DESAFÍOS DEL JOCKEY CLUB GUALEGUAYCHÚ
El Hipódromo lucha por mantener su personal y el edificio que lleva décadas sin obras
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El presidente del Hipódromo de Gualeguaychú, Jonathan Burruchaga, dialogó con Ahora ElDía sobre el complejo proceso de recuperación institucional y económica que atraviesa el club.
El Hipódromo de Gualeguaychú es una institución fundada oficialmente en 1888, lo cual lo posiciona como el segundo más antiguo de nuestro país. Sin embargo, actualmente atraviesa un tiempo de reconstrucción. Acefalía institucional, juicios laborales, embargos y deudas acumuladas: esa era la situación del Jockey Club cuando asumió la actual comisión directiva.
Al día de hoy, todavía intenta recuperar su estabilidad y volver a ponerse en marcha. Al frente de ese proceso está Jonathan Burruchaga, quien asumió la presidencia a principios de 2023 junto a un grupo de dirigentes que se presentaron como lista única, en un contexto de abandono y desinterés generalizado.
“Cuando asumimos, el club estaba prácticamente acéfalo, sin comisiones en función, con juicios firmes y empleados con meses de sueldo atrasados. Había deudas históricas con la obra social de los empleados desde el año 2013, más juicios laborales que databan de hace más de una década. Fue empezar desde cero”, resumió Burruchaga.
En el corto lapso de gestión, la nueva comisión logró recuperar la personería jurídica, un paso clave que, según su presidente, “abre la posibilidad de gestionar subsidios, convenios y apoyo estatal, además de darle formalidad a todas las decisiones administrativas”. Ese avance, sin embargo, vino acompañado de una ardua tarea de saneamiento económico. “Pagamos dos juicios en proceso y afrontamos otros dos con sentencia firme del año 2020. En total, fueron siete juicios. En algunos casos tuvimos que vender activos del club, como una ambulancia, para evitar que se ejecutara parte del terreno, que llegaba hasta la mitad de la pista principal. Si eso ocurría, significaba el cierre definitivo del Jockey Club”, contó.
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A la par de las deudas judiciales, la institución enfrentaba una situación crítica en cuanto a lo laboral. “Cuando llegamos, había sueldos atrasados, paritarias sin consensuar y una relación muy difícil con el gremio. Nosotros dependemos exclusivamente de lo que se recauda en apuestas y de los aranceles de los boxes en la villa hípica, pero las paritarias nos golpean muy fuerte, cuando nuestros ingresos no crecieron en la misma proporción. Es muy difícil sostenerlo”, explicó.
Burruchaga cuestionó la falta de acompañamiento sindical hacia la actividad del interior: “El gremio no nos da espacio en las mesas de negociación, no contemplan la realidad de los clubes que generamos empleo genuino. En Entre Ríos, el único Jockey Club que registra empleados y paga cargas sociales es el de Gualeguaychú. Los demás, si tienen personal, lo tienen en negro. Y aun así, nosotros somos los que tenemos que cumplir con paritarias desmedidas que no fueron acordadas con las partes”.
El club cuenta actualmente con unos 40 empleados estables, más un grupo de jornaleros que trabajan durante las jornadas de carreras, lo que eleva a unas 70 personas el total de trabajadores los días de actividad. Pero el impacto de la institución va mucho más allá: “Entre empleados, profesionales, proveedores, veterinarios, transportistas, y toda la cadena que se mueve alrededor del turf, el Jockey Club genera directa o indirectamente cientos de puestos de trabajo. Es una actividad que sostiene muchas familias”, subrayó el presidente.
La nueva conducción se encontró con un panorama complicado también en lo edilicio. “El lugar estaba deplorable. Paredes caídas, vehículos sin mantenimiento, maquinaria fuera de servicio, y una villa hípica colapsada por los residuos de los caballos. Hoy eso está controlado, trabajamos con el municipio en la limpieza y refuncionalización de los espacios. Se pusieron en marcha los tractores, se arregló el camión volcador y se recuperaron sectores que estaban inutilizados desde hacía años”, detalló.
Entre las urgencias, una de las más preocupantes es el paredón perimetral que da sobre calle Asisclo Méndez, que se encuentra en un avanzado estado de deterioro y amenaza con venirse abajo. “El paredón se está cayendo, es una obra grande que no podemos afrontar solos. Ya hicimos los pedidos al municipio y acordamos trabajar en conjunto”, señala Burruchaga. La reconstrucción de ese muro, y el de calle Constitución, es parte de un plan más amplio de recuperación de la infraestructura.
El proceso de reconstrucción incluye también el intento de reabrir el club a la comunidad. “Queremos que la gente vuelva al hipódromo. Recuperamos el salón vidriado, que estaba totalmente destruido, y lo refaccionamos para recibir hasta 400 personas. Lo estamos habilitando para que se pueda usar para eventos y reuniones sociales. La idea es que el club vuelva a ser un espacio activo y abierto, no solo para el turf”, señaló Burruchaga.
En esa línea, la institución busca retomar vínculos con el municipio y con la provincia. “El Jockey Club es patrimonio histórico provincial, y necesitamos apoyo para mantenerlo. Es un lugar enorme, con tribunas que datan de décadas atrás y que requieren mantenimiento constante. Hemos tenido reuniones con el municipio, y queremos llegar al gobernador para plantear la importancia de conservar este espacio, que también forma parte del patrimonio urbano de la ciudad”, sostuvo el presidente.
Uno de los desafíos actuales es enfrentar la competencia desleal del juego online ilegal y de los clubes hípicos no oficiales. “Nos perjudica muchísimo la proliferación de aplicaciones de apuestas en carreras que funcionan fuera de todo marco legal. No generan empleo, no pagan impuestos ni aportes, y le quitan recaudación al club. Estamos trabajando con asesores para presentar denuncias y defender nuestros ingresos genuinos”, advirtió.
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A pesar de todas las dificultades, Burruchaga se mostró optimista. “Hemos crecido en recaudación más de un 1000% desde que asumimos, pero el contexto económico nacional y las paritarias nos dejan sin aire. Es como avanzar un paso y retroceder dos. Aun así, seguimos ordenando, regularizando, y dándole vida al club”, afirmó.
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La nueva comisión directiva, renovada nuevamente en marzo de este año (otra vez como lista única), continúa con el objetivo de estabilizar la institución y proyectar su crecimiento. “Esto no deja de ser una empresa. Lo tomamos así, con la responsabilidad que implica sostener los puestos de trabajo y ordenar las cuentas. Venimos de muchos años de mala administración, de directivos que no supieron frenar el deterioro ni cuidar el patrimonio. Desde la década de 1970 hacia adelante, no ha habido una mejora en el club. Se han desprendido de bienes y no se ha invertido para generar nuevos ingresos. Se perdieron más de ochenta lotes y hasta la sede social, que estaba en Rivadavia y Seguí. Nosotros queremos revertir esa historia”, declaró Jonathan.
Con la mira puesta en el futuro, el presidente del Jockey Club confía en que los avances puedan consolidarse. “Estamos mucho mejor, pero todavía cuesta mucho. Recuperamos la personería, ordenamos las cuentas, mejoramos el predio, pero la mochila de las deudas y los aumentos nos sigue pesando. Queremos que la sociedad sepa lo que estamos haciendo y que se acerque. El hipódromo no es solo turf, es parte de la historia y del trabajo de Gualeguaychú”, concluyó Burruchaga.