MÁXIMO REFERENTE DEL ARBITRAJE LOCAL
El deporte llora la partida del árbitro y dirigente deportivo "Pochi" Dunnat
El lunes amaneció con la noticia del fallecimiento del ex árbitro y dirigente deportivo César Ernesto Dunnat, quien marcó una época en el referato local y provincial. Se fue una persona de bien que marcó un antes y un después en el arbitraje. El mundo del deporte lo despide con el cariño que supo ganarse en la cancha y fuera de la misma.
Sin dudas, “Pochi”, fue el máximo referente del arbitraje local y está en el podio de los mejores en la provincia. Alto de buena contextura física, pasaba el metro noventa, imponía presencia. No dudaba a la hora de sacar las tarjetas en partidos de “hacha y tiza”. Cabe destacar que dirigió a jugadores, a hombres que jugaban al límite y un poco más del reglamento, en tiempos en que la A y la B compartían un mismo escenario. Formó parte de las ternas que cobraron en partidos decisivos. La mayoría de las veces como juez principal. Pese a ser un referí corpulento seguía de cerca las jugadas, en un fútbol en el que jugaba más de lo que se corría. Debe señalarse que como árbitro jamás dirigió a Sporting. También fue convocado en reiteradas ocasiones para dirigir en los recordados torneos de selecciones que convocaban a multitudes. Es así que impartió justicia a seleccionados de distintos puntos de la provincia en canchas bravas como las de Concepción del Uruguay, Paraná, Gualeguay, Liga Zona del Caseros, Colón y Concordia, entre otras. Supo ganarse el respeto de los jugadores y de las hinchadas, que también difieren, y mucho, de las de los últimos tiempos. A todos sus atributos, los acompañaba con un estilo verbal muy particular a la hora de dialogar con el futbolista, sin faltarles nunca el respeto, pero haciéndoles saber que él todo lo veía dentro de la cancha y que si algo permitía al límite del reglamento, era porque quería y no porque el futbolista era más “vivo” que él. Durante tres décadas, elevó la vara del arbitraje de Gualeguaychú, junto a otros grandes, como Juan “Carancho” Bran, Irineo “Tata” Álvarez, Carlos “Mate” Duré y Ligio Bossio, entre otros, a tal punto que otras ligas lo solicitaban expresamente para controlar las finales de sus torneos. Su escuela fue aprovechada por varios de sus alumnos, que también alcanzaron notoriedad siguiendo sus pasos, como Carlos Adán Carrizo y Flavio Ariel Reynoso, los primeros árbitros nacionales que tuvo la Liga Departamental. Cuando se retiró, también dedicó parte de su vida a Sporting, club al cual presidió en varias ocasiones y del cual era simpatizante, además de acompañar con su esposa Marta los pasos de su hijo Carlos como basquetbolista en Racing Club. Trabajó muchos años en el molino, también lo hizo como verdulero y cobrador. Se lo recuerda como un hombre amable, el que nunca cuestionó las pocas críticas que le pudo haber efectuado el periodismo en las tres décadas en las que dirigió. Es más, siempre estuvo abierto a aclarar cualquier duda que pudo haber generado una acción de juego.
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