El avance del juego y de las máquinas tragamonedas, un debate impostergable

El negocio de los tragamonedas mueve grandes cantidades de dinero. El papel que el Estado, como garante del bienestar común, debe asumir ante este mercado, es un punto sensible que provoca posiciones encontradas entre ciudadanos, dirigentes y empresarios del juego. Farabello/ Riera / Peralta/ Navarro ElDía consultó a profesionales que tratan el problema de la ludopatía y a dirigentes políticos que son quienes deben legislar sobre el tema. También a un grupo de ayuda para personas adictas al juego.El negocio de los tragamonedas ha sido blanco del debate político en la ciudad en los últimos años. Esto se debe a los proyectos que plantean la creación de salas de tragamonedas, que funcionarían en paralelo a las ya existentes en el casino.Juan Maya, concejal de Color Gualeguaychú, hace la distinción entre "los que son juegos de azar, que puede ser una ruleta y el juego de cartas, y la máquina tragamonedas, una máquina electrónica que está programada para que pague un porcentaje de acuerdo a lo que le va ingresando. Es una diferencia sustancial". - Su bloque tiene una postura bien definida al respecto...- La provincia tiene un sistema de recaudar fondos para desarrollar acción social. ¿Cuál es la base de eso? Habilitar juegos de azar y tragamonedas. Vos podés tener una intervención recreativa con los juegos, intervención profesional, está bien si controlás el tiempo que le dedicás a eso y controlás la cantidad de plata. O sea, el juego no llega a dominarte. Ahora el peligro es el extremo de la ludopatía donde no controlás ni el tiempo que le dedicás ni cantidad de plata que le dedicás. - ¿Cómo se puede controlar esto?- ¿Estos problemas quién los genera? los genera el Estado al habilitar estas actividades que tienen por fin recaudar fondos. ¿Fondos que supuestamente van destinados a quién? A la acción social. O sea, generamos problemas para recaudar fondos para después intervenir y repararlo. El Estado termina generando los propios problemas que después va a venir a resolver. No es que va a venir a resolver directamente sobre la ludopatía, pero cuando un tipo se arruine económicamente, rompa su familia, su matrimonio, los hijos queden a la deriva, después lo tenés que asistir en salud, educación, alimentación, porque pierden la casa, el auto, el trabajo. Pierden todo. ¿Quién está ahí para asistir eso? El Estado - Así planteado parece un círculo vicioso...- Es una de las crisis que tiene la política. Hoy la política está entretenida en resolver los problemas que ella misma genera. Pero no sucede en Gualeguaychú, en Entre Ríos, o en Argentina, sucede en toda Latinoamérica y en grandes partes del mundo. Por eso la crisis de la política, porque no resuelve los problemas de la gente. Está metida en el microclima de resolver los propios problemas que ella genera. El concejal planteó su posición a cerca del problema de las máquinas tragamonedas en la ciudad, dijo: "lo primero que tenés que hacer es definir la problemática de la ludopatía, reconocerla como tal. Esto es uno de los problemas que tiene hoy Gualeguaychú"- Por un lado está el negocio y el desarrollo comercial y por otro la patología que genera entonces...- Nosotros tenemos un problema de base. El intendente no define el problema y no toma postura al respecto. Porque la definición del problema de la ludopatía y del impacto del juego en Gualeguaychú te determina a vos que cuando viene un privado y se presenta como oferente manifestando como interés final la apertura de una sala de juegos de azar, como la empresa Newtronic manifiesta en su oferta, vos tenés que tomar una postura política y definirte. Digo que es lo que quiero para mi comunidad, ¿quiero expandir el juego y generar más problemas o no quiero eso? Si no lo quiero, tomo una postura y corto. Le digo, no señor yo quiero un privado que venga a desarrollar el balneario municipal pero que no me genere un problema con una nueva sala de juegos de azar. - Ustedes le piden al intendente que definan su postura...