
"Uno debe ser idóneo en lo que hace, sobre todo el docente que debe sentirse profesional en todo momento", dijo la educadora de Gualeguaychú que recibió el premio Manuel Antequera. Es maestra desde siempre. Nació con ese don, como ella misma lo dice. Y acertó en seguir ese camino que desde muy chiquita la vida le indicó debía recorrer: el de la docencia."Una vecina dice que yo desde muy chiquita juntaba las macetas y tarros con plantas en el patio de mi casa y le daba clase a los malbones. Evidentemente, siempre tuve la vocación y la llevé adelante", contó a Radio Cero Nélida Amalia Doello, de profesión maestra y eterna luchadora por la mejor educación para los niños.La docente de Gualeguaychú recibió el martes, en Paraná, el premio Manuel Antequera que entrega el Consejo General de Educación a cada uno de los maestros de la provincia, elegidos como los destacados en cada Departamento."Este reconocimiento lo quiero compartir con la comunidad de Gualeguaychú, con todos mis colegas", expresó Doello y remarcó que "estoy feliz porque casi culminando mi carrera docente recibo esta distinción y realmente me pone muy contenta"."Estoy feliz de ser docente, Dios me dio este don; desde chica sentí ese llamado y pude llevar adelante esta vocación con aciertos y desaciertos, con idas y venidas", destacó la maestra premiada que tiene más de 35 años en la docencia y que pese a estar cerca de la jubilación "docente siempre seguiré siendo porque la vocación nace con uno".Cada palabra y cada consejo de Nélida dejan en claro que su pasión por la docencia es eterna y que su rostro se ilumina cuando tiene que explicar, enseñar o hacer entender algo, una idea, un concepto. Y seguramente por eso, y con los años de experiencia, obtuvo lo más valioso que puede ganar una persona: reconocimiento y respeto."En mi están representados todos los docentes de Gualeguaychú. No soy la mejor ni la única, soy alguien a quien le tocó representar a la ciudad y a mi querida Escuela 105 (Islas Malvinas)", explicó Doello.Y no ocultó su emoción cuando contó que ayer por la mañana fue al establecimiento a saludar a sus pares y a compartir la experiencia vivida durante la entrega del premio: "me encontré con todos los alumnos formados que me abrazaron; fue un momento muy especial y lloramos de alegría". Hace 35 añosNélida Amalia Doello se inició como docente, a mediados de la década del '70, en la escuela 43 de Villa Paranacito. "Era todo una travesía en esa época por el camino con agua, íbamos esquivando lodo, animalitos; mucho sacrificio personal pero llegábamos al establecimiento con mucha alegría y el cansancio quedaba atrás", señaló.Tras hacer un rápido repaso de su vida docente y asegurar que "di lo mejor de mi", la maestra recordó que cuando fue a Villa Paranacito recién recibida "me llevó mi mamá, que me presentó en la escuela y en la pensión a donde me iba a quedar toda la semana". "Se estilaba en esa época que sean los padres los que te acompañaran y te presentaran en el lugar de trabajo; era como para reforzar esa presencia y el vínculo familiar", precisó y remarcó: "hoy no pasa porque estamos más independizados, pero que tus padres te llevaran de la mano era grandilocuente".En 1978 se casó, y como su esposo pertenecía a la Armada Argentina vivió en varias ciudades del país aunque nunca dejó de enseñar, de educar, de ejercer su pasión. Cuando tuvo la oportunidad de regresar a Gualeguaychú, lo hizo y se radicó definitivamente con su familia. "Estuve trabajando un tiempo en la Escuela N° 88 'Los Fundadores' hasta que pasé a mi querida 105 'Islas Malvinas' donde me titularicé", afirmó. Consejo de maestraSobre la educación actual y el trabajo docente, Doello señaló que "hoy lo social marca mucho el aula, porque el maestro tiene todos los días un desafío nuevo frente a un grupo: educar". Y por ese motivo, aconsejó a los trabajadores de la educación que recién se inician "que se capaciten, que hagan cursos, porque los desafíos serán siempre mayores"."Uno debe ser idóneo en lo que hace, sobre todo el docente que debe sentirse profesional en todo momento, no sólo en el aula; debe mostrarse como persona comprometida, entera", puntualizó.Y agregó: "ser docente no es fácil, pero si eligieron esa carrera que sea por convicción; el aula es sagrada, cada alumno es único y no se deben privar de regalar afecto".