"El aumento del empleo público es una mala señal"
El presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) hace una distinción entre protección y proteccionismo; el impacto de la inflación y las políticas oficiales en el sector. Florencia Carbone Daniel Funes de Rioja cree que el rol del Estado es fundamental. "No hay capitalismo de mercado sin Estado", dice, pero advierte: el problema es que sea eficiente. Quien habla es desde 2009 el presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), entidad gremial empresaria que agrupa a más de 30 Cámaras de la industria de alimentos y bebidas.-¿Qué cambió en el sector de alimentos y bebidas del país en los últimos 5 años?-La industria. Copal es el reflejo de lo que es la industria. Hay entidades que no reflejan la realidad del sector, son estructuras de cuadros técnicos o políticos, o sellos de goma. Copal, en cambio, es muy genuina, representa a los factores reales y efectivos de poder. Su comité ejecutivo se reúne una vez por semana y ahí están pesos pesados, como Arcor, Coca Cola, Quilmes, Unilever, Nestlé, Las Marías...-¿Los malos de la película, que aumentaron 40% los precios?-No creo que nadie haya aumentado 40% los alimentos y bebidas. Lamentablemente, una industria que es tremendamente competitiva, eficiente y que requiere previsibilidad, está inmersa en una Argentina que tiene un tema de inflación que no es producido ni por los precios de los alimentos ni por los salarios de la industria, que tienden a reflejar en gran medida esto. La inflación se produce por cuestiones estructurales que habrá que enfocar.-¿Cuáles?-(Sonríe) Soy abogado, no economista, y por ende soy muy prudente. De Derecho opinan todos; en economía hay que ser más cauto. Por mi experiencia internacional desde hace 30 años en la Organización Mundial del Trabajo y en el G20, está claro que con la crisis 2008 apareció una reacción que impactó en la economía real, el empleo y todas las variables económicas, políticas y sociales -se ve particularmente en Europa-. Los países adoptan políticas menos ortodoxas.-¿Proteccionistas?-No, políticas proactivas para estimular la actividad económica, y eso no es heterodoxo sino ortodoxo en función de la situación. Hay que tener el recetario adecuado al contexto que toca vivir. Buscaron reactivar con medidas contracíclicas y lo hicieron desde distintas situaciones: algunos, con deflación que venían arrastrando -como Japón-; otros, con fondos anticrisis -como Noruega-; y otros regulando -como Estados Unidos- su emisión monetaria, que terminó siendo muy fuerte pero sin generar un impacto inflacionario desmesurado. En la política que discutimos con el Banco Mundial y el FMI en el G20, regulan que haya una expansión que no genere contracción y profundice la deflación, ni expansión que genere inflación, sensible para la administración de los recursos fiscales y de la vida socioeconómica. Cuando se va la mano con la inflación se aceleran los procesos de tensión social, aumenta la puja redistributiva. Hay un nivel de inflación compatible con todo esto que no es igual para cada país, pero lo que está claro es cuándo no es bueno.Defiendo la iniciativa privada, el rol del Estado es fundamental. No hay capitalismo de mercado sin Estado. No lo puede haber porque en última instancia hay un árbitro al derecho a la propiedad que es el propio Estado. El problema es que sea eficaz y eficiente y a partir de eso tener el acceso a determinadas políticas para producir estímulos. Cuando en septiembre de 2001 tras la catástrofe de las Torres Gemelas se cerró la Bolsa de Nueva York por orden gubernamental, nadie dijo que eso era intervencionismo. Se dijo que era intervención. Una cosa es proteccionismo y otra, protección. Proteccionismo desmesurado y protección razonable.-En la Argentina, ¿hay protección o proteccionismo?-Más bien protección, con algunas tendencias que se podrían calificar como proteccionismo. Estamos en un proceso de globalización. Lo que en los '90 fue un hecho, hoy es un proceso. Empezó un proceso de transformación en el que la interpretación del sistema de Naciones Unidas deja mucho que desear y la OMC no tuvo los resultados previsibles. Comenzaron los procesos de integración regional con más intensidad, de los que no podemos estar afuera.-Pero lo estamos.-Todavía no estamos adentro.-¿Es viable integrarse al mundo con una creciente política comercial restrictiva?-Así como no estoy en contra de la ley sobre el observatorio de precios, creo que la ley de abastecimiento es, además de negativa, inconstitucional porque no busca regular y ordenar la competencia -algo que tienen que hacer todos los Estados-, sino interferir en el proceso productivo, fijar márgenes de precios y volúmenes de producción. Respecto del observatorio de precios, ¿para qué crear algo así si ya existe el Indec? Argentina está condenada a la globalización porque es un país con un potencial exportador fenomenal. En 2011, la industria que represento, exportó por US$30.000 millones e importó por US$1500 millones. ¿Cómo nos pueden demorar una DJAI para un insumo o una maquinaria? No tiene ningún sentido.-Pero pasa.-Puede haber problemas coyunturales por falta de dólares. A principios de 2014, la Secretaría de Comercio planteó que cada empresa tuviera un cronograma de importaciones y lo aceptamos, pero en determinado momento, el entonces presidente de Banco Central (Juan Carlos Fábrega) nos dijo que los próximos meses serían más complejos, que hasta tanto saliera el swap con China tendríamos que graduar el volumen de importaciones. Copal tiene diálogo permanente con el Gobierno.