- Es que esto es bregar por una obligación que tiene. La obligación de velar por la salud pública. Cuando hablamos de salud pública no es que estés enfermo y te reparo con la medicina. También es velar por la salud pública mental de la comunidad. Entonces ahí es donde nosotros exigimos que el intendente diga cuál es su postura, pero no la manifiesta.- Se argumenta que es para fomentar el turismo...- Hoy los tragamonedas no son convocantes turísticos en Gualeguaychú. Convocante turístico e inversor privado real son los clubes que invierten con las comparsas y que si les llueve cuatro noches se van a la lona. Esos arriesgan. No este que trabaja bajo techo y hace negocios con el Estado. Esos son los tipos que invierten en Gualeguaychú. El carnaval trae turismo a Gualeguaychú. Los hoteleros que todos los días invierten y no saben como les va a ir. "La ludopatía no es sólo una cuestión de juego" El sacerdote de la parroquia Nuestra Señora de Luján, José María Aguilar, está a cargo del grupo de jugadores anónimos en recuperación Jug-Anon, que se reúne los lunes en el salón comunitario de esa capilla.Como religioso y preocupado por el tema, brinda apoyo espiritual a quienes decidieron dar el paso adelante en busca de ayuda para poder salir de la adicción al juego, conocida como ludopatía, una enfermedad que destruye lentamente a la persona y todo su entorno.La muerte de un hombre que intentó quitarse la vida en varias oportunidades por deudas de juego, pero que tiempo después murió por otros motivos, fue un hecho que marcó al padre Aguilar. Los problemas que dejó la persona fallecida desestabilizaron el núcleo familiar.Contó el sacerdote que esa situación lo preocupó demasiado como para ignorarla y desde ese momento actuó con mayor decisión para brindar apoyo espiritual a los jugadores compulsivos. "La ludopatía no es sólo una cuestión de juego, éste despierta algo especial porque se considera dentro de las enfermedades emotivas ya que genera un desequilibrio emocional", explicó en diálogo con ElDía.Para el religioso, el juego "te quita libertad y te cambia el estilo de vida" por "el desorden que provoca en las emociones". "Muchos de los ludópatas que buscan contención dicen que se quieren recuperar y hasta toman medicación, pero cuentan que cuando quieren acordar están delante de una maquinita", relató y agregó que ahí es cuando "pierden la libertad, porque al tomar conciencia de lo que hacen, están ahí" frente al vicio.Insistió en que el juego "provoca un replanteo de la vida, porque a veces el ludópata actúa de manera que nadie se da cuenta hasta que empiezan a llegar las cuentas, cuando esa persona baja su rendimiento en el trabajo y hasta lo pierden en algunos casos"- ¿Qué contención brinda la iglesia en estos casos?- Tenemos dos patas dentro de la iglesia. A nivel organizativo hay un equipo de pastoral de adicciones que está abocado fundamentalmente al tema droga, que está dentro de la Pastoral Social que tiene un equipo nacional. Lo que podemos hacer desde la iglesia católica, como de las otras religiones, es trabajar esa parte, ponerle un rostro a esa parte que en el sistema de recuperación es el trascendente que son los grupos. Hay charlas espirituales con la persona y se trabaja mucho en el perdón, porque lo importante es que el jugador reconozca que lo que ha hecho está mal, pero que no lo reconozca para los demás sino para sí mismo. Lo mejor es perdonarse a sí mismo. Se trabaja mucho desde ese tema. Se impulsa la integración y la participación en la comunidad con diferentes actividades.- ¿Cuál es el indicio para saber cuándo una persona se volvió adicta al juego?