ROBO EN UN ALMACÉN RURAL
El drama en primera persona: Armando y Mirta contaron su noche de terror tras ser asaltados por tres personas
Armando Korell y Mirta Sack, víctimas de un asalto a mano armada en la noche del martes en la cocina de su vivienda, ubicada a unos 30 kilómetros de Gualeguaychú a la vera de la ruta 20, hablaron de la situación extrema que les tocó vivir. “Querían plata, plata, plata… solo les interesaba el dinero”, dijeron luego del difícil momento que vivieron.
Por Fabián Miró
Armando y Mira recibieron a AHORA ElDia en el mismo almacén de campo lindero a su casa, donde fueron asaltados. Los tres delincuentes se llevaron una importante suma de dinero, vaciaron la heladera del comercio, arrasaron con todos los chocolates, cartones de cigarrillos y otros artículos. Además revolvieron la casa y se llevaron alhajas, anillos y una escopeta que perteneciera al padre de Mirta.
Los delincuentes, por cómo se movieron, habrían estudiado los movimientos de la familia para actuar en consecuencia. Poco después de que el comercio cerrara, aproximadamente a las 21.15, ingresaron por la parte trasera de la vivienda que da a la cocina, sorprendiendo al matrimonio en el lugar.
Mirta contó que “entraron y lo primero que me dijeron fue ‘sacate el anillo’ y me tiraron al piso. Si bien no utilizaron una violencia inusitada, tampoco fueron suaves”. Armando recordó que “a mí me encañonaron dos o tres veces porque querían plata, plata, plata. Todo lo que le interesaba era el dinero. La plata, y después se llevaron un montón de mercadería, como cartones enteros de cigarrillos, chocolates, fiambres, quesos, factura de cerdo que teníamos en la heladera y en la despensa. Cada vez que vamos moviendo y haciendo un inventario faltan más cosas”.
Al respecto, Mirta detalló que “hoy noté que faltan casi todas las alhajas que tenía. Cadenitas y otras cosas que los chicos me habían regalado. Hay dos cajitas que están vacías. Ellos me preguntaron si tenía alhajas cuando me sacaron el anillo, le dije que revolveiran todo pero que me dejaran sana y salva”.
Korell contó que lleva 40 años en el lugar: “desde que nos casamos estamos acá y nunca pasamos por una situación extrema como esta. Yo hice unas rejas hace unos años que terminaron en el chiquero de los chanchos porque no tenía sentido colocarlas en la casa, si esto era la tranquilidad absoluta. Ahora, con lo que pasó, voy a hacer unas nuevas y colocarlas en la casa, otra no me queda”.
Armando y Mirta detallaron que “tenemos una perra que es sumamente guardiana, pero ni siquiera ladró, por lo que estimamos que le dieron algo que neutralizó al animal. Ella dormía delante del negocio y yo pienso que algo le dieron. Ni siquiera toreó. Nosotros no escuchamos nada de nada cuando llegaron estos sujetos”.
Mirta recordó que “estábamos en la cocina conversando como lo hacemos habitualmente. En mi caso estaba haciendo unos pancitos con chicharrones para hacer tiempo. Armando se quedó conmigo y en eso, abren la puerta que da al patio y entraron tres personas encapuchadas y con armas en la mano. Nos dijeron que nos tirásemos al suelo, pero Armando se rehusó en un primer momento. Luego lo obligaron. Nos ataron las manos a la espalda con alambre de fardo y a mí me tiraron un mantel arriba que me quitó un poco de aire”.
Detallaron que “no fueron muchos minutos los que estuvieron, pero para nosotros resultó una eternidad”. Armando remarcó que buscaban desesperados plata, expresando que “me tiró al suelo de vuelta porque quería más plata, cuando ya había juntado todo. Le digo, ‘¿qué juntaste?, Ya no hay más plata, vos tenés que tener. ¿Dólar? Qué dólar, ni lo conozco”.
Armando en la mañana del viernes tuvo una especie de crisis, una mezcla de bronca y sensación de impunidad por haber perdido la tranquilidad de más de 40 años en los que salía al fondo de su casa a tomar un poco de fresco, a vivir con ventanas sin rejas. Desde la maldita noche del martes todo cambió. La próxima tarea es enrejar la casa, para que la gente decente viva detrás de barrotes y la delincuencia siga asolando a quienes trabajan de sol a sol.
Mirta comentó que “siempre salía sola de noche al patio, pero ahora tengo miedo, y lo que por décadas fue algo normal, natural, ya no lo es. Perdimos la tranquilidad y eso no tiene precio porque perdimos un estilo de vida”.
Armando cerró preguntándose “qué va a pasar con estos atorrantes si los agarran, cuando mucho estarán algunos días demorados y después afuera. Algo tiene que cambiar porque así no se puede seguir”.