El hombre baleado en el rostro todavía no fue operado y sigue crítico
Desde el 26 de julio está internado en la sala de Terapia Intensiva del Hospital San Martín en Paraná. Continúa en coma farmacológico y conectado a asistencia respiratoria. Su estado es de gravedad. Los médicos decidieron esperar para iniciar las cirugías reconstructivas.La salud del hombre de 57 años, que una semana atrás se disparó en el rostro con una escopeta 12 mm cuando la Policía se presentó en la estancia La Mimosa de Costa Uruguay Sur para detenerlo por un caso de violencia de género, pende de un hilo.Tras realizarle una primera intervención en el Hospital Centenario y posteriormente diferentes estudios en la Clínica Médica San Lucas, el lunes por la noche regresó al nosocomio y al otro día se lo trasladó al Hospital San Martín en Paraná para que en ese lugar se le practicaran las cirugías reconstructivas de rostro.Desde su primera internación, la salud del hombre no ha cambiado en nada. Se lo mantiene completamente sedado, con un traqueotomo donde tiene conectado el respirador, porque los perdigones del escopetazo le destruyeron el sistema respiratorio del rostro.En diálogo con ElDía, el director del Hospital San Martín, Eduardo Elías, confirmó que solo se le realizó una 'toilette', es decir una limpieza para acomodar los tejidos y evitar una infección bacteriana, y que se encuentra hemodinámicamente estable.Según informó, todavía no se le ha practicado ninguna intervención reconstructiva porque los médicos cirujanos y plásticos prefieren esperar a que "granule" el tejido para luego hacer la reparación. Además aseguró que no deberá afrontar una sola operación, sino que serán varias micro y macro cirugías, "desde lo fino a lo grueso".El hombre era encargado de la estancia La Mimosa, en Costa Uruguay Sur. El sábado 23 por la tarde llegó la Policía con una orden de detención y allanamiento para la vivienda que compartía con su familia, por una denuncia de violencia de género que había realizado su pareja un día antes, con la que tiene una hija en común.Cuando los uniformados, acompañados del delegado judicial, le informaron sobre el procedimiento al hombre, les solicitó permiso para estacionar su vehículo dentro de un galpón. El sujeto no se había mostrado reacio hasta ese momento, e incluso estaba predispuesto a acompañar a los policías, por lo cual nadie se imaginó cuál sería el desenlace. En un descuido de los efectivos, se disparó con una escopeta 12 mm y sufrió estallido de macizo facial. Los perdigones de plomo ingresaron por el mentón en manera ascendente, destruyendo los huesos del maxilar inferior.
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