“El adicto se refugia en la droga pero se puede salir de todo eso”

El Hogar un Encuentro con Dios funciona en la ciudad desde noviembre de 2010, es parte de más de 35 hogares que están en diferentes provincias argentinas y pertenecen a la Iglesia La Hermosa, con sede central en la provincia de Buenos Aires.Luciano PeraltaA simple vista es una corriente casa de campo, con sus verdes, una cancha de futbol y caballos sueltos. Solo que esta vez, el galpón de las herramientas hace de gran cuarto de más de dos docenas de jóvenes y adultos que buscan allí una salida a las adicciones.ElDía habló con Walter y Martín, dos de los miembros de la granja. Walter nació en Avellaneda es responsable del lugar y tiene 36 años, consumió drogas casi la mitad de su vida. "Yo estuve más de 16 años arriba de una tribuna, seguía a River y a Los Andes, alcoholizado, drogado...al paso que iba tendría que estar muerto; gracias a Dios pude llegar a este lugar y parar, parar de consumir", relata Walter con cierto alivio.El responsable de quienes entran diariamente en busca de ayuda cuenta que "el propio pastor Victor López - pastor responsable de la granja - por conocerlo a Cristo pudo dejar las adicciones, la droga y el alcohol"- ¿La granja es abierta a cualquier tipo de adicciones?- Es una granja de rehabilitación, de menores y mayores, no hay necesidad de ser adicto para venir. El marginado social o el que está en situación de calle, también tiene las puertas abiertas. Está abierto las 24 horas y la internación es gratuita y voluntaria.- ¿Cómo sustentan los gastos?- Con el trabajo diario de todos y las donaciones. Nos gustaría que nos ayude el gobierno, pero hoy tenemos que salir a pelearla, esto se fue construyendo a través de una canasta, se compraron hogares por una canasta.Todos los días, al igual que en otros lugares el país, los internos salen a vender las panificaciones de producción propia por las calles de la ciudad. El predio es alquilado y sus instalaciones muestran un gran deterioro, en lo inmediato necesitan materiales para la construcción de un baño, el único baño que tienen para 25 personas está al límite del derrumbe.Otro de los integrantes de la Iglesia es Martín (41), cuenta que empezó a consumir a los ocho años, primero con marihuana, después anfetaminas y cocaína. "A los 24 ya no tenia sentido vivir, era matarme o buscar en Dios la salida; llegué al hogar con mi cuerpo destruido, con VIH, cirrosis, hepatitis, me había inyectado alcohol y hasta me llegué a inyectar remedio para caballos", es el crudo relato de alguien que hace más de 16 años está en el hogar.Martín está transplantado del hígado, habla como quien ha vuelto a vivir y es conciente de ello. Para él fue Dios el responsable de que hayan pasado 16 años de la última vez que se drogó. "El adicto tiene esa dificultad, ante cualquier problema se refugia en la droga, pero se puede salir de todo eso, con fe en Dios se puede salir de eso", relata conmovido, como agradeciendo cada segundo el estar vivo.Walter, el responsable de la granja cuenta que uno de los pilares más importantes para la salud de los chicos es la comunicación con sus padres. "El padre tiene que ser el mejor amigo del hijo, porque si no el hijo va a buscar consejos afuera y capaz el vecino de enfrente es un heavy que se droga todo el día, ¿que te va a dar?, una botella de alcohol o merca", sostiene.Ambas historias son terribles, vidas atravesadas por la violencia y las drogas. Hoy, sin embargo ven a la droga como parte de un pasado, pero un pasado que vuelve en cada momento, cada uno de sus días. La herramienta para combatirla: la palabra de Dios. Consultado por los objetivos inmediatos del hogar, Walter respondió: "quisiéramos encontrar la forma, para no exponer a los chicos a la calle, no se si el gobierno, una empresa o quien sea pueda ayudarnos para que todos los chicos se puedan quedar en la granja y trabajar desde acá".