1 paquete de lentejas 400 gr. Las familias de 3 o 4 miembros reciben Módulo alimentario con frecuencia semanal. El mismo contiene: 1 paquetes de 500 gr de fideos Guiseros, 1 kg de azúcar, botella de Aceite 900 cc, 1 kg de Arroz o Harina de Maíz, 1 paquete de cacao, 1 kg de leche en polvo, 1 kg harina 000, 1 puré de tomate, 1 paquete de lentejas 400 gr. Las familias de 1 y 2 integrantes reciben el Módulo alimentario descrito anteriormente con frecuencia quincenal. La composición de los Módulos alimentarios varió en algunos meses por la falta de disponibilidad de cierta mercadería, debido a las dificultades logísticas para el abastecimiento. Además, en los CAPS/CIC se entregan raciones especiales (por celiaquía, diabetes, hipertensión, etc.). En esta misma condición se encuentran las familias que están en aislamiento, ya sea por diagnóstico positivo o por ser nexo epidemiológico de Covid-19, y que por diversas razones requirieron acompañamiento alimentario. Pobreza en Gualeguaychú “Los últimos datos referidos a los hogares con NBI (necesidades básicas insatisfechas) son de 2010, haciendo referencia a un 5%. Teniendo en cuenta la antigüedad de ese dato y el contexto económico de los últimos años, sumado a la situación del COVID -19, se estima que ese dato no es para nada representativo de la realidad actual”, sostiene uno de los documentos del programa Alimentar con Cuidados, al que accedió ElDía. Si consideramos a las 2500 familias que están siendo asistidas para poder lograr la seguridad alimentaria, estimamos que la tasa de NBI es cercana al 10%, valores cercanos a los referenciados en 2001 “Por otro lado, -continúa- otro dato más antiguo de 2001 evidencia un NBI de hogares del 11,3%. Todos estos valores corresponden al Departamento. Según el censo de 2010, la ciudad tenía 81.569 habitantes. teniendo en cuenta la tasa de crecimiento del decenio anterior (8%) podemos inferir una población superior a 88.094 habitantes en el 2020. Si consideramos a las 2500 familias que están siendo asistidas para poder lograr la seguridad alimentaria, estimamos que la tasa de NBI es cercana al 10%, valores cercanos a los referenciados en 2001”. El dato es preocupante, en todo sentido. Uno de cada diez gualeguaychuenses no cubre las necesidades básicas. Entre ellas, la de comer cuatro comidas al día. Redistribución y bancos Los bancos siempre ganan. En eso sí coincidieron los tres bloques del Concejo Deliberante y resolvieron llevar la alícuota que pagan, tanto bancos, como compañías financieras y cajas de crédito de la ciudad en concepto de Tasa por Inspección Sanitaria, Higiene, Profilaxis y Seguridad, del 4 al 6 por ciento. Es decir, le sumaron 2 puntos a esa tasa. Las razones son varias y válidas. Pero, básicamente, el incremento se sustenta en la caída de la recaudación por parte del gobierno local y en el aumento de las demandas sociales, propias de la pandemia. Y, además, en que el sector financiero, lejos de debilitarse, creció con la crisis, ya que miles de personas fueron incorporadas al sistema para poder cobrar alguna de las ayudas dispuestas por el Estado Nacional. En los primeros seis meses de aplicado el aumento en la tasa, los ocho bancos que operan en la ciudad (ICBC, Patagonia, Nación, Galicia, Francés, Santander Río, Credicoop y Nuevo Banco Entre Ríos) aportaron $22.857.762,70, equivalente al 2% de aumento. Hay que tener en cuanta que todavía falta el aporte de diciembre, que es el último mes contemplado por la ordenanza municipal. Pero si se considera el promedio de cada mes, se puede inferir que la recaudación total superará los 26 millones de pesos. En los primeros seis meses de aplicado el aumento en la tasa, los ocho bancos que operan en la ciudad aportaron $22.857.762,70, equivalente al 2% de aumento de la tasa municipal Si bien la cifra es importante, no alcanza para cubrir la totalidad de lo invertido en el Alimentar con Cuidados, que sólo en los últimos cinco meses del año demandó más de 30 millones de pesos. La intención del Municipio es mantener este aumento “extraordinario” durante el tiempo que dure la pandemia en el país. Las opciones son dos: se lo hace por seis meses o por un año. En cualquier caso, el proyecto deberá ser aprobado por el Concejo Deliberante, para lo cual se deberá llamar a una sesión extraordinaria. Para el sector no significa un gran esfuerzo, ni mucho menos. Santander Río y el Nuevo Banco Entre Ríos, dos de los que más pagaron en concepto de Tasa por Inspección Sanitaria, Higiene, Profilaxis y Seguridad, aportan por sí solos, en el año, más que todo lo recaudado mediante el extraordinario 2%. Ahora bien, lo que no se puede es adoptar como permanentes medidas de emergencia. En realidad, sí se puede, y los gobiernos suelen hacerlo. Aunque también es cierto que, al menos por ahora, el coronavirus, primero, y sus efectos devastadores, después, lejos están de desaparecer de la realidad argentina. Las medidas continuarán siendo de crisis por un largo tiempo. Más allá de esto, el aumento de la tasa a los bancos no deja de ser una política que deja la puerta abierta para ser discutida una vez superada la pandemia. En definitiva, los bancos son los que siempre ganan, inclusive en crisis como las actuales. Y los mandamases del sistema financiero son parte de ese sector que se hizo más rico y multiplicó por 25 sus ingresos en el año, si se lo compara con el 10% más pobre. Profundizar en esta política sería, apenas, una pisca de justicia en un sistema que excluye, genera desigualdad y pobreza en igual medida. Igualmente, los bancos van a seguir ganando. Y mucho. ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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