El desafío artístico de derribar mitos

Lejos del prejuicio generalizado, las materias y escuelas relacionadas con el arte, estimulan la creatividad, fomentan la tolerancia, el trabajo en equipo y mejoran la autoestima. Por Florencia Carbone (*) Detrás del gran paredón de prejuicios que la rodea, la educación artística exhibe sin tapujos todos sus beneficios que van desde aspectos académicos a cuestiones de la personalidad y la vida en sociedad.Según los expertos, el uso adecuado de lo que muchas veces se perciben como "materias de relleno" (Música y Plástica, por caso) y de aquellas escuelas con orientaciones artísticas, incrementan la creatividad, flexibilizan el pensamiento para interpretar la realidad, fomentan la tolerancia, el trabajo en equipo y mejoran la autoestima.Karina Battat es una "emprendedora educativa para el arte". Luego de 10 años de investigar sobre diferentes aspectos de la educación -como la lectoescritura y la motricidad- actualmente dirige Con Tu Arte (www.contuarte.com.ar).Mientras confiesa que finalmente logró combinar dos de sus pasiones: la docencia y el arte, destaca que se trata de un recurso ideal para lograr que los chicos desarrollen y formen su personalidad."Es un proceso en el que de modo permanente hay ensayo-error, se construye y se recrea. Es importante trabajar sobre la seguridad: todos podemos y tenemos la capacidad para desarrollar arte. Un ser humano formado de ese modo consigue una evolución en todas las áreas", dice.Yamila Aguilar es pastelera; su marido, cocinero. Su hija Paloma (13 años), va a una escuela de Bellas Artes de gestión estatal -Lola Mora, en el barrio porteño de Lugano-¿Por qué eligieron este tipo de educación para su hija?, preguntamos. Yamila responde que Paloma siempre tuvo en claro lo que quería. "Desde chiquita mostró mucho interés por el arte en general. Forma parte de la Orquesta de niños de la Ciudad de Buenos Aires. Cuando tenía 2 años y medio decía que quería tocar el violín, pero a la orquesta recién podía entrar a los 9", relata entre risas. De todos modos, a los 7, como excepción, sus cualidades le abrieron las puertas y hoy su clarinete suena en la orquesta."Es cierto, la primera reacción cuando contás que va a una escuela artística es que te miran como diciendo: ¡Estás loca!". Hay mucho prejuicio, aún en el entorno cercano. Lo primero que te preguntan es qué va a estudiar después. Es una orientación que no se toma muy en serio, mucha gente tiene la impresión de que se trata de una escuela desorganizada y la verdad es que es todo lo contrario, se trabaja mucho la responsabilidad individual, hay mucha contención y un respeto enorme en el colegio"."El Lola Mora", como lo llaman los chicos, otorga los títulos de Bachiller y de Realizador en Artes Visuales, que requiere doble escolaridad y la realización de un curso de iniciación que comienza en paralelo al 5° grado del nivel primario. Toda la formación dura 7 años. La Formación Intensiva Básica, con una duración de 2 años, otorga el título de Realizador en Artes Visuales y habilita el ingreso al Profesorado Especializado en Artes Visuales."Ahí brota el arte por todos lados, desde los grafitis en las paredes del patio hasta el hecho de que para sostener una puerta hay una escultura. Todo tiene arte y está hecho con arte. Se dictan talleres de teatro, música, canto y expresión corporal. El arte abre la cabeza desde otro lugar. Como padres valoramos la libertad que hay para expresarse", agrega Yamila.Cuando se le pregunta por la elección de la escuela, Paloma Montes Aguilar (que el 8 de agosto cumplirá 14 años), contesta sin dudar: "Me gusta tener contacto a diario con el arte y ahí lo ves desde los pasillos hasta en Matemática, como cuando ves el tema de las proporciones, por ejemplo".Battat agrega que una de las claves es que el docente "tiene que saber qué ofrecerle a un chico e ir recreando a medida que ve lo que hace cada uno. Hacen falta docentes entrenados en educación para el arte, pero también es fundamental que tanto los padres como la escuela le den valor al papel de la educación artística. Muchas veces se piensa que un maestro creativo es aquel que está cambiando todo el tiempo de actividades -de trabajar con óleo al acrílico, por caso-, pero la creatividad y el proceso de una técnica se busca con experiencia. Para que una actividad pueda ser creativa primero hay que conocerla".Como parte de la difusión de esos conceptos, Battat realiza capacitación de docentes mediante la visita a escuelas, y otras actividades como días de familia con el arte, talleres con padres y abuelos.Hay consenso respecto de que a través de las diferentes modalidades artísticas, los chicos son capaces de desarrollar la imaginación, la expresión, la creatividad, el sentido del ritmo y del espacio, la memoria táctil, visual y auditiva, reforzar su seguridad y autonomía, incrementar su capacidad de concentración y de trabajo en equipo por medio de la cooperación con otros.Queda la sensación de que el principal desafío de la educación artística pasa hoy por derribar mitos y preconceptos. La versión italiana Mafalda Trotta es una arquitecta italiana de 44 años que desde hace 10, vive en la Argentina. Dicta arte en una escuela italiana en Buenos Aires y explicó el "enfoque especialmente diferente" que tienen en su país respecto de la enseñanza de la materia."Hay un abordaje principalmente teórico", comenta antes de recordar que su país concentra el 70% del patrimonio artístico mundial y que eso sólo eso ya es un factor diferencial. "¿Cómo no inculcar amor y pasión por el arte con ese dato?", se pregunta sonriendo."La idea principal es que los chicos puedan valorar el arte y su estudio. Se alternan las experiencias personales pero sustentadas en el conocimiento. Se busca incentivar el desarrollo de criterios críticos propios. Se estudian por ejemplo 2 o 3 obras de un autor con la idea de que en el futuro, esos conocimientos les permitan "leer" la obra de otros creadores. Frente a una corriente más experimental como puede ser la norteamericana, la postura europea plantea que primero hay que estudiar lo que otros hicieron antes, apreciarlo y valorarlo para luego experimentar, con un poco de humildad".Trotta se muestra convencida de que "hay que entender el lenguaje anterior para desarrollar algo nuevo", y que estudiar arte permite "tener una visión global, desde arriba sin perderse en problemas particulares".Estudiar arte equivale a abrir la cabeza y adquirir una sensibilidad que va mucho más allá de la materia en sí misma, agrega. Admite que también en su país existen preconceptos respecto de que en las escuelas artísticas (en Italia hay un secundario dedicado al arte: Liceo artístico) se estudia menos, "pero el oficio artístico es tanto o más complejo que cualquier otro", advierte.Como al pasar recuerda una anécdota que involucra a ex alumnos argentinos que tuvieron la oportunidad de viajar a Europa. "Cuando volvieron me contaron cómo se emocionaron frente a la estatua de uno de los artistas que habíamos estudiado. Es en esos momentos donde sentís que el trabajo está hecho", concluyó.*Publicada en revista Convivimos, de Tarjeta Naranja
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