-¿Cuáles son las vías de contacto?-Ante todo, la ministra de Industria; el jefe de Gabinete -un poco menos últimamente porque tenemos más contacto con Industria-; con Economía y el secretario de Comercio. Con el nuevo presidente del Banco Central pedimos una audiencia y estamos esperando una respuesta; con el Ministerio de Agricultura y el de Ciencia y Tecnología. Somos una industria muy pujante e innovadora con lo cual las adaptaciones tecnológicas requieren por parte del Estado respuesta. Necesitamos un Estado inteligente y eficiente.Tras la crisis de 2008 se discute qué empleo queremos. En el mundo está en claro que queremos empleo privado para que el sector recupere su músculo porque con el empleo público no arreglaremos nada. En la Argentina en los últimos tres años creció el empleo público, no el privado, y eso es una señal mala y preocupante que hay que atender.-¿Qué opina del PEA2020, es una enumeración de buenos deseos o un programa para el despegue del sector?-Tanto el Plan Estratégico Alimentario como el Plan Estratégico Industrial cruzaron la industria de la alimentación en diversos segmentos y nos obligaron a generar nuestra propia reflexión y elaborar contrapropuestas. No es un catálogo de ilusiones, hay metas posibles. Creemos en lo de alimentar a 400 millones de personas y llegar a la mesa de 650 millones en 2020, especialmente en coordinación con Brasil, Paraguay y Uruguay, por eso nuestra reinserción en el bloque con una Copal del Mercosur. Estos son los objetivos, la discusión es ¿cuáles son los medios?-¿Qué hace falta para pasar del voluntarismo a la realidad?-Copal cree que es posible, obviamente no en un contexto donde faltan políticas públicas para infraestructura. Hay algunos desvíos. El primero, ese. No puede ser que te paren una planta porque no hay luz o gas, que una firma no se pueda radicar en tal lugar porque no hay caminos, hospitales, escuelas o viviendas para los trabajadores. Segundo elemento, la logística. Venimos denunciando que el costo de la logística es totalmente distorsivo. El Gobierno nos dice que están con el Belgrano Cargas. ¡Bravo! Pero mientras tanto, ¿qué hacemos? Un caso típico: gran parte de la producción frutícola del Alto Valle se exportaba por el puerto de Montevideo, hasta que una medida argentina dijo "no vamos a Montevideo".-La disposición 1108.-¡Es un disparate! No sólo se encareció la operatoria, sino que mermó más del 20%. Eso significó pérdida de divisas para la Argentina.-¿A qué lo atribuye? ¿Es desconocimiento de los funcionarios, falta de diálogo con el sector privado, necesidades coyunturales o medidas ideológicas?-Respeto todas las ideologías, pero en el mundo las ideologías están al servicio de la realidad, no al revés. Es uno de los grandes cambios y por eso cayó el muro de Berlín o China es lo que es. No puede ser una cuestión ideológica. Decir simplemente con este no porque piensa distinto, o la producción no pasa por ahí porque no quiero, cuando eso implica exportar, abrir mercados e incorporar divisas, sería una perversión ideológica. ¿Desinterés? No creo. La respuesta de los funcionarios es importante, lo que falta es coordinación y velocidad de respuesta. QUÉ ES LA 1108La resolución 1108/2013 de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación establece que las cargas de exportación que salen de puertos argentinos sólo podrán ser trasbordadas en otras terminales nacionales o de miembros del Mercosur con los que el país mantiene acuerdos de transporte marítimo (el único país en el que pueden hacer escala las mercaderías argentinas es Brasil, con quien se mantiene el acuerdo correspondiente).El cambio afectó de modo principal al Puerto de Montevideo ya que buena parte de los tránsitos argentinos hacían escala allí."La medida representa un tiro en la nuca para el puerto de Montevideo", dijo en su momento Juan Opertti, director para América latina de la multinacional belga Katoen Natie, que opera la terminal uruguaya.Según cifras oficiales de la Administración Nacional de Puertos del Uruguay (ANP), entre enero y setiembre de 2013, Montevideo operó un total de 642.059 TEU (contenedores de 20 pies). De esa cifra, más de 305.000 TEU corresponden a trasbordo de carga y descarga de contenedores tanto llenos como vacíos.Los tránsitos de la Argentina significan el 60% de los trasbordos en el puerto de Montevideo, según comentó Juan Olascoaga, gerente General de Montecon, principal agente portuario que opera en los muelles públicos montevideanos.Los principales referentes del sector portuario y logístico uruguayo interpretaron que la normativa argentina era en respuesta a la decisión inconsulta de Uruguay de incrementar la producción de la planta de celulosa UPM.Desde la Argentina, el subsecretario de Puertos y Vías Navegables, Horacio Tettamanti, respondió que la medida fue una decisión del gobierno de Cristina Fernández para defender la carga argentina y el trabajo en sus puertos pero que no es contra Uruguay ya que el planteo fue hecho al Mercosur. Es un error tomarlo como una represalia", aseguró. * Publicada en el Suplemento de Comercio Exterior de La Nación
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