El mazo entreverado
La protesta agraria de estos días en Entre Ríos puso en evidencia que muchos funcionarios y políticos no entienden el fondo del problema y agotan sus argumentos en cuestiones subjetivas y antiguos preconceptos, cuando no rencores. Mario Alarcón MuñizDesde la vieja idea de considerar millonario y privilegiado a todo el que tiene un pedazo de tierra, hasta la moderna convicción de que puede pagar lo que sea porque "anda en 4x4", pasando por imaginar al productor blandiendo un garrote destituyente y oligarca, el abanico argumental de la presión fiscal sobre el agro muestra una variada gama, reveladora de la desorientación del gobierno en esta materia. Lo observamos hace cuatro años a raíz de la trajinada resolución 125. Nada ha cambiado. Muchos propietarios están en condiciones de atender el nuevo impuesto inmobiliario, es cierto. Pero a la gran mayoría le resultará dificultoso hacerlo frente a aumentos que van desde el 150 al 600%.Los números hablanEsta semana se reveló que a un tambero del departamento Paraná que factura $ 31.000 por mes, único ingreso para vivir él y su familia, pagar salarios, sostener el tambo, alimentar el ganado y demás necesidades, le llegó una boleta por $ 36.000 anuales, sólo del inmobiliario, mientras su actividad -la de los pequeños tamberos- está en crisis. Es uno, pero según parece hay miles de casos en situación parecida. Hace 15 días, a raíz de haber comentado entonces en esta columna que es razonable un ajuste porque -según los funcionarios- el inmobiliario "no se actualiza desde 2004", un agricultor de Larroque me llamó para demostrar la inexactitud de esa afirmación.A su predio de 324 hectáreas que en 2001 estaba valuado en $ 126.000 pesos, le subió el avalúo en 2005 a $ 426.000; en 2009 a $ 548.000; en 2010 a $ 857.000 y así sucesivamente. Hoy está en $ 3,2 millón."Dicen que no hay actualización desde hace ocho años, entonces ¿esto qué es?", preguntaba sorprendido el chacarero que nació y se crió en el campo, trabajando toda la vida, entre madrugones, heladas, lluvias, sequías, soles bravos, buenos tiempos, cosechas grandes y chicas o ninguna, ganando y perdiendo, invirtiendo las ganancias en su tierra, en su provincia, en su país para mejorar y arreglándoselas como pudiera con las pérdidas, envejeciendo sobre el surco.Sin subsidios, porque los subsidiados son los grandes molinos. Y todo para que después un funcionario o un legislador desde el despacho alfombrado, con secretarias, televisión y aire acondicionado le espete que "es un oligarca, un ricachón que no quiere pagar y defiende a los grandes terratenientes ocultos detrás de la protesta".El diálogo perdidoAdemás de estas reacciones, desde el oficialismo se reprocha al sector agropecuario no respetar el acuerdo de 2009 acerca de la ley 8672 que establece el régimen de avalúos. La norma señala en su artículo 9° que los cálculos se establecerán sobre la evolución de precios del último quinquenio, no del último año como se ha hecho en esta oportunidad. Ya hay un error. O una mala interpretación. El gobierno, en plena protesta del lunes pasado, amagó un diálogo. Buena senda. Sin embargo, quedó en la intención. Para la tribuna. O para la gilada si se prefiere. La reunión se realizó, pero los funcionarios no aflojaron un tranco de pollo. Apenas lo que dijo el gobernador: una prórroga de dos semanas para pagar el impuesto.Jeques de la sojaDesde hace tiempo se observa una gran confusión respecto del campo. Quedó en evidencia en oportunidad del conflicto de 2008 y no se ha corregido, todo lo contrario. No se visualiza el problema de fondo. Y así nos va. Por algo en estos asuntos Brasil nos ha pasado como a poste en sólo 20 años y ni hablar de los últimos 10 años.En menor medida Uruguay también nos ha superado, sobre todo en carnes. Paraguay nos igualó y en cualquier momento nos deja atrás. La respuesta de nuestros oficialismos se sintetiza en un provocador pasacalles colocado el lunes frente a la casa de gobierno de Paraná (todavía está, nadie lo ha retirado) referido a "los jeques de la soja".Entreveran el mazo o no entienden de qué se trata. Nadie habla de los jeques de la minería, que extraen, contaminan, exportan y no pagan retenciones.Los jeques de la soja existen, desde luego. Pero no estaban allí, de boina, alpargatas y bombachas embarradas, ni piloteando un tractorcito modelo'60. Los jeques de la soja están más cerca del gobierno, aportan para campañas electorales, concentran capitales, exportan. Ni cosquillas les hace el impuesto inmobiliario.¿De qué se van a quejar si nunca estuvieron mejor? Es más, en este tiempo desde 2003 a la fecha descubrieron el negocio de los "pools" y se volvieron intocables. Más de lo que ya eran. (Les dicen "pools" y no me gusta el término inglés que significa pozo o fondo o colecta). Juntan plata de donde sea -algunos desde 5.000 dólares, otros desde 10.000 pesos-, prometen rentas de hasta el 60% (en 2010 el promedio fue de 38%, en 2011 de 25% y 2012 se presenta como el paraíso con la soja arriba de los 500 dólares), arriendan campos, siembran, cosechan y a cobrar. La enorme mayoría de los inversores sólo ha visto un yuyo en la maceta o un campo desde el avión.En cambio nuestra gente campera todavía está esperando. Unos un pedazo de tierra. Otros el reconocimiento de su digno trabajo. Es el mejor momento mundial para la producción agropecuaria. Nadie se explica por qué razón entreveran el mazo de esta manera, presentando como ricachones inútiles a quienes quieren trabajar y ganar bien, más o menos como funcionarios y legisladores.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios