BÁSQUET
El ascenso del 95 marcó el inicio de la época dorada de Central Entrerriano
El 28 de mayo se cumplieron 25 años del ascenso de Central Entrerriano al TNA, luego de ganar el cuadrangular final Zona Norte Cuyo en el Bértora, tras derrotar a Inca Huasi de San Juan. Ese logro fue el comienzo de una época dorada que tuvo su punto culmine con el Rojinegro jugando la Liga Nacional.
Por Fabián Miró En su tercera temporada en la categoría, Central hizo una apuesta fuerte en la vieja Liga B. Sumó a dos jugadores con experiencia y gol como el santafesino Alberto Azuaga y el santiagueño Javier Lepri, también incorporó al base esperancino Roy Melchiorre y al escolta Ramiro Pérez, por entonces fichaje juvenil. Un cuarto de siglo después de ese gran logro, ElDia charló con el director técnico Horacio Schaumann y con dos de los baluartes de aquel equipo, Mauricio Bertoni y Eduardo Vera, quienes recordaron la temporada y confiaron lo que para muchos fue un secreto a voces “la meta era ascender o ascender”. Schaumann recordó que “la meta que nos propusimos a principio de temporada era ascender, la gente se fue entusiasmando y compenetrando con un plantel que dejaba todo en la cancha y a ilusionarse con jugar el TNA”. En la primera fase, Central enfrentó en la zona a Social y Deportivo San José, San Isidro de San Francisco, Kimberley de Santa Fe, Gimnasia de Rosario y Unión de Sunchales. El debut fue con derrota, cayendo ante Gimnasia de Rosario en el Bértora, pero ese tropezón impulsó al equipo, que metió una ráfaga de victorias seguidas que lo clasificó a los playoff, donde también se mostró firme y llegó al cuadrangular final. Eran cuatro equipos por un ascenso: Tiro Federal de Morteros, Unión de Sunchales, Inca Huasi de San Juan y Central Entrerriano. El primer juego fue en casa ante Unión de Sunchales, “le ganamos 108-88, resultado que nos generó tranquilidad para la revancha”, recordó Mauricio Bertoni. Por su parte, Toto Vera indicó que “terminamos el partido y tuvimos que prepararnos para una gira que iba a marcar nuestro futuro. La primera parada fue en Sunchales, la revancha ante Unión que terminó en derrota 82-73, enseguida jugamos en Morteros, que sabíamos que era el rival directo, perdimos 74-72, por muy poco y nos quedaba el partido en San Juan para volver a definir dos partidos en casa”. “En San Juan ganamos 84-73 en una cancha chiquita, con la presión de la gente pegada al rectángulo de juego. La victoria nos dio la seguridad de que en Bértora no se nos escapaba”, rememoró Bertoni. “Hubo también una combinación de resultados que nos dejó con la chance de ganar los dos partidos en casa y ascender. Teníamos que ganarle a Tiro Federal por una mayor diferencia que la que habíamos perdido en Córdoba y derrotar a Inca Huasi para conseguir el ascenso”, recordó el alero. “Tiro Federal tenía un muy buen equipo, con jugadores como Adalberto Osela, Darío Arrigoni, Oscar Acosta y Pablo Albertinazzi que era juvenil pero jugaba un montón, José Pestuggia era el entrenador, un muy buen equipo” recordó el Papa Schaumann. En un José María Bértora a pleno, el Rojinegro jugó con mucha autoridad y venció a Tiro Federal 106-89, quedando a un paso del ascenso. Tanto Vera como Bertoni coincidieron que “los nervios nos tuvieron a maltraer en las horas previas, sabíamos que nos jugábamos toda una temporada en un partido, pero íntimamente confiábamos que no se nos podía escapar” comentó Mauricio. El juego lo ganó Central con relativa comodidad. Fue 100-85 en una noche inolvidable para el básquet de la ciudad. Segundos antes que terminara el juego, el Vasco Azuaga se trepó a una de las plateas para festejar con la gente que esperaba que sonara la chicharra. Después el Bértora se transformó en un carnaval con los colores rojo y negro.
Aguaga con 31 puntos fue el máximo anotador del encuentro, seguido de Javier Lepri con 24, Roy Melchiorre 15, Fabricio Rodríguez 12, Mauricio Bertoni dejó en su planilla 11 y Martín Comeres 7, mientras que Ramiro Pérez y Toto Vera no marcaron puntos. Anécdotas La campaña dejó varias anécdotas. Sin dudas la más destacada se dio en el viaje de regreso de San Juan: el presupuesto se había terminado al salir de Cuyo y solo quedaba un resto para llegar a Córdoba. A la altura Laboulaye, el chofer Víctor Iregui informó a la delegación que “había combustible solamente para 150 kilómetros”. Todos se miraron con asombro, pero increíblemente la solución al problema la tuvo Alejandro “Rata” Majul, que dijo ante la mirada incrédula de todos: “tengo una extensión de Carta Local que en este pueblo funciona”. Con más dudas que certezas el colectivo tomó rumbo a Laboulaye y para sorpresa de todos y tranquilidad de Majul, se pudo cargar combustible y comprar alimentos y bebidas con la tarjeta de crédito que tenía sede en Gualeguaychú. Otra anécdota la aportó un por entonces juvenil Francisco Garciarena. El hoy entrenador de Neptunia llegaba a los entrenamientos a las 11 de la mañana vestido con bombacha de campo y alpargatas, razón por la que era motivo de gastada por parte de sus compañeros. El Gordo se levantaba a las 6 de la mañana, trabajaba en el campo familiar y llegaba con lo justo a los entrenamientos, no sin antes soportar las humoradas de todos, encabezados casi siempre por el infalible Vasco Azuaga. El plantel Horacio Schaumann expresó que “se conformó un plantel en el cual cada jugador cumplió con su rol. Azuaga, Lepri y Bertoni no bajaron de 15 puntos por partido, en tanto que Melchiorre y Pérez entendieron sus roles en el juego. Toto Vera, que jugó varios partidos de titular, y Fabricio Rodríguez fueron dos leones defensivos, mientras que Martín Comeres cada vez que le tocó entrar, se hizo cargo de la conducción del equipo. Después los juveniles Daniel Ross, Gerardo Sánchez, Pupa Carrizzo, Matías Cettour, todos sumaron lo suyo”. Toto Vera simplificó su trabajo con una frase: “disfrutaba ponerle una cortina al Vasco o a Mauricio, porque la metían siempre. Era cortinar y enseguida volver a defender”. Bertoni desvolvió gentilezas y afirmó que “en mi equipo, con Fabricio Rodríguez y el Toto voy a la guerra con dos escarbadientes, no le tenían miedo a nadie”. El cuerpo técnico Horacio Schaumann tuvo como asistente a otro ícono de Central, Fabián Aleu. “Fue importantísimo porque tenía una mirada del básquet muy parecida a la mía, además de lo bien que jugó cuando compartimos equipo”, sostuvo el DT. La preparación física estuvo a cargo del recordado Sergio “Queteto” Otarán, un personaje entrañable al que todos recuerdan con gran cariño. “Queteto fue fundamental en su trabajo físico, pero también fue clave para unir al grupo, con su particular forma de ser. Un grande en todo sentido”, recordó Schaumann. El utilero de dicho plantel fue otra persona muy querida en Central, Meco Ruiz.ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios