El día en que la Tierra dijo ¡Basta!
Todo tiene un límite. La Tierra también. Buena parte de la humanidad ha ido despertando de la falsa ilusión de vivir en un Planeta ilimitado, inagotable en sus recursos, que se banca cualquier trato.Monseñor Jorge Eduardo LozanoLa mala implementación de avances científico-tecnológicos sin regulación ética de ningún tipo, en algunos aspectos implicó un retroceso que provocó la desaparición de varias especies, siendo esto un hecho irreparable.La avaricia o el deseo de máximas ganancias sin medir consecuencias ha promovido el desplazamiento de comunidades de pueblos originarios de su propio terruño. En algunos casos con artilugios jurídicos por títulos de propiedad que no estaban en regla; y en otros con violencia y muerte, a punta de rifle empuñados por matones a sueldo. La Tierra llora por la injusticia de la que son víctima sus hijos más pobres.Un creciente consumismo depredador malgasta, derrocha, pisotea de modo insaciable lo que es de todos, acaparándolo para unos pocos. Se acumula de modo irresponsable basura y desperdicios no degradables. Carcasas de computadoras, celulares en desuso, pilas y baterías, aceites, bolsas y otros recipientes de plástico... estarán por siglos bajo tierra. Y aunque los hayamos tapado, seguirán inoculando sustancias nocivas para todos. Talar bosque nativo, contaminar aguas, realizar actividades que llevan a desertificación de suelos, hacer el aire irrespirable, no es tratar bien nuestra casa. La Tierra llora por el maltrato de sus hijos.Mucho tenemos que aprender de quienes tienen una sensibilidad más desarrollada y son capaces de ver más allá de las cosas.Los pueblos originarios, las religiones, ven en el Planeta a la Madre Tierra.Ella cuida, alimenta, congrega a la familia humana. Acoge en su regazo y nos ayuda a dar gracias a Dios, su creador. Dios creó todo por amor, y también a nosotros a su imagen y semejanza. San Benito, San Francisco y tantos otros nos enseñan a buscar la paz y la alegría en comunión con el universo entero.El Papa Benedicto XVI varias veces ha dicho que la humanidad necesita realizar una Alianza con la naturaleza. No un simple pacto de no-agresión, sino un diálogo que lleve a cuidar lo que es de todos."Unidos por naturaleza" reza el lema de la marcha ambiental del próximo Domingo en Gualeguaychú. Y es así. Estamos unidos en una misma casa, en un mismo suelo. Tenemos una naturaleza humana que también nos une con el pasado, el presente y el futuro. Nuestro estilo de vida hoy debe estar regido por los principios de la solidaridad con los pobres y la justicia intergeneracional.Buena parte de los derechos humanos están ligados a la Tierra. Los derechos a la alimentación, al agua, al aire puro, a la vivienda, a la paz social.Lo que es común para todos no puede ser apropiado por algunos invocando como justificación el "yo llegué primero", y menos aún la ley del más fuerte.Este domingo 22 de abril es el Día Mundial de la Tierra. Pensemos que al morir, nos bastará con un poco de tierra. No más. Ella nos abrazará en su regazo y nos recibirá con ternura. Tratémosla como Dios manda.* Obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social
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