
El grupo de padres que perdieron hijos por diferentes accidentes plantaron ayer de mañana en un sector del Cementerio once especies de árboles autóctonos. Junto a ellos estuvieron el guardafaunas Alfredo Casella, el presbítero Gregorio Nadal y el Administrador del servicio Hugo Lezcano.Momentos de plena emotividad se vivieron en el sector verde donde se plantaron Molle, Higuerones, Viraró, Arrayán (medicinal) y Laurel de Río."Estamos aquí en el Cementerio, que quiere decir dormitorio, donde descansan nuestros familiares y afectos; no es una necrópolis, porque no es un lugar de muertos, sus hijos no están muertos", sostuvo Nadal en sus palabras a los padres en un silenció que se mezcló con el canto de los pájaros (caserita y cardenal colorado)"No es una locura: sus hijos siguen vivos, si creemos en la palabra de Jesús cuando dijo el que crea en mí aunque muera vivirá", recordó el hombre de fe y afirmó que Jesús "prometió la vida después de la muerte y lo cumple; a los muertos no le decimos hasta siempre le decimos hasta pronto. Ellos nos esperan en el Cielo, un lugar de paz y sin sufrimientos", indicó.Luego de rezar el padre Nuestro y la lectura de una carta a los hijos, los padres iniciaron la plantación de los plantines colocando una botella con el nombre del hijo junto al ejemplar.