- El desequilibrio de la economía familiar y la mentira, son dos signos importantes. El juego empieza como una salvación y termina destruyendo a la persona y a quienes lo rodean.Dicen que en las colas del Casino se observan muchas empleadas domésticas, jubilados y hasta personas que cobran planes sociales; eso habla de una sociedad con problemas y no tenemos soluciones suficientes para eso. "Hay miles de formas de jugar, el problema no debe centrarse sólo en los tragamonedas" La presidente del bloque de concejales del Frente para la Victoria, Amalia Peroni, planteó la postura del oficialismo respecto a la problemática del avance del juego y sus consecuencias.Al respecto aseguró: "El Estado es una parte importante y tiene acciones y herramientas para trabajar sobre el tema, aplicando políticas en cuanto a esta adicción, entonces creemos que una intervención fundamental desde el Estado, es la prevención y la información a la gente". ¿Desde qué área emitir esa información?-A través de salud, medios de comunicación, programas de salud. Así como hay prevención en cuanto a adicciones, drogadicción, con campañas publicitarias, con programas específicos. Hoy en día funciona el CESAMA (Centro de Salud Mental y Adicciones) donde se han tratado casos de ludopatía y donde se llevan distintos niveles de intervención en cuanto a las adicciones. Es fundamental en cualquier adicción la aceptación del problema. ¿Ese espacio es para la prevención?-Prevención y atención. También se hacen campañas; charlando con la gente de salud. La provincia, por ejemplo, también implementó un registro de autoexclusión. Eso se podría hacer a nivel nacional, por ejemplo. Podría haber un registro nacional donde uno se anote y te autoexcluyas de jugar en todas las salas. Otra cuestión también que se podría implementar es que así como en el cigarrillo dice "el fumar es perjudicial para la salud" podría haber cartelería en los casinos". ¿Se deberían regular los horarios de ingreso a las salas de juego?-Hay un proyecto presentado por la oposición que tiene que ver con esto. Hay que tener en cuenta que la ludopatía no es excluyente ni exclusiva de de las salas de juegos. Hoy en día hay un sinnúmero de formas de jugar juegos de azar desde Internet, hasta la quiniela y las loterías. Tenemos que ver que el problema no se ciñe exclusivamente a esta determinada forma de juegos.En este sentido hay que interpretar que el juego puede convertirse en adicción, pero uno tiene que custodiar el derecho de aquel individuo que utiliza el juego como entretenimiento y diversión; porque no todos los que van a jugar, son adictos; sino pasaría lo mismo con la lotería y el alcohol, y no vamos a prohibir la venta en todos los lugares. Sin llegar al cierre del lugar, ¿Estarían de acuerdo con la regulación de horarios?-Eso no lo hemos debatido todavía en el seno del bloque, pero uno entiende que los horarios que hay en Gualeguaychú, pasa en todo el país. Y también hay que tener en cuenta que las agencias de quiniela hacen horario de comercio y están desde las 8 de la mañana abiertas. Sería muy mezquino si hacemos un análisis, limitar el tema de las salas de juegos. Entiendo que necesitamos políticas más a largo plazo. Sobre la posibilidad de nuevas salas ¿Han hablado en el bloque?-No. Hay una intervención que por ahí escapa a nosotros que tiene que ver con la Provincia. El Ejecutivo en su momento demostró su postura porque en la oportunidad que se quiso instalar una sala de juegos se denegó la apertura. No hemos debatido ese tema porque no es un tema que esté en carpeta. No hay nada concreto sobre proyectos de este estilo, así que es preferible no preocupar a la comunidad. La sensación de alivio irrefrenable de jugar La médica psiquiatra, Luisa Schmitd, es la jefa del Servicio de Salud mental del Hospital Centenario desde hace 12 años, aunque su trabajo en el nosocomio arranca en 1997, también dentro de la misma área.Su opinión al respecto de este tema es coincidente con todas las voces que se han escuchado, "a mayor oferta, mayor demanda, con un casino es más que suficiente". Sencillo y directa fue la opinión de Schmitd con la intención de que más salas de juego se instalen en Gualeguaychú.El ejemplo más cercano que hay es lo que ocurre en Capital Federal, donde "primero se abrió un Casino flotante y después, al ver los resultados, se instalaron tres o cuatro más. Después se agregaron los bingos que están por todos lados y las salas tragamonedas que pusieron en el hipódromo de Palermo"."La ludopatía va creciendo cada vez más, la adicción al juego aumenta, esto está comprobado estadísticamente. Hace 10 años atrás, la media de consulta en jugadores anónimos era de jóvenes de entre 20 y 25 años, hoy ya hay chicos de 18 y 20 años", señaló Schmitd y agregó que cada vez hay más mujeres que sufren de esta enfermedad."Por ahí hay una diferencia con el hombre que noctámbulo y las mujeres son más diurnas. Más de la tarde o de la tardecita. Mujeres solas, grandes jubiladas, separadas, que tienen mucha más inclinación por las tragamonedas que por los juegos de mesa", informó la psiquiatra."Los límites son muy sutiles y muy fáciles de franquear. Una cosa es el jugador social que llega a una ciudad y va al casino para conocer, como por ejemplo Gualeguaychú, donde tenemos un casino temático, uno va, conoce, juega unas fichas. Otro caso es el del jugador que tiene todo organizado, una forma de sistema matemático sobre cómo se juega. Por último está el jugador al cual nosotros apuntamos, el ludópata, el que tiene un trastorno del impulso, que ya no le importa lo que pone en juego para jugar, porque la consigna no es ganar, la consigna es jugar", explicó la médica.El ludópata no va a ganar sino que va a jugar, "de hecho cuando gana no se retira, no es que va a ganar porque el que gana se retira ganando, en cambio el ludópata sigue jugando. Esto va de la mano de otras adicciones como el tabaquismo, alcoholismo, y todo lo demás que genera una debacle económica, lo que trae aparejado el alto nivel de suicidios que tienen por los compromisos económicos que no pueden subsanar con prestamistas, pagarés y demás"."Es una enfermedad invisible porque no hay una sustancia tóxica, por lo cual el trastorno es de la conducta. En esta enfermedad cuando aparece la señal de alerta es dentro del entorno familiar por los descalabros económicos. Al principio el ludópata divide el dinero, una parte para la familia y el sobrante para el casino pero llega un momento que eso no se puede manejar, entonces las cuentas no se pagan, aparecen los prestamistas, y cuando estamos en esa etapa ya estamos en la etapa de enfermedad", sentenció.Hablamos de una enfermedad que está a la altura de una drogadicción o un alcoholismo, "es un trastorno de los impulsos igual al de un adicto a la cocaína o un alcohólico. Los grupos de los jugadores anónimos se basan en las mismas reglas: "Hoy no jugué, mañana no se". "Hoy no tomé, mañana no se"."Jugar es un elemento de placer, el riesgo, el vértigo es placentero y si llegan a Salud Mental es por las consecuencias. Es decir, los intentos de suicidios frustrados. Llegan los familiares a consultar porque al descubrir esto comienzan las preguntas: qué podemos hacer y a donde dirigirnos", manifestó.Schmitd también advirtió sobre un suceso que se está viendo mucho últimamente y es la ludopatía que se adquiere por los juegos de azar on-line, "hay portales muy tramposos que primero te permiten jugar gratis hasta que te enganchás y después te viene la cuentita de la tarjeta y por estos casos tengo muchas pacientes mujeres".Hay que aclarar que esta enfermedad no respeta clases sociales y en Gualeguaychú se visualiza un fenómeno, que para Schmitd, no se ve en otras ciudades, "muchas personas que cobran algún tipo de subsidio por parte del Estado lo juegan en el casino".Con respecto a la recuperación del ludópata, Schmitd cree fervientemente que "el grupo es fundamental". "Uno puede hacer tratamientos de meditación, psicoterapia pero si no tiene el grupo de pares de contención no funcionan ningún tratamiento", mencionó